El caso del migrante guatemalteco Sebastián Zapeta-Calil, acusado de asesinar a una mujer al prenderle fuego en un tren del metro de Nueva York, ha generado conmoción en la ciudad y renovado los debates sobre la seguridad en el transporte público. Zapeta-Calil, un ciudadano guatemalteco que se encuentra ilegalmente en los Estados Unidos, ha sido acusado formalmente por un gran jurado de los cargos de asesinato en primer y segundo grado, así como de incendio provocado. Según explicó la fiscalía del distrito de Brooklyn, el imputado dijo no recordar lo ocurrido debido al consumo excesivo de alcohol. “Sin embargo, identificó su rostro en las imágenes relacionadas con el ataque”, señaló el fiscal asistente Ari Rottenberg, citado por USA Today.
De acuerdo con NBC News, el crimen tuvo lugar en la madrugada del domingo 22 de diciembre en un vagón detenido en la estación Stillwell Avenue del tren F en Brooklyn, donde la víctima, una mujer presuntamente en situación de calle y con limitaciones de movilidad, se encontraba durmiendo. El acusado utilizó un encendedor para prender fuego a la ropa de la mujer y posteriormente “aventó una camisa para avivar las llamas”, detalló Rottenberg en la corte, según recopila CNN. “Este tipo de comportamiento depravado no tiene lugar en nuestro sistema de transporte”, afirmó el alcalde de Nueva York, Eric Adams, citado por USA Today.
Las autoridades iniciaron la investigación bajo la hipótesis de un accidente, debido al hallazgo de botellas de licor cerca de la víctima, pero más tarde cambiaron la dirección de las pesquisas tras analizar imágenes de vigilancia. Los registros mostraron a Zapeta-Calil sentado frente a la mujer antes de iniciar el fuego y posteriormente observando el incendio desde el andén, según detalló NBC News. “Estas imágenes culminaron con la identificación del sospechoso por parte de tres estudiantes de secundaria, quienes lo reconocieron en un tren y alertaron a la policía”, informó AP News.
La víctima, cuya identidad aún no ha sido revelada, sufrió “lesiones térmicas e inhalación de humo”, clasificándose su muerte como homicidio, según la Oficina del Médico Forense de la ciudad, citada por CNN. En un acto solidario, un grupo de personas realizó una vigilia en su honor la noche del jueves en la estación donde ocurrió la tragedia. “Creemos que la oración tiene poder y que su vida importaba”, expresó el reverendo Kevin McCall a CNN.
El caso también llamó la atención sobre la situación migratoria de Zapeta-Calil. Según NBC News, el acusado fue deportado en junio de 2018 tras ser detenido por la Patrulla Fronteriza en Arizona. Sin embargo, regresó ilegalmente al país en fecha y lugar desconocidos. “Es un hombre sin antecedentes criminales previos, pero cuyo último domicilio registrado era un albergue para personas con problemas de adicción en Brooklyn”, añadió AP News.
La detención del acusado no ha sido suficiente para calmar las inquietudes sobre la seguridad en el transporte. El gobernador de Nueva York, Kathy Hochul, anunció el despliegue de 250 miembros adicionales de la Guardia Nacional y aseguró que se han instalado más de 15,000 cámaras de seguridad a lo largo del sistema de transporte, según USA Today. Por otro lado, fuentes oficiales defendieron la actuación de un agente que aparece en imágenes de vigilancia caminando cerca de la víctima mientras estaba en llamas. “Estaba asegurando la escena del crimen mientras otros compañeros buscaban extintores”, aclaró Joseph Gulotta, jefe de tránsito del NYPD, citado por CNN.
El fiscal de distrito, Eric Gonzalez, fue contundente al calificar el acto como “un acto espantoso y sin sentido contra una persona vulnerable” y aseguró que las acusaciones presentadas son de la máxima gravedad. Según explicó a NBC News, el cargo de asesinato en primer grado puede implicar una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Brooklyn DA afirmó además que su oficina se siente “muy segura de las pruebas que incriminan al sospechoso”.
El próximo paso en el proceso judicial de Zapeta-Calil será el 7 de enero, cuando se espera su comparecencia ante el Tribunal Supremo del Condado de Kings, donde será instruido de los cargos formales presentados por el gran jurado. Hasta entonces, permanece detenido en la prisión de Rikers Island, informó AP News. Las autoridades federales, por su parte, han anunciado que emitirán una solicitud para que sea entregado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) una vez que el caso penal concluya.
Aunque el crimen pone en evidencia problemas sociales de larga data como la indigencia y la salud mental en los sistemas urbanos, el caso ha reforzado el llamado de la comunidad y las autoridades por fortalecer la seguridad. Este tipo de delitos violentos, así como la falta de recursos para proteger a las personas más vulnerables, subrayan una crisis multifacética que Nueva York deberá seguir enfrentando.