La orca Tahlequah, o J35, conocida mundialmente por haber llevado el cadáver de su cría durante 17 días en 2018 en una muestra de duelo que conmovió al público, enfrenta una nueva tragedia. Su segunda cría, identificada como J61, falleció pocos días después de haber nacido.
El nacimiento de J61, una hembra, fue confirmado poco antes de Navidad, lo que representaba una esperanza para la recuperación de esta población. Sin embargo, las alertas se encendieron rápidamente. El Centro de Investigación de Ballenas informó en su página de Facebook, cuatro días después de haber detectado a la cría, que estaban preocupados por su bienestar debido al comportamiento tanto de Tahlequah como de su cría. Las primeras semanas de vida son cruciales para las crías de orca, y la tasa de mortalidad durante el primer año es considerablemente alta.
“La Nochevieja de 2024 fue un día de altibajos extremos. Tenemos la confirmación de otra cría nueva en la manada J, pero tristemente, esto se combinó con la devastadora noticia de que J61 no ha sobrevivido”, escribieron los expertos del Centro de Investigación de Ballenas en un emotivo comunicado compartido a través de Facebook.
Se repitió la triste historia
El pasado martes, los temores se materializaron cuando el equipo que monitorea a la manada confirmó que J61 había muerto. Brad Hanson, biólogo del Centro de Ciencias Pesqueras del Noroeste de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), declaró al periódico local The Seattle Times que la pérdida fue recibida con “profunda tristeza”. “No solo por J35 (Tahlequah), conociendo su historia, sino también sabiendo lo que significa la pérdida de una hembra para el potencial de recuperación de SRKW (orca residente del sur)”, explicó Hanson.
La manada de orcas, que habita las aguas del Pacífico Norte, entre el estado de Washington y la Columbia Británica, enfrenta serias amenazas que han puesto en jaque su supervivencia. El ruido provocado por las embarcaciones perturba su capacidad para cazar, mientras que la contaminación del agua afecta sus fuentes de alimento, principalmente el salmón, especialmente Chinook. La disminución de esta presa clave ha exacerbado la crisis para estas orcas, limitando su reproducción y supervivencia.
A pesar de la pérdida de J61, los científicos encontraron un destello de esperanza en medio de la tragedia. Durante la misma observación, se detectó el nacimiento de otra cría dentro del grupo de orcas. Hasta el momento, no se ha identificado a la madre ni el género del recién nacido.
La nueva cría, designada como J62, fue vista el 31 de diciembre por la mañana. Estuvo entre múltiples hembras durante todo el encuentro, por lo que los especialistas en cuidado de la vida marina silvestre detallaron que requieren de más observaciones para averiguar quién es la madre.
Tahlequah vuelve a cargar el cadáver de su cría fallecida
El destino de esta población continúa siendo incierto. Con solo 75 individuos contabilizados a finales de 2024, cada nuevo nacimiento es crucial para evitar la desaparición de estas orcas. La comunidad científica mantiene la vigilancia constante sobre la manada, mientras se redoblan los esfuerzos de conservación para proteger su hábitat y garantizar la supervivencia de futuras generaciones.
Aunado a la triste noticia del fallecimiento de J61, los especialistas informaron que han recibido información de que, a partir del 1 de enero de 2025, Tahlequah fue vista llevando consigo el cuerpo de la cría fallecida.
“Este comportamiento fue visto previamente en 2018, cuando llevó el cuerpo de su cría fallecida durante 17 días. Esperamos tener más información sobre la situación mediante una mayor observación y daremos más detalles en ese momento”, escribieron los expertos en vida marina silvestre del Centro de Investigación de Ballenas.