Mensajes de texto y la transcripción de una llamada al 911 recientemente divulgados han arrojado nueva luz sobre el pánico y la desesperación que vivieron las dos compañeras de cuarto que sobrevivieron a los asesinatos de cuatro estudiantes de la Universidad de Idaho en noviembre de 2022.
Los documentos judiciales desclasificados el jueves incluyen conversaciones entre Dylan Mortensen y Bethany Funke, las únicas sobrevivientes en la casa fuera del campus donde fueron asesinados Madison Mogen, Kaylee Goncalves, Xana Kernodle y Ethan Chapin. En sus mensajes, las jóvenes se comunicaban sobre la presencia de un hombre enmascarado en la casa alrededor de la hora en que las autoridades creen que ocurrieron los homicidios.
El caso generó una gran conmoción en la pequeña comunidad universitaria de Moscú, una ciudad de aproximadamente 25.000 habitantes. Durante semanas, la incertidumbre sobre el paradero del asesino sembró el miedo entre los estudiantes y llevó a cuestionamientos sobre el ritmo de la investigación policial. No fue sino hasta finales de diciembre de 2022 que la policía arrestó a Bryan Kohberger, un estudiante de posgrado en criminología de 28 años, como sospechoso del crimen.
Mensajes de texto revelan el temor de las sobrevivientes la noche del crimen
Según los registros telefónicos revelados en los documentos, Mortensen y Funke comenzaron a intercambiar mensajes alrededor de las 4:22 a.m. del 13 de noviembre de 2022. Minutos antes, a las 4:17 a.m., una cámara de seguridad cercana captó un sonido distorsionado que incluía voces, un gemido, un fuerte golpe y el ladrido de un perro.
En los mensajes, Mortensen escribió: “Nadie está respondiendo”, seguido de “Estoy muy confundida ahora mismo”. Funke, en respuesta, contestó: “Xana estaba vestida completamente de negro”, y luego: “Corre”, instando a Mortensen a ir a su habitación.
Ambas jóvenes estaban dentro de la vivienda, pero en habitaciones separadas. Mortensen relató haber visto a un hombre con una máscara similar a un pasamontañas dentro de la casa, lo que aumentó su miedo y confusión.
Los documentos también revelan que Mortensen intentó llamar a los otros cuatro compañeros de casa sin obtener respuesta. En uno de sus mensajes a Goncalves, escribió: “Kaylee”, seguido de “¿Qué está pasando?”, sin recibir contestación.
La llamada al 911 horas después y la confusión en la comunicación con emergencias
A pesar del pánico evidente en los mensajes, la llamada al 911 no se realizó sino hasta casi ocho horas después, alrededor de las 11:58 a.m. Durante la llamada, las jóvenes informaron sobre una persona “inconsciente”, sin hacer referencia inmediata al ataque violento que había ocurrido durante la madrugada.
La transcripción del 911, incluida en los documentos judiciales, muestra fragmentos de la conversación de las sobrevivientes con el operador. En la llamada, Funke y Mortensen pasaron el teléfono entre ellas y, en medio del llanto y la respiración agitada, intentaron explicar la situación. En un momento, mencionaron que Kernodle había llegado ebria la noche anterior y que ahora no respondía.
Además, en la conversación con el operador, una de las jóvenes mencionó que habían visto a un hombre dentro de la casa la noche anterior, lo que sugiere que la confusión sobre lo sucedido pudo haber influido en el retraso en la llamada a emergencias. Según CNN, la llamada se interrumpió cuando los equipos de respuesta llegaron a la escena y comenzaron a evaluar la situación.
El arresto de Bryan Kohberger y la evidencia clave en su contra
Casi dos meses después de los asesinatos, la policía de Moscú y el FBI arrestaron a Bryan Kohberger en su casa familiar en Pensilvania. Kohberger, estudiante de posgrado en criminología en la Universidad Estatal de Washington, se encontraba viviendo en Pullman, a pocos kilómetros de Moscú.
Los fiscales han señalado que la evidencia clave en el caso es una muestra de ADN recuperada de una funda de cuchillo hallada en la escena del crimen. A través de un análisis de genealogía forense, los investigadores lograron vincular la muestra con la familia de Kohberger, lo que finalmente llevó a su arresto.
Según CNN, la defensa de Kohberger ha cuestionado la legalidad y precisión de las pruebas de ADN utilizadas en la investigación, argumentando que existen irregularidades en la manera en que se obtuvo y analizó la muestra. En una audiencia a puerta cerrada, los abogados del acusado intentaron desacreditar la metodología empleada por los investigadores para vincular la evidencia con su cliente.
Intento de la defensa de evitar la pena de muerte
Desde su arresto, Kohberger se ha declarado inocente, y sus abogados han solicitado en varias ocasiones que la pena de muerte sea retirada como opción en el caso. En una reciente moción presentada por la defensa y desclasificada esta semana, sus abogados argumentaron que no cuentan con el tiempo suficiente para revisar la gran cantidad de pruebas antes del juicio, previsto para agosto de este año.
Además, la defensa presentó una evaluación neuropsicológica realizada a Kohberger, en la que se indica que el acusado muestra signos del Trastorno del Espectro Autista (TEA), lo que, según sus abogados, podría influir en su capacidad de afrontar el proceso legal. No está claro si Kohberger había sido diagnosticado previamente con este trastorno.
A pesar de los intentos de la defensa por evitar la pena de muerte, la fiscalía ha reiterado que buscará la máxima condena posible en caso de que Kohberger sea hallado culpable.
Mientras el juicio se acerca, la comunidad universitaria de Idaho sigue esperando respuestas. La familia de las víctimas han expresado su frustración con el proceso judicial y ha pedido que el caso avance con rapidez para que se haga justicia por los cuatro estudiantes asesinados.