El 1 de enero de 2025, un hecho estremecedor sacudió las inmediaciones del Trump International Hotel en Las Vegas: la explosión de un Tesla Cybertruck que resultó en la muerte de Matthew Livelsberger, un exmiembro de las fuerzas especiales del Ejército de los Estados Unidos. Ahora, su exnovia se pronunció al respecto y aseguró que “le falló”.
Livelsberger, de 37 años, era un soldado altamente condecorado que sirvió como miembro de los Boinas Verdes, una unidad de élite del Ejército estadounidense. Durante su carrera, recibió cinco Estrellas de Bronce y completó nueve despliegues, cinco de ellos en Afganistán. Sin embargo, detrás de su impresionante historial militar, se encontraba un hombre que luchaba contra las secuelas físicas y emocionales de su servicio.
Una conexión inesperada antes de la explosión
En los días previos a su muerte, el hombre se puso en contacto con su exnovia, Alicia Arritt, después de casi dos años sin comunicación. Según relató Arritt a ABC News, el 28 de diciembre recibió un mensaje inesperado en el que él le preguntaba si seguía soltera.
“No había hablado con él en dos años. Sabía que se había casado, que estaba feliz y que tenía un bebé”, comentó. A pesar de la aparente alegría en sus mensajes, en retrospectiva, la mujer cree que había señales de advertencia que no logró identificar y por lo tanto “le falló” como amiga.
El 29 de diciembre, Livelsberger le envió fotos y videos del Cybertruck que había alquilado, bromeando sobre cómo el vehículo le recordaba a unos zapatos que usaba de niño y diciendo que se sentía como Batman. Sin embargo, solo unos días después, el FBI llegó a la puerta de Arritt para informarle de la tragedia.
“Me mostraron un video de él en el Cybertruck, y pensé que estaba quemándose vivo. Mi corazón se rompió al saber que estaba tan lastimado como para llegar a ese punto”, expresó entre lágrimas.
El peso del trauma y el estigma en el Ejército
Arritt, quien también es veterana del Ejército y trabajó como enfermera en instalaciones médicas militares como Walter Reed Medical Center, explicó que Livelsberger sufría de trastorno de estrés postraumático (TEPT) y lesiones cerebrales traumáticas debido a las explosiones que experimentó durante sus despliegues.
Según detalló a KKTV, los síntomas comenzaron a intensificarse en 2019, cuando él empezó a mostrar signos de paranoia, pesadillas, depresión severa y agotamiento extremo. “Describía todos los síntomas de un manual. En 2020, estaba ganando peso, no podía pensar con claridad y estaba completamente exhausto”, recordó.
A pesar de sus esfuerzos por convencerlo de buscar ayuda, Livelsberger temía que hacerlo lo marcara como “no desplegable”, lo que significaría no poder acompañar a sus compañeros en misiones futuras. “Había un gran estigma en su unidad sobre buscar ayuda para la salud mental. Él quería estar allí para sus compañeros, no quería que lo consideraran una carga”, explicó la exnovia.
El Ejército, por su parte, aseguró en un comunicado que Livelsberger había tenido acceso a recursos de salud mental a través del programa Preservation of the Force and Family (POTFF), diseñado para brindar apoyo integral a los soldados y sus familias.
Según el comunicado, el fallecido utilizó estos servicios y no mostró comportamientos preocupantes antes de que se le otorgara un permiso personal. Sin embargo, para Arritt, el problema radica en la cultura dentro de las unidades militares, donde buscar ayuda puede percibirse como un signo de debilidad.
Un llamado a la acción
El caso de Livelsberger ha reavivado el debate sobre la atención a la salud mental en las fuerzas armadas. Según declaró el sheriff Kevin McMahill del Departamento de Policía Metropolitana de Las Vegas a KKTV, “necesitamos prestar más atención a estas personas. Este es otro incidente que pone de manifiesto la necesidad de hablar sobre la salud mental en Estados Unidos”.
Arritt coincidió, señalando que, aunque el Departamento de Asuntos de los Veteranos (VA) ha mejorado significativamente en el cuidado de los veteranos, los soldados en servicio activo a menudo no reciben el mismo nivel de apoyo. “Los mantienen en la guerra hasta que están completamente agotados, y luego el VA se encarga de ellos cuando ya es demasiado tarde”, afirmó.
A pesar del trágico incidente al iniciar el Año Nuevo, quienes conocieron a Livelsberger destacan su dedicación y amor por el Ejército. “Lo más importante para él era estar allí para sus compañeros. Dio todo lo que tenía por ellos”, dijo Arritt.