Dennis Perry, un hombre de 62 años, vive hoy rodeado de risas y el cariño de su familia, pero su historia no fue siempre así. En 2003, Perry fue condenado a dos cadenas perpetuas por el asesinato de Harold y Thelma Swain, una pareja afroamericana, ocurrido en 1985 en una iglesia de Spring Bluff, Georgia.
Sin embargo, tras casi 21 años tras las rejas, nuevas pruebas de ADN demostraron su inocencia, lo que llevó a su liberación en 2020 y posterior exoneración en 2021. Ahora, casi cuatro décadas después del crimen, las autoridades arrestaron a un nuevo sospechoso, Erik Sparre, quien enfrenta cargos por el doble homicidio.
Según una reconstrucción de la historia, publicada por CNN, el caso comenzó la noche del 11 de marzo de 1985, cuando un hombre blanco ingresó al vestíbulo de la iglesia Rising Daughter Baptist Church, donde Harold Swain, de 66 años, y su esposa Thelma, de 63, fueron asesinados a tiros. Testigos presenciales describieron al sospechoso como un hombre blanco con cabello largo y rubio, pero las descripciones variaron significativamente. Este caso dejó a la comunidad y a la familia Swain sumidas en años de dolor e incertidumbre.
En 1998, más de una década después del crimen, un nuevo investigador reabrió el caso y centró su atención en Dennis Perry, quien había sido descartado como sospechoso en la investigación original debido a una sólida coartada. Perry vivía a casi 400 kilómetros del lugar del crimen y no poseía un vehículo en ese momento, dependiendo de un vecino para transportarse al trabajo. Sin embargo, en 2003, fue arrestado y llevado a juicio.
El caso contra Perry se basó principalmente en el testimonio de Jane Beaver, madre de una exnovia de Perry, quien afirmó que él había confesado los asesinatos. Más tarde se descubrió que Beaver recibió un pago de 12.000 dólares por su testimonio, un hecho que no fue revelado a la defensa durante el juicio.
Además, no existía evidencia física que vinculara a Perry con la escena del crimen. Las gafas encontradas en el lugar, que se creía pertenecían al asesino, no coincidían con la prescripción óptica de Perry, y el análisis de ADN de cabellos hallados en las gafas lo excluía como sospechoso.
A pesar de estas inconsistencias, Perry fue condenado y sentenciado a dos cadenas perpetuas. Según detalló CNN, tras el veredicto, los fiscales le ofrecieron un acuerdo: cumplir su condena sin derecho a apelación o enfrentar la pena de muerte. Perry, temiendo por su vida, aceptó el acuerdo.
El camino hacia la exoneración
La lucha por la libertad de Perry comenzó años después, cuando escribió al Georgia Innocence Project, una organización dedicada a revisar casos de condenas erróneas. En 2018, el caso atrajo la atención de un equipo legal del bufete King & Spalding, que trabajó incansablemente para demostrar su inocencia.
El avance crucial llegó cuando se realizó un análisis de ADN mitocondrial de los cabellos encontrados en las gafas de la escena del crimen. Este análisis permitió identificar un perfil genético que coincidía con el de Erik Sparre, un hombre que ya había sido considerado sospechoso en las primeras etapas de la investigación.
Según consignó CNN, Sparre había proporcionado una coartada en 1985, afirmando que trabajaba en un turno nocturno en un supermercado local. Sin embargo, décadas después, el gerente del establecimiento negó haber confirmado esa coartada a la policía. En 2020, un juez aceptó las nuevas pruebas de ADN y anuló la condena de Perry, quien fue liberado tras pasar 20 años, 10 meses y 6 días en prisión. Un año después, fue oficialmente exonerado.
El arresto de Erik Sparre
El pasado 9 de diciembre, casi 40 años después del asesinato de los Swain, el Georgia Bureau of Investigation (GBI) arrestó a Erik Sparre en su residencia en Waynesville, Georgia. Sparre enfrenta dos cargos de asesinato y dos de asalto agravado. Según reportó CNN, la familia de Sparre ha expresado su desconcierto ante las acusaciones, mientras que su abogado defensor ha declinado hacer comentarios sobre el caso.
Para la familia Swain, el arresto de Sparre reabre viejas heridas. Charlie Swain, hermano de Harold, expresó que la exoneración de Perry fue un golpe emocional, ya que significaba que el verdadero culpable seguía libre. Ahora, con un nuevo sospechoso bajo custodia, la familia espera que finalmente se haga justicia.
El caso de Dennis Perry evidencia fallas graves en el sistema judicial, desde la dependencia excesiva en testimonios cuestionables hasta la falta de transparencia en el manejo de pruebas. Según explicó Susan Clare, abogada de King & Spalding, la condena de Perry se basó en pruebas circunstanciales y en la identificación de testigos que habían sido influenciados por terceros.
Además, Georgia es uno de los pocos estados en Estados Unidos que no ofrece compensación automática a personas exoneradas. En 2022, el estado aprobó una ley para indemnizar a Perry por los años que pasó injustamente en prisión, pero el impacto emocional y psicológico de su encarcelamiento sigue siendo profundo.
Hoy, Perry intenta reconstruir su vida junto a su esposa Brenda y sus nietos, quienes lo llaman cariñosamente “Papa Sunshine”. Aunque recuperó su libertad, las cicatrices de su experiencia en prisión persisten. Según relató Brenda a CNN, Perry aún sufre pesadillas y episodios de ansiedad, recordando los horrores que vivió tras las rejas.