La creciente actividad de lanzamientos de cohetes en Estados Unidos está generando una acumulación de misiones en los principales puertos espaciales del país, lo que ha llevado a empresas y autoridades a buscar alternativas en regiones sin litoral y en el océano.
El aumento de la demanda se debe, en gran parte, a los planes de SpaceX y otras compañías del sector aeroespacial para incrementar sus vuelos en los próximos años, según informó The Wall Street Journal (WSJ). Estos lanzamientos no solo transportarán sus propios satélites, sino también cargas de clientes comerciales y gubernamentales.
El desafío radica en que la mayor parte de las misiones se concentran en solo tres instalaciones principales: Cabo Cañaveral en Florida, Vandenberg en California, y el Centro Espacial Kennedy de la NASA.
El año 2024 marcó un hito para la industria espacial estadounidense, con un total de 145 lanzamientos que alcanzaron la órbita, una cifra que quintuplica los registros de 2017. De ese total, SpaceX, liderada por Elon Musk, llevó a cabo 134 misiones, consolidándose como la empresa líder en el sector. Estas cifras fueron recopiladas por el astrofísico Jonathan McDowell, quien realiza un seguimiento detallado de las actividades espaciales globales.
No obstante, funcionarios y ejecutivos del sector advierten que la congestión en las plataformas de lanzamiento podría retrasar cargas críticas, afectando tanto a misiones comerciales como gubernamentales. George Nield, exadministrador de la Administración Federal de Aviación (FAA), señaló que depender exclusivamente de un número limitado de sitios representa un riesgo significativo. “Estamos demasiado dependientes del espacio. Apostar todo a un solo conjunto de instalaciones es una estrategia peligrosa”, explicó.
El temor a que eventos climáticos severos o accidentes puedan dejar fuera de servicio alguno de los principales puertos espaciales durante meses o incluso años ha impulsado la búsqueda de soluciones en regiones menos saturadas y con menor exposición a fenómenos meteorológicos extremos.
Nuevas alternativas
A medida que la industria espacial crece, operadores de puertos espaciales más pequeños o en fase de desarrollo ven en esta situación una oportunidad para atraer negocios.
El Pacific Spaceport Complex, ubicado en Kodiak, Alaska, es uno de los sitios que intenta aprovechar esta coyuntura. Aunque el complejo nunca ha registrado más de tres lanzamientos anuales, su operador, Alaska Aerospace Corp., busca la autorización para realizar hasta 25 vuelos al año. John Oberst, director ejecutivo de la corporación, indicó que las proyecciones de lanzamientos para los próximos cinco años ya muestran una creciente actividad. La empresa espera captar compañías afectadas por la saturación de los principales puertos espaciales.
El desarrollo de nuevos puertos de lanzamiento enfrenta importantes desafíos, especialmente en áreas costeras, donde las comunidades locales suelen oponerse por preocupaciones sobre el ruido, la contaminación y los posibles riesgos de accidentes. Un proyecto para construir un puerto espacial en la costa sureste de Georgia fue descartado hace unos años debido a la resistencia pública.
Sin embargo, algunos estados sin litoral también buscan posicionarse como actores en la industria espacial. Oklahomaalberga el primer puerto espacial interior con licencia de la FAA para lanzamientos aéreos, donde un avión transportaría un cohete a gran altitud antes de liberarlo para su ascenso al espacio. Aunque el puerto ha mantenido su licencia durante casi dos décadas, aún no ha realizado ningún lanzamiento.
Bailey J. Siegfried, vicepresidente de la Autoridad de Desarrollo de la Industria Espacial de Oklahoma, señaló al WSJ, que están preparados para avanzar. “Alguien tiene que ser el primero, y nosotros estamos listos para hacerlo”, afirmó.
Otra propuesta innovadora proviene de la Spaceport Company, fundada en 2022 por Tom Marotta, quien planea utilizar embarcaciones en el océano para lanzar cohetes. El modelo se basa en el antiguo sistema Boeing Sea Launch, una iniciativa internacional que empleaba una plataforma flotante reconvertida de una plataforma petrolera para realizar lanzamientos desde el mar.
La empresa de Marotta utiliza un antiguo buque de la Marina de 55 metros de eslora. Los cohetes se cargan en el barco en Misisipi, se realizan ensayos previos en tierra y, cuando las condiciones del mar son adecuadas, la embarcación navega hacia el Golfo de México para lanzar la carga al espacio.
Medidas gubernamentales
Las autoridades federales también están tomando medidas para abordar la creciente congestión. La FAA lidera un esfuerzo interinstitucional para desarrollar una estrategia nacional de puertos espaciales, con un informe previsto para publicarse este año.
Paralelamente, la Fuerza Espacial de Estados Unidos está llevando a cabo proyectos de expansión en Cabo Cañaveraly Vandenberg para aumentar la capacidad de lanzamiento. Entre las iniciativas se incluyen la identificación de terrenos adicionales y la optimización de las operaciones para minimizar los tiempos de inactividad durante los lanzamientos.
La disputa por el control de las plataformas de lanzamiento también se intensifica. SpaceX ha liderado el aumento de lanzamientos desde Florida y trabaja para introducir su cohete Starship en el Centro Espacial Kennedy y en instalaciones de la Fuerza Espacial. No obstante, competidores como Blue Origin, de Jeff Bezos, han manifestado su preocupación por el impacto que podría generar la presencia de Starship en términos de congestión y tiempos de espera.
La Fuerza Espacial inició una revisión en 2024 para evaluar la viabilidad de que SpaceX utilice sus instalaciones para los lanzamientos de Starship, mientras que Blue Origin respondió a la solicitud del ejército para desarrollar capacidades similares.