El caso de Luigi Mangione, acusado de asesinato en primer grado con agravante de terrorismo luego de disparar contra Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare. Mangione ha puesto en el centro del debate la influencia de la opinión pública en los procesos judiciales. A sus 26 años, el exalumno de la Ivy League se ha convertido en un inesperado símbolo de protesta social, lo que plantea preguntas críticas sobre la imparcialidad de su futuro juicio.
El 4 de diciembre, Brian Thompson fue asesinado a tiros mientras se dirigía a una conferencia de inversores en Manhattan. De acuerdo con las autoridades, el atacante, identificado como Mangione, llevaba un disfraz que complicó inicialmente su identificación. No obstante, fue arrestado días después en Altoona, Pensilvania, gracias a una denuncia de una persona en un McDonald’s que lo reconoció por imágenes difundidas por la policía.
Mangione enfrenta una acusación de asesinato con agravante de terrorismo. Según la ley de Nueva York, este cargo puede aplicarse si el acto busca “intimidar o coaccionar a una población civil o influir en las políticas de un gobierno”. Si es declarado culpable, Mangione podría recibir cadena perpetua sin libertad condicional, de acuerdo con las condenas establecidas por las normativas estatales.
El fenómeno de la simpatía pública
Pese a la gravedad de las acusaciones, Mangione ha despertado una ola de apoyo en redes sociales y plataformas de financiamiento colectivo. Según Forbes, se han recaudado más de 100.000 dólares para su defensa a través de GiveSendGo, después de que GoFundMe cancelara campañas similares. Este respaldo ha llevado a expertos como Neama Rahmani, exfiscal federal, a advertir que el caso será un desafío para la selección de jurados: “Nunca había visto a un presunto asesino recibir tanta simpatía. Para muchos, Mangione es un héroe”, afirmó en declaraciones recogidas por Newsweek.
El apoyo en línea no solo ha impulsado narrativas a favor de Mangione, sino que también ha fomentado discusiones sobre jury nullification. Este fenómeno, como explica la Asociación de Jurados Plenamente Informados, ocurre cuando un jurado declara a un acusado “no culpable” a pesar de creer que violó la ley. Forbes señala que debates en plataformas como Reddit han cuestionado si los jurados podrían ser influenciados por la percepción pública o incluso penalizados si optan por este enfoque.
Craig Barkacs, profesor de derecho en la Universidad de San Diego, añadió que las redes sociales amplifican divisiones sociales en casos de alto perfil: “Plataformas como Twitter y Facebook no solo difunden, sino que también moldean la narrativa, intensificando debates que pueden influir en los jurados”, comentó en entrevista para Forbes.
El desafío de la selección del jurado
La selección de un jurado imparcial será una tarea ardua para ambas partes. Según Newsweek, la defensa y la fiscalía emplearán el proceso de voir dire para filtrar candidatos con posibles sesgos. Este procedimiento consiste en realizar varias preguntas al posible jurado para determinar si están diciendo la verdad. Colleen Kerwick, abogada en Nueva York, detalló que la defensa buscará jurados más jóvenes, que puedan identificarse con Mangione, mientras que la fiscalía intentará evitar lo que denominan “jurados encubiertos”, simpatizantes que podrían entrar al jurado con la intención de absolver al acusado.
La creciente influencia de las redes sociales en casos judiciales plantea un dilema ético y legal. Según John J. Perlstein, abogado de renombre nacional en entrevista para Forbes, “en la era de la información, es inevitable que las opiniones del público influyan en los jurados”. Sin embargo, Perlstein también subrayó que la responsabilidad recae en los abogados y jueces para garantizar un juicio justo.
Con una fecha de juicio aún por determinar, el caso de Luigi Mangione se perfila como un examen crítico para el sistema judicial estadounidense. Mientras la fiscalía busca reforzar el agravante de terrorismo, el creciente apoyo público al acusado podría convertir el juicio en un reflejo de las tensiones sociales respecto al descontento con el sistema de salud estadounidense.