La cadena de tiendas de artículos para fiestas más grande de Estados Unidos, Party City, ha anunciado el cierre inmediato de todas sus sucursales, poniendo fin a casi cuatro décadas de operaciones. La noticia fue confirmada por el CEO de la compañía, Barry Litwin, en una reunión con el personal corporativo, según informó CNN.
La compañía, con sede en Nueva Jersey, enfrentó durante los últimos años severos problemas financieros que culminaron en esta drástica decisión. Litwin, quien asumió el cargo de director ejecutivo hace apenas cuatro meses, explicó que la empresa había hecho numerosos esfuerzos para estabilizarse tras haber salido de la bancarrota en febrero de 2023. “Esto es, sin duda, el mensaje más difícil que he tenido que dar”, declaró Litwin, reconociendo que no fue posible superar los desafíos económicos que enfrentaban.
Además del cierre de las tiendas, miles de empleados perderán sus trabajos de manera inmediata, sin acceso a beneficios o indemnizaciones significativas. Hasta 2021, Party City contaba con aproximadamente 6 mil 400 empleados a tiempo completo y 10 mil 100 a medio tiempo.
El impacto de la inflación y la lucha contra la bancarrota
Los problemas financieros de Party City se agravaron con el aumento de la inflación, que encareció los costos de operación y redujo el gasto de los consumidores en artículos no esenciales, según explicó Litwin. A pesar de que la empresa logró cancelar casi mil millones de dólares de una deuda total de 1.700 millones de dólares tras declararse en bancarrota en 2023, estos esfuerzos no fueron suficientes para estabilizar su situación financiera de forma sostenible.
La situación se volvió insostenible en los últimos meses, según información de CNN. Los empleados corporativos comenzaron a percibir señales del colapso financiero semanas antes del anuncio oficial. Uno de los incidentes más notorios fue la cancelación de un viaje anual del equipo de desarrollo de productos debido a impagos a los proveedores, lo que generó preocupaciones sobre la seguridad de los empleados. Esta decisión marcó un giro significativo en las operaciones de la empresa y fue interpretada como una advertencia del posible cierre.
En las semanas previas al anuncio, los trabajadores también manifestaron su frustración por la falta de comunicación por parte de la dirección. Según documentación interna revisada por CNN, empleados utilizaron chats de Microsoft Teams para expresar su enojo y sorpresa al enterarse de que la empresa cerraría todas sus sucursales en febrero, una información que no había sido comunicada en reuniones recientes.
Medidas de seguridad y respuesta emocional de la gerencia
El cierre también estuvo acompañado por un aumento en las medidas de seguridad en la sede corporativa. Desde el 10 de diciembre, Party City implementó controles más estrictos, exigiendo a los empleados una notificación con al menos un día de antelación para ingresar al edificio. Asimismo, se informó que las personas sin identificación de acceso ya no podrían entrar, según revelaron trabajadores a CNN.
Durante una videoconferencia sobre indemnizaciones y beneficios, Karen McGowan, directora de Recursos Humanos de Party City, se mostró visiblemente afectada por la situación. “Sé que esto es mucho que asimilar”, comentó entre lágrimas mientras trataba de ofrecer detalles sobre los planes de liquidación y el apoyo disponible para los empleados.
La competencia y el cambio en los hábitos de consumo
Además de los problemas internos, Party City enfrentó una creciente presión externa en el competitivo sector minorista. La empresa no pudo adaptarse al auge del comercio electrónico, dominado por gigantes como Amazon y Walmart, ni al impacto de tiendas temporales como Spirit Halloween, que se convirtieron en una opción popular para los consumidores durante las temporadas festivas.
Estos factores se sumaron a la caída de Party City, que se une a una lista creciente de quiebras en el sector minorista en 2024. Según un análisis de Coresight Research, este año se proyecta como el de mayor número de cierres de tiendas desde 2020, impulsado por la reducción del gasto en artículos discrecionales debido al aumento del costo de vida.