Los migrantes impulsaron el mayor crecimiento poblacional de Estados Unidos en 23 años

La población de Estados Unidos creció a su ritmo más acelerado en más de dos décadas durante el año fiscal que terminó el 30 de junio de 2024, en gran parte gracias al impacto de la inmigración, según nuevos datos de la Oficina del Censo. El país alcanzó un total de 340,1 millones de habitantes, con un incremento del 1%, el mayor registrado desde 2001. Este aumento marca un cambio significativo frente a la tasa de crecimiento históricamente baja del 0,2% en 2021, cuando las restricciones por la pandemia afectaron los movimientos migratorios.

De acuerdo con las cifras publicadas el jueves 19 de diciembre, los inmigrantes representaron el 84% del crecimiento demográfico de Estados Unidos en el último año. Este fenómeno fue impulsado por un aumento tanto en las llegadas legales como en las irregulares, una caída en la tasa de natalidad y un índice de mortalidad elevado por el envejecimiento de la población. Según la Oficina del Censo, durante el periodo evaluado, el país recibió aproximadamente 2,8 millones de inmigrantes netos, el nivel más alto registrado en años recientes.

El informe incluye una importante revisión en la metodología de conteo que busca reflejar con mayor precisión el impacto de la inmigración. La nueva metodología considera a las personas admitidas bajo políticas humanitarias, un grupo que ha cobrado mayor relevancia en los últimos años. Entre 2021 y 2024, se estima que más de 5,8 millones de personas fueron admitidas en Estados Unidos bajo este tipo de medidas, según el Instituto de Políticas Migratorias (MPI).

Además, la Oficina del Censo ajustó al alza sus cifras de inmigración neta para el periodo 2022-2023, duplicando su estimación previa a 2,3 millones. Jed Kolko, economista que recientemente se desempeñó como subsecretario de Asuntos Económicos del Departamento de Comercio bajo la administración de Joe Biden, señaló a The Wall Street Journal que “las cifras revisadas mueven la discusión de ser un enigma sobre el presente a un desafío lleno de incertidumbre sobre el futuro”.

El crecimiento poblacional no se distribuyó de manera uniforme en todo el territorio estadounidense. La región sur concentró el 54% del aumento total, consolidándose como el principal destino de los nuevos residentes, tanto nacionales como internacionales. Texas lideró este crecimiento con un incremento de 563.000 personas, seguido de Florida, que añadió 467.000 nuevos habitantes.

En contraste, solo tres estados —Vermont, Virginia Occidental y Mississippi— registraron pérdidas poblacionales marginales. Estados del noreste y el medio oeste, como Nueva Jersey y California, también experimentaron salidas netas hacia otros estados, aunque estos flujos fueron compensados por la llegada de inmigrantes internacionales.

Por ejemplo, California perdió 240.000 residentes por migración interna, pero ganó 361.000 inmigrantes del extranjero. Nueva Jersey, por su parte, compensó una pérdida neta de 36.000 residentes internos con la llegada de 131.000 inmigrantes internacionales.

El análisis también reveló que 17 estados, incluidos Virginia Occidental, Maine, Vermont y Nuevo Hampshire, registraron más muertes que nacimientos, en parte debido a sus poblaciones envejecidas. Sin embargo, la inmigración evitó que muchos de estos estados experimentaran un declive poblacional general, de acuerdo con ABC News.

Los cambios demográficos reflejan tendencias más amplias. La baja tasa de natalidad en Estados Unidos, que ha caído drásticamente en las últimas décadas, se combinó con un índice de mortalidad elevado, influido por el envejecimiento de la población y las secuelas de la pandemia. Entre 2023 y 2024, el número de nacimientos superó al de muertes en 519.000, una mejora respecto a las cifras mínimas registradas en 2021, pero aún muy por debajo de los picos de décadas anteriores.

La dependencia de la inmigración como motor de crecimiento poblacional es un fenómeno relativamente reciente. Antes de la pandemia, los inmigrantes representaban menos de la mitad del crecimiento demográfico anual de Estados Unidos. Este porcentaje se ha disparado en los últimos años debido a una combinación de factores: la relajación de ciertas restricciones migratorias, el uso ampliado de políticas humanitarias y el aumento de las llegadas irregulares en la frontera sur del país.

El aumento en la población inmigrante tiene implicaciones económicas y políticas de largo alcance. Los inmigrantes no solo están contribuyendo a sostener el crecimiento de la población, sino que también están reforzando la fuerza laboral en un momento en que la economía estadounidense enfrenta desafíos, como el envejecimiento de la población trabajadora y la lucha contra la inflación.

Sin embargo, las políticas migratorias también generan incertidumbre. La próxima llegada al poder del presidente electo Donald Trump, quien ha prometido medidas estrictas contra la inmigración irregular, podría alterar significativamente las dinámicas actuales. Según un estudio del Instituto Brookings, la implementación de un régimen agresivo de deportaciones podría resultar en la salida neta de 650.000 inmigrantes en el primer año del mandato de Trump.

Este tipo de medidas podría tener efectos contraproducentes en el mercado laboral. Una reducción significativa de la fuerza laboral inmigrante podría generar presiones al alza sobre los salarios y los precios, complicando los esfuerzos de la Reserva Federal por controlar la inflación, que sigue por encima de su objetivo.