La muerte de Matthew Alan Livelsberger, un soldado de las Fuerzas Especiales del ejército de Estados Unidos, en las inmediaciones del Trump International Hotel en Las Vegas ha conmocionado al país y reabierto el debate sobre las condiciones de salud mental y física de los veteranos de combate. Según informó AP, el hombre de 37 años, quien acumulaba cinco condecoraciones de la Estrella de Bronce, incluida una con “V” por valentía en combate, tomó su propia vida el pasado miércoles en un acto cuidadosamente planeado que involucró la explosión de un Tesla Cybertruck cargado con materiales explosivos.
De acuerdo con CNN, el vehículo estaba equipado con una combinación de fuegos artificiales, tanques de gas y combustible de camping, todos detonados por un artefacto controlado por el conductor. La explosión dejó un saldo de siete heridos, lo que llevó al FBI a calificar el incidente como “un caso trágico de suicidio” atribuible a problemas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otras afecciones derivadas de su servicio militar. Spencer Evans, agente especial a cargo de la oficina del FBI en Las Vegas, señaló: “Fue un acto trágico protagonizado por un veterano condecorado que estaba lidiando con muchos problemas personales y relacionados con la guerra”.
Depresión y dolores físicos: las secuelas que enfrentaba Livelsberger
Livelsberger, quien había servido en múltiples zonas de conflicto y recientemente había sido diagnosticado con depresión, enfrentó severos problemas físicos y emocionales. Alicia Arritt, una exnovia y antigua enfermera del Ejército, compartió con AP y CNN detalles sobre su relación con el militar, la cual se prolongó en dos periodos entre 2018 y 2022. Según los textos que él le enviaba, estaba agobiado por las secuelas de varias contusiones cerebrales y problemas físicos acumulados durante su servicio. En un mensaje citado tanto por AP como por CNN, Livelsberger llegó a describir: “Mi vida ha sido un infierno personal durante el último año”.
Arritt, quien trabajó en el Centro Médico Regional Landstuhl en Alemania, una instalación clave para tratar a heridos graves en Irak y Afganistán, identificó señales de lesiones cerebrales traumáticas (TBI, por sus siglas en inglés) en Matthew desde que lo conoció. Afirmó al respecto: “Con frecuencia, las lesiones cerebrales son difíciles de diagnosticar y los cambios de personalidad pueden aparecer incluso años más tarde”, en palabras recogidas por AP.
La explosión en Las Vegas: “una llamada de atención”
Según reportó AP, los mensajes de texto y las notas recuperadas del teléfono celular de Livelsberger indican que el acto fue completamente premeditado. En uno de los textos, describió su decisión como una manera de “limpiar sus demonios” y enviar “una llamada de atención” al público. Sin embargo, los investigadores descartaron motivaciones políticas hacia el presidente electo Donald Trump, a pesar de la ubicación del incidente frente al hotel que lleva su nombre.
Esta idea fue reforzada por Arritt, quien compartió a los medios su sorpresa tras recibir un mensaje inesperado de Livelsberger días antes del suceso, el 28 de diciembre, luego de dos años de silencio entre ambos. Entre los mensajes enviados, incluía un video del Cybertruck alquilado y una descripción entusiasta del vehículo: “Es una locura. Me siento como Batman o Halo”, según información de CNN. La exnovia comentó al medio que nunca imaginó que estaba planeando algo similar, aunque reconoció que “sentía las cosas muy profundamente y podía usar el simbolismo”.
Problemas de salud mental, comunes entre excombatientes
Tanto AP como CNN destacaron que, a pesar de haber buscado ayuda para la depresión en el último año, Livelsberger temía que cualquier diagnóstico afectara su capacidad de despliegue en el ejército. Según Arritt, el estigma dentro de las unidades de operaciones especiales jugó un papel importante en su resistencia a buscar atención: “Para ellos, la salud mental es vista como una debilidad”, afirmó.
Además, los mensajes proporcionados por Arritt reflejan momentos de extrema tristeza y fatiga: “Estoy deprimido, no voy a salir esta noche”, escribió un día, mientras que en otra ocasión afirmó: “Solo necesito aclarar mi cabeza” cuando ella intentó apoyarlo, según CNN.
Críticas al apoyo que reciben los veteranos
Tras la tragedia, se han levantado voces cuestionando si el sistema militar de Estados Unidos brindó el apoyo necesario al soldado dada la gravedad de su condición. Arritt reveló a AP: “Creo que el Ejército no le dio la ayuda que necesitaba”, aludiendo a los períodos en los que Livelsberger mostraba signos de depresión, aislamiento y pérdida de memoria mientras estaban juntos.
Sin embargo, el Pentágono afirmó haber cooperado con la investigación entregando los registros médicos del militar a las autoridades locales. La subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, enfatizó en rueda de prensa que los soldados que enfrentan desafíos de salud mental deben buscar los servicios disponibles: “Si sientes que necesitas atención psicológica o simplemente hablar con alguien, busca ayuda tanto dentro como fuera de la base”, según declaraciones reproducidas por AP.
A pesar de las dificultades, quienes conocieron a Livelsberger lo describen como alguien lleno de bondad, integridad y fuerza interior. Arritt expresó a CNN que “todo lo que quería era estar ahí para sus compañeros, protegerlos y ser el primero en entrar en batalla para ayudar”, destacando el profundo compromiso que sintió hacia sus compañeros de equipo.
Este trágico episodio vuelve a poner en el centro de atención la necesidad de atender de manera integral las consecuencias emocionales y físicas del personal militar tras el servicio. Livelsberger, quien deja un legado militar formidable, no pudo superar las heridas invisibles que cargaba.