El programa de tarifas por congestión implementado en Nueva York ha generado controversia al convertir al puente Ed Koch Queensboro en un punto de cobro inesperado, afectando a los conductores que no necesariamente se dirigen hacia el centro de Manhattan. Según informó el New York Post, automovilistas que cruzan el puente, incluso sin intención de ingresar a la zona tarifada, deben pagar un cargo de 9 dólares.
La medida impacta principalmente a quienes utilizan el nivel inferior del puente y salen en East 60th Street hacia First Avenue, dirección norte. Esta ubicación marca el inicio de la zona de congestión, lo que desencadena automáticamente el cobro del peaje. Sin embargo, quienes transitan por el nivel superior pueden evitar el cargo al salir en East 62nd Street y dirigirse hacia la autopista FDR Drive.
Una de las principales quejas de los conductores es la falta de opciones para evitar el peaje. Aquellos que vienen desde Queens y toman la salida de East 60th Street se ven obligados a pagar, independientemente de si continúan hacia el sur de Manhattan o se desplazan hacia el norte. La zona tarifada tiene un límite flexible que abarca áreas donde no sería lógico aplicar la tarifa de congestión, lo que ha provocado molestia entre los usuarios frecuentes del puente.
Felicia Brown, una trabajadora de First Avenue residente en Queens, expresó su frustración al diario:”El puente básicamente ya no es gratuito. No importa qué ruta tome, me cobran el peaje y ni siquiera necesito entrar a la zona de congestión.”
Otros conductores también reportaron experiencias similares. Un automovilista que planeaba dirigirse hacia el norte por la autopista FDR manifestó su frustración por no tener forma de evitar el cobro:”No hay manera de evitarlo.”
El esquema de tarifas por congestión, que entró en vigor el pasado domingo 5 de enero de 2025, ha convertido a Nueva York en una de las ciudades más costosas para circular en automóvil. El programa exige un pago de 9 dólares a los vehículos que transitan al sur de la calle 60 durante las horas pico, con el objetivo de reducir el tráfico y recaudar fondos para el sistema de transporte público.
La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), responsable de la implementación, defendió la medida argumentando que cumple con la legislación vigente. El portavoz de la MTA, Aaron Donovan, explicó que el programa se basa en una ley firmada en 2019 por el entonces gobernador Andrew Cuomo. Donovan declaró:”La ley que estableció la Zona de Alivio de Congestión fijó como límite Manhattan al sur de la calle 60, incluyendo esta, excepto por la autopista FDR y la West Side Highway”, citó CBS News.
Esta disposición ha generado una situación que, para muchos conductores, parece injusta e ilógica. El residente de Queens, Johnathan Kahn, describió la experiencia como frustrante y señaló que regresar a Queens sin pagar un peaje es prácticamente imposible.”Saber que no hay manera de regresar a Queens sin pagar un peaje es miserable.”
Kahn también criticó al presidente y director ejecutivo de la MTA, Janno Lieber, acusándolo de ignorar las preocupaciones sobre la gestión del presupuesto de 20.000 millones de dólares de la agencia. Según Kahn, el plan de tarifas por congestión es una estrategia puramente recaudatoria que no necesariamente refleja una mejora en la calidad del transporte o en la reducción del tráfico.”Se trata solo de dinero. Es como el cuento de ‘El cielo se está cayendo’. Si no implementan el peaje, dicen que todo colapsará.”
La implementación de esta tarifa no solo afecta a los automovilistas particulares, sino también a taxistas, repartidores y otros trabajadores que dependen del transporte vehicular para sus labores diarias. Las críticas apuntan a que el cobro podría tener un impacto negativo en la economía local, encareciendo los costos de transporte y afectando a quienes viven fuera de Manhattan pero deben desplazarse regularmente hacia esta área.
Además, los residentes de Queens y otras áreas cercanas afirman que la medida carece de flexibilidad y no contempla excepciones razonables para quienes necesitan utilizar el puente pero no ingresan a la zona congestionada del sur de Manhattan.
A pesar de las críticas, la MTA ha mantenido su posición, argumentando que el programa ayudará a reducir la contaminación, disminuirá los tiempos de viaje y permitirá financiar proyectos de infraestructura que beneficiarán a toda la región metropolitana. Según la agencia, los ingresos generados se destinarán a mejorar el servicio de metro, autobuses y trenes suburbanos.