Richard Allen, el hombre condenado por los asesinatos de dos adolescentes en Delphi, Indiana, en 2017, fue sentenciado a 130 años de prisión. Según NBC, el fallo llega casi ocho años después de que los cuerpos de Abigail Williams y Liberty German fueran encontrados cerca de un sendero de senderismo. Allen, de 52 años, recibió la pena máxima posible, lo que el juez Frances C. Gull describió como uno de los crímenes más horrendos. “Estas familias lidiarán con tu carnicería para siempre”, dijo el juez Gull.
El veredicto de culpabilidad se emitió el pasado 11 de noviembre, después de un juicio que duró cuatro semanas y en el que Allen fue declarado culpable de cuatro cargos de asesinato, incluyendo asesinato por delito grave y asesinato simple para cada víctima. “Richard Allen mantiene su inocencia”, expresaron sus abogados en un memo de sentencia antes de la audiencia. Sin embargo, los fiscales sostenían que Allen encontró a las chicas en el sendero de Monon High Bridge, armado con un arma de fuego, y las obligó a bajar colina abajo para luego cortarlas en el cuello.
Desde el inicio, el caso conmocionó a la pequeña comunidad de Delphi, la cual tiene una población de alrededor de 2,900 habitantes. Solo cinco años después de los asesinatos, en octubre de 2022, Allen fue arrestado. Se convirtió en un sospechoso clave cuando un voluntario descubrió un “lead sheet” mal etiquetado en septiembre de ese año. Este documento revelaba que Allen informó a la policía pocos días después de los asesinatos que había estado en el mismo lugar que las chicas el día de su desaparición. Sin embargo, los abogados defensores sostienen que Allen solo quería ayudar a las autoridades y que solía caminar por ese sendero frecuentemente.
El escenario del juicio también incluía múltiples confesiones de Allen desde la cárcel. Según CBS, la procuraduría presentó más de 60 confesiones grabadas en audio, en las cuales Allen admitía su culpabilidad a su esposa, su madre, un psicólogo y varios empleados de la prisión. “Lo hice. Maté a Abby y Libby”, dijo Allen en una grabación presentada por los fiscales, según CBS. Sin embargo, la defensa argumenta que Allen estaba en un estado psicótico durante esas confesiones, apuntando a un historial de trastorno depresivo mayor y trastorno de ansiedad.
Un elemento crucial para los fiscales fue una ronda de munición no disparada de calibre .40 encontrada en la escena del crimen. ABC informa que un análisis policial determinó que esta munición había sido cargada en el modelo de pistola Sig Sauer P226 de Allen. A pesar de ello, la defensa subrayó que no se encontró evidencia forense o de ADN que vinculara directamente a Allen con los asesinatos. “Nadie identificó a Allen como el hombre en el video o visto por testigos”, argumentaron sus abogados, según NBC.
La condena se concreta en medio de un caso lleno de elementos controvertidos, como el uso de dos bocetos policiales diferentes del sospechoso y la teoría de que las víctimas pudieran haber sido parte de un sacrificio ritual, una idea que fue desestimada durante el juicio. “Tampoco hubo solución cuando las autoridades inicialmente publicaron las fotos granulosas del supuesto culpable”, añade CBS.
A pesar de las dudas presentadas por la defensa y los argumentos sobre crisis de salud mental, el jurado decidió responsabilizar a Allen de estos brutales asesinatos, que aún dejan preguntas entre la población local. La familia de las víctimas no pudo comentar oficialmente durante el juicio debido a una orden de silencio, pero se espera una conferencia de prensa en la que se abordará públicamente el veredicto final.
El doble asesinato que estremeció a Delphi
El 13 de febrero de 2017, Abigail Williams y Liberty German fueron dejadas por un familiar en el sendero Monon High Bridge Trail, un lugar tranquilo rodeado de bosques en Delphi, Indiana. La promesa de una caminata al aire libre se transformó en una tragedia inimaginable. Cuando no regresaron al punto de encuentro, la alarma se encendió. Sus cuerpos fueron hallados al día siguiente, cerca del puente, con signos de violencia brutal: sus gargantas habían sido cortadas.
El caso conmocionó no solo a Delphi, una comunidad de apenas 2,900 habitantes, sino a toda la nación. Entre el miedo y el desconcierto, surgió un rayo de esperanza: Libby, con una valentía insospechada, había logrado grabar al agresor en su celular. La imagen borrosa de un hombre caminando y la breve grabación de su voz diciendo “bajen la colina” se convirtieron en piezas clave para identificarlo. Pero a pesar de los intensos esfuerzos policiales, los años pasaron sin respuestas. El misterio se aferró a Delphi como una sombra, dejando cicatrices visibles e invisibles en sus habitantes.
Richard Allen: un asesino al acecho entre sus vecinos
Durante cinco años, el nombre de Richard Allen no despertó sospechas en Delphi. El hombre de 52 años, esposo y padre, trabajaba como empleado en una farmacia local y llevaba una vida aparentemente ordinaria. Sin embargo, detrás de esa fachada se escondía un oscuro secreto. En octubre de 2022, un descubrimiento reavivó la investigación: un cartucho sin disparar encontrado entre los cuerpos de las niñas había sido identificado como proveniente de su pistola Sig Sauer. Este hallazgo fue el punto de inflexión.
Allen, quien había declarado a la policía en 2017 que estuvo en el sendero el día de los asesinatos, inicialmente pareció un testigo más entre los numerosos testimonios recopilados. Su confesión no llamó la atención hasta que un voluntario, revisando minuciosamente miles de documentos, encontró una pista mal archivada. El hombre que decía haber paseado por el mismo puente donde murieron Abby y Libby era ahora el principal sospechoso.
Los detalles de la investigación revelaron más sobre su comportamiento en prisión. En repetidas ocasiones, Allen confesó el crimen. Ante su esposa, entre lágrimas, dijo: “Lo hice. Maté a Abby y Libby”. A pesar de las súplicas de incredulidad de su esposa, quien atribuía sus palabras a los efectos de la medicación, estas confesiones resonaron en los pasillos de la cárcel, alcanzando a psicólogos y personal penitenciario.