Un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences estima que al menos 23 millones de personas en Estados Unidos podrían estar expuestas a sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) en el agua potable debido a la insuficiencia de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Los resultados también indican que estas sustancias, conocidas como “químicos eternos” por su persistencia en el medio ambiente y en el cuerpo humano, tienen una amplia distribución y no son eliminadas de manera efectiva durante el proceso de tratamiento.
Los investigadores encontraron que menos del 25% de los compuestos fluorados orgánicos son eliminados en las plantas de tratamiento de aguas residuales antes de ser descargados en ríos y arroyos. Según Newsweek, estos químicos también provienen de fuentes inesperadas, como los medicamentos fluorados, que representan hasta el 75% de los compuestos fluorados en las aguas residuales y el 62% en el agua tratada.
Las PFAS son un grupo de más de 15,000 sustancias químicas fabricadas desde la década de 1940, utilizadas en productos industriales y de consumo como sartenes antiadherentes, telas resistentes a las manchas y espumas contra incendios. Newsweek citó a Maaike van Gerwen, investigadora del Departamento de Otorrinolaringología de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, quien explicó que las primeras PFAS producidas fueron el PFOA y el PFOS, dos de las sustancias más estudiadas.
¿Qué son las PFAS y cuáles son sus riesgos?
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), las PFAS son extremadamente persistentes y se acumulan en los ecosistemas y en el cuerpo humano. Esto puede resultar en diversos problemas de salud, incluyendo un mayor riesgo de cáncer, alteraciones en el sistema endocrino y afectaciones al sistema inmunológico. La agencia informó en abril de 2024 que estableció límites legales para seis PFAS en el agua potable, entre ellos el PFOA, PFOS, PFHxS y PFNA. Sin embargo, el estudio reciente reveló que estas sustancias reguladas constituyen solo el 8% de los compuestos fluorados presentes en las aguas residuales.
La EPA destacó que estas regulaciones son parte de las primeras normas nacionales obligatorias destinadas a proteger a las comunidades de los riesgos asociados con los químicos eternos. El comunicado oficial, disponible en sus redes sociales, explicó que también se regulan mezclas que contienen dos o más PFAS como PFHxS, PFNA y HFPO-DA.
Contaminación en el agua potable: áreas más afectadas
Un estudio de 2023 realizado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) encontró que alrededor del 20% del agua potable en Estados Unidos contenía niveles detectables de PFAS. Los estados con los niveles más altos incluían Nueva Jersey, Massachusetts, California, Nuevo Hampshire y Pensilvania. Estos resultados muestran una preocupación nacional debido a la ubicuidad de estas sustancias en los sistemas de suministro de agua.
El movimiento de las aguas residuales a través de las vías fluviales también representa un problema significativo. Los investigadores estimaron que 15 millones de personas podrían recibir agua potable con niveles de PFAS por encima de los límites regulados, cifra que podría aumentar a 23 millones durante periodos de sequía. Esto resalta la necesidad de abordar las fuentes de contaminación de manera integral, afirmaron los autores del estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Medicamentos fluorados como fuente principal
El estudio identificó una preocupante fuente de contaminación: los medicamentos fluorados. Estos compuestos, diseñados para ser biológicamente activos incluso en dosis bajas, están ampliamente presentes en el agua residual. Según el coautor del estudio, Bridger Ruyle, profesor asistente de ingeniería ambiental en la Universidad de Nueva York, se necesita un enfoque regulatorio más amplio para abordar estos compuestos.
Los investigadores argumentaron que la regulación de un pequeño subconjunto de PFAS no es suficiente para mitigar los riesgos a la salud y al medio ambiente. Ruyle destacó que se requieren métodos más avanzados de tratamiento de aguas residuales y mayor atención a los impactos ecológicos y de salud pública de los medicamentos fluorados.
Propuestas para mejorar la calidad del agua
Los autores del estudio instaron a las autoridades a ampliar la regulación más allá de las sustancias actualmente controladas. Entre las propuestas destacan mejoras en las tecnologías de tratamiento de aguas residuales y una mayor vigilancia de las fuentes de contaminación. Estos hallazgos subrayan la necesidad de monitorear tanto las PFAS como los compuestos fluorados provenientes de medicamentos, según informó Newsweek.
La creciente preocupación por las PFAS también ha llevado a estados como California y Nueva Jersey a establecer límites más estrictos a nivel estatal. A pesar de estos esfuerzos, el alcance del problema exige una solución nacional coordinada que involucre tanto a reguladores como a la industria, afirmaron los investigadores en Proceedings of the National Academy of Sciences.