Los precios del café han alcanzado máximos históricos, impulsados por sequías y lluvias extremas en Brasil y Vietnam, principales productores mundiales. El aumento de la demanda global y la inestabilidad climática están provocando que el costo de los granos de arábica y robusta suba drásticamente, afectando tanto a agricultores como a consumidores. En diciembre, los precios de futuros para el arábica superaron los 3,30 dólares por libra, rompiendo un récord de 47 años, según publicó The New York Times.
Brasil, el mayor exportador de café del mundo, se enfrenta a una crisis agrícola sin precedentes. Una prolongada sequía durante el verano afectó gravemente la cosecha de arábica, que se extiende de mayo a septiembre. Los expertos advierten que los efectos de este fenómeno podrían afectar también la producción del próximo año. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, citados por The New York Times, Brasil produjo el 39% del café mundial en 2024, pero la cosecha en curso ha sido una de las más bajas en décadas.
En Vietnam, segundo productor global y líder en la producción de robusta, la situación no es más alentadora. Una combinación de sequía y lluvias intensas ha reducido drásticamente la disponibilidad de café para exportación. El precio del robusta alcanzó los 5.694 dólares por tonelada, un aumento significativo respecto al año anterior, según informó The Journal.
“El suministro no está satisfaciendo la demanda,” advirtió Thaleon Tremain, director ejecutivo de Pachamama Coffee en California, en declaraciones recogidas por The New York Times. “A largo plazo, veremos precios mucho más altos.”
Cambio climático: el factor que redibuja el mapa del café
El cambio climático se ha convertido en el enemigo silencioso de la industria cafetera. Las plantas de café requieren condiciones específicas: climas tropicales, húmedos, con suelos ricos y libres de enfermedades. Sin embargo, estos entornos son cada vez más escasos. Kevon Rhiney, profesor de la Universidad de Rutgers, explicó a The New York Times que las regiones adecuadas para cultivar café se reducirán progresivamente debido al calentamiento global.
“Esto es solo una señal de lo que está por venir,” afirmó Rhiney. “Las áreas aptas para la producción de café se reducirán con el tiempo.”
En 2011, eventos climáticos similares provocaron un aumento drástico en los precios del café, y la historia parece repetirse. El impacto del cambio climático no solo afecta la producción inmediata, sino que amenaza con alterar permanentemente la oferta global.
El papel de China y el aumento del consumo global
A pesar de los precios en alza, la demanda mundial de café sigue creciendo. Un informe del Departamento de Agricultura de EEUU, citado por The New York Times, indica que el consumo en China ha aumentado más del 60% en los últimos cinco años. El café, una vez considerado un producto de lujo en Asia, se ha convertido en una bebida cotidiana, impulsando aún más la presión sobre los productores.
Esta creciente demanda global ejerce presión adicional sobre un mercado ya afectado por limitaciones climáticas. David Oxley, economista de Capital Economics, explicó en un informe citado por The New York Times que los precios solo bajarán cuando la oferta se recupere y los inventarios se repongan. Sin embargo, esa recuperación podría tardar hasta dos años en materializarse, especialmente en Brasil.
Impacto en los consumidores y en la industria
El aumento de precios no solo afecta a los productores, sino también a las empresas y consumidores. Nestlé, el mayor productor de café del mundo, anunció recientemente que continuará subiendo los precios y reduciendo el tamaño de sus paquetes para mitigar los costos, según informó The Journal. Por su parte, J.M. Smucker, fabricante de marcas como Folgers y Dunkin’ Donuts, incrementó los precios de sus productos en octubre pasado.
“Como todos los fabricantes, hemos visto aumentos significativos en los costos del café,” señaló Nestlé en un comunicado recogido por The Journal. “Seguimos absorbiendo los costos donde es posible, pero manteniendo la misma calidad.”
Mientras tanto, pequeñas empresas buscan una solución diferente. Scott Conary, presidente de Carrboro Coffee Roasters en Carolina del Norte, ha optado por subir gradualmente los precios en sus cafeterías. Según declaró a The New York Times, “las subidas pequeñas son preferibles para los clientes, pero los costos de transporte y almacenamiento están aumentando drásticamente.”
Conary ve una oportunidad en esta crisis para concienciar a los consumidores. “La gente debe entender que el café es un producto agrícola,” dijo. “No estamos pagando lo suficiente por él.”
Un futuro incierto para el café
El panorama no parece prometedor para el mercado del café. A medida que el cambio climático continúa afectando las regiones productoras, y la demanda sigue creciendo, el precio de una taza de café seguirá subiendo. Las empresas más grandes, como Nestlé o J.M. Smucker, tienen los recursos para absorber parte de los costos, pero las pequeñas empresas y los agricultores son los más vulnerables.
Will Corby, director de café en Pact Coffee, explicó a The Grocer que, aunque las subidas de precios puedan parecer malas noticias para las grandes corporaciones, “los agricultores finalmente están recibiendo lo suficiente para vivir.”
Esta crisis refleja una realidad más amplia que afecta no solo al café, sino también a otros productos agrícolas, como el cacao o el aceite de oliva. Los consumidores deberán prepararse para un futuro donde el café, más que un placer diario, podría convertirse en un auténtico lujo.