El secretario de Estado saliente, Antony Blinken, recibió este miércoles a Marco Rubio, el elegido de Donald Trump para sustituirlo y liderar el Departamento de Estado de Estados Unidos.
El portavoz adjunto de la diplomacia, Vedant Patel, informó sobre este encuentro en las oficinas del Departamento y aseguró que se trató de “una conversación buena, instructiva y sustancial”, que apunta a conseguir “una transición sin problemas” cuando, el próximo 20 de enero, la Administración Trump regrese oficialmente a la Casa Blanca.
En este proceso, sumó Patel, Joe Biden, Blinken y sus equipos están dispuestos a trabajar con los funcionarios entrantes para lograr un proceso ordenado y pacífico.
El pasado 13 de noviembre, el republicano confirmó que Rubio, senador por Florida desde 2011, era su elegido para estar al frente del Departamento de Estado, en un convulsionado contexto geopolítico en el que Trump no ha desperdiciado oportunidades para cargar contra sus adversarios y terceros países.
Rubio, un cubano conservador, considerado un ‘halcón’ en política exterior, tendrá a su cargo -una vez conseguida la aprobación del Senado- el liderazgo de cuestiones como la guerra entre Rusia y Ucrania -que el republicano prometió terminar “en 24 horas”-, el conflicto entre Israel y los grupos terroristas proiraníes, el nuevo Gobierno en Siria, la enemistad con China, el crecimiento del programa nuclear de Teherán, el narcotráfico y la migración desde México, y las dictaduras latinoamericanas como Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otras cuestiones.
De todo ello, sin embargo, lo que se espera que predomine en su agenda es el trabajo regional, que durante años fue denominado despectivamente “el patio trasero” de Washington, inclusive con la creciente presencia de estos adversarios extracontinentales en la zona y sus estratégicas alianzas.
“Normalmente, la política hacia América Latina se deja en manos de oficiales subalternos pero los reflejos de Rubio están firmemente centrados en la región. Estará prestando atención y los Gobiernos van a tener que ser más cooperativos en su relación más amplia con Estados Unidos si quieren acercarse”, consideró Christopher Sabatini, investigador de Chatham House, en Londres.
Quienes más están contando con esta atención son los líderes opositores venezolanos, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, quienes exigen la investidura del ex diplomático el próximo 10 de enero, como sucesor de Nicolás Maduro, tal como manifestó la gente en las urnas.
Si bien el chavismo ha descartado en reiteradas oportunidades la posibilidad de dejar el mando del país, la oposición confía en que Rubio pueda activar algún tipo de mecanismo de negociación para conseguirlo, dado que el cubano ha prometido terminar con las dictaduras en la región.
“Tenemos un plan que no podemos revelar pero nuestra intención es llegar a Venezuela a partir del 10 de enero para asumir el mandato y hacer respetar la voluntad soberana del pueblo de Venezuela. Con temor no se va a la guerra. Yo no voy a una guerra pero sí voy a la recuperación de la democracia venezolana, y voy con mucho esfuerzo y voluntad para recomponer la legalidad democrática en Venezuela”, dijo recientemente González Urrutia.
(Con información de EFE)