John Thune no es un desconocido para los golpes duros de la política. En el año 2004, el senador republicano de Dakota del Sur irrumpió en el panorama nacional al derrotar a Tom Daschle, líder de la mayoría demócrata en el Senado, en una contienda que dejó cicatrices y cimentó su reputación como un estratega implacable. Sin embargo, su momento de gloria pronto enfrentó una amenaza existencial: el posible cierre de la base aérea de Ellsworth, un motor económico esencial en un estado mayoritariamente rural.
Con una mezcla de destreza política y una obstinación que parece heredada de los polvorientos patios de su niñez en Murdo, Thune salvó Ellsworth y aseguró su lugar en el Senado. Aquel episodio fue un bautismo de fuego que lo preparó para desafíos aún mayores. Ahora, a sus 64 años, el hombre alto y reservado que alguna vez soñó con encestar balones en la universidad de Biola se enfrenta a una prueba definitiva: liderar un Senado dividido en tiempos de turbulencia política, bajo la sombra omnipresente de Donald Trump.
Los días de Murdo y la forja de un competidor
En el minúsculo pueblo de Murdo, donde el horizonte se extiende sin interrupciones y el aire lleva el aroma de la tierra seca, el joven John Thune comenzó a moldear su carácter. Su hermano menor, Tim, lo recuerda como un competidor feroz, alguien que siempre quería el balón en los momentos decisivos.
—Era absolutamente increíble lo competitivo que era —dice Tim, rememorando las interminables tardes en la cancha improvisada de su patio.
Esa determinación lo llevó a la política, primero como representante del único distrito de Dakota del Sur en la Cámara de Representantes y luego como senador.
Convertirse en el líder de la mayoría del Senado no fue tarea sencilla para Thune, quien enfrentó una dura competencia interna, incluyendo a figuras como John Cornyn, el experimentado senador de Texas. Sin embargo, su estilo de liderazgo —menos autoritario y más conciliador que el de Mitch McConnell, su predecesor— lo posicionó como la opción preferida de muchos senadores que buscaban un cambio de tono.
A pesar de sus promesas de consensos y su disposición a escuchar, las demandas de Trump, combinadas con las presiones internas del Senado, representan un desafío constante. Trump, conocido por su inclinación a la confrontación, no olvida que Thune criticó su conducta tras las elecciones de 2020 y votó para certificar los resultados.
—REPUBLICANOS, ¡SEAN INTELIGENTES Y DUROS! —escribió recientemente Trump en su red social, dejando clara su impaciencia con el Senado.
Dennis Daugaard, exgobernador de Dakota del Sur, confía en que Thune puede manejar estas tensiones.
—John será pragmático. No creo que haga promesas exageradas —afirma.
El arte de liderar con equilibrio
En el corazón de la tarea de Thune está equilibrar las demandas de 53 senadores republicanos y un cargado calendario legislativo. Entre los retos inmediatos se encuentran la confirmación de los nominados de Trump y la aprobación de un paquete legislativo que combine seguridad fronteriza, gasto militar y producción energética, sorteando las amenazas de filibusterismo demócrata.
El senador Kevin Cramer, aliado cercano de Thune, subraya su habilidad para gestionar conflictos.
—Nunca me ha mentido —dice, como prueba de su confiabilidad en un Senado donde la lealtad a menudo es efímera.
Sin embargo, algunos de sus colegas temen que su inclinación a evitar conflictos pueda ser un obstáculo.
—Ser líder en el Senado significa tomar decisiones difíciles que inevitablemente enfurecen a alguien —comenta un senador anónimamente.
Thune ha prometido reformar el funcionamiento del Senado, con semanas laborales completas y un retorno al “orden regular” que permita más enmiendas y debates abiertos. Aunque estas promesas suelen desvanecerse frente a la realidad política, Thune insiste en que hará las cosas de manera diferente.
—Es hora, más que hora, de que comencemos a hacer el trabajo que el pueblo estadounidense espera de nosotros —declaró en diciembre.
A pesar de sus logros y su capacidad para construir puentes, el liderazgo de Thune enfrenta incertidumbres. Trump, aunque aparentemente reconciliado con el nuevo líder del Senado, sigue siendo una figura impredecible. Por otro lado, las tensiones internas y las expectativas de sus colegas pondrán a prueba su capacidad para mantener el equilibrio.
Pero si algo ha demostrado John Thune a lo largo de su carrera es su habilidad para superar los desafíos más difíciles, desde salvar una base aérea crucial hasta mediar en las complejidades del Senado. Para un hombre que siempre quiso el balón en los momentos decisivos, liderar el Senado podría ser su mayor partido hasta ahora.