El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, bloqueó oficialmente la adquisición de U.S. Steel por parte de Nippon Steel, un acuerdo valorado en aproximadamente 14.900 millones de dólares, citando preocupaciones de seguridad nacional y la necesidad de mantener el control estadounidense sobre industrias clave. Según informó CNBC, esta decisión subraya “el compromiso inquebrantable de Biden para utilizar todas las facultades disponibles como presidente para defender la seguridad nacional de EE.UU.”.
De acuerdo con AP, la decisión llega tras un extenso análisis realizado por el Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés), que no logró consenso sobre los riesgos potenciales de seguridad nacional asociados al acuerdo. Como resultado, el asunto fue remitido al presidente. Según declaraciones de un funcionario estadounidense, citadas por AP bajo condición de anonimato, algunas agencias del comité dudaban de que la adquisición representara un riesgo para la seguridad, aunque la incertidumbre persiste.
El presidente Joe Biden, en un comunicado compartido por la Casa Blanca, destacó que U.S. Steel “seguirá siendo una orgullosa compañía estadounidense, de propiedad y operación estadounidense, con trabajadores sindicalizados estadounidenses”. También enfatizó que una “industria siderúrgica fuerte, operada domésticamente, es una prioridad esencial de seguridad nacional” y constituye una base fundamental para las cadenas de suministro resilientes del país.
La propuesta de adquisición de Nippon Steel, que se anunció en diciembre del 2023, planteaba ofrecer 55 dólares por acción y mantener tanto el nombre de la compañía como su sede en Pittsburgh. Sin embargo, medios como Bloomberg destacaron que “el acuerdo levantó preocupaciones sobre el impacto en los trabajadores sindicalizados, las cadenas de suministro y la seguridad”. El CEO de U.S. Steel, David Burritt, advirtió anteriormente que, sin esta transacción, sería necesario cerrar plantas debido a la necesidad de importantes inversiones.
CNBC resaltó que la decisión de Biden refleja un cambio en Estados Unidos hacia políticas más proteccionistas, una tendencia respaldada tanto por demócratas como por republicanos en un panorama de crecientes tensiones geopolíticas. Pero este enfoque también podría afectar las relaciones con Japón, un aliado estratégico en Asia y poseedor de la mayor cantidad de deuda estadounidense en el extranjero.
Este controversial acuerdo también generó división política y económica interna. Según AP, el presidente del sindicato United Steelworkers, David McCall, celebró la postura de Biden y afirmó que “es hora de rechazar este acuerdo para centrarse en el futuro”. Por otro lado, figuras como el exsecretario de Estado, Mike Pompeo, citado por The Wall Street Journal, se oponen al bloqueo, calificándolo como “una visión miope” y argumentando que “fortalecería las operaciones y la capacidad de producción de U.S. Steel, beneficiaría a sus trabajadores y a la competitividad de la industria siderúrgica estadounidense”.
Además, el presidente electo, Donald Trump, también ha manifestado su rechazo a la venta. Según Bloomberg, Trump prometió impedir la negociación y apoyar la industria a través de incentivos fiscales y aranceles. La decisión final de Biden es ampliamente vista como una victoria para los trabajadores sindicalizados, aunque sectores empresariales advierten sobre los desafíos futuros que podría enfrentar U.S. Steel, como reanudar el proceso de venta o encontrar un comprador alternativo.
Finalmente, la respuesta de Japón ante esta decisión aún no se ha definido claramente, pero—como enfatizó CNBC—esto resalta que ni siquiera un cercano aliado estadounidense está exento del endurecimiento comercial de Washington. Por otro lado, Bloomberg señala que Nippon Steel podría verse obligada a buscar nuevas oportunidades de crecimiento fuera de esta fallida adquisición.
Con esta decisión, Biden reafirma su visión de fortalecer la industria manufacturera nacional y priorizar los intereses estadounidenses en sectores estratégicos. Sin embargo, las implicaciones políticas, económicas e internacionales continúan abiertas, marcando un nuevo capítulo en las tensiones comerciales globales entre aliados.