Beda Koorey, una jubilada residente de Long Island, vivió un insólito calvario tras recibir multas de miles de dólares de tráfico provenientes de diversos estados de Estados Unidos y de Canadá, a pesar de haber dejado de conducir en 2020. La causa del problema se remonta a sus placas personalizadas, entregadas en el momento de su jubilación, las cuales terminaron siendo utilizadas de manera fraudulenta. Este caso no solo expone fallas en los sistemas administrativos, sino también las consecuencias de un fenómeno vinculado al fanatismo por la cultura pop.
La confusión comenzó después de que Koorey devolviera sus placas personalizadas con el identificador NCC-1701, un código asociado a la nave estelar USS Enterprise en la popular serie de ciencia ficción Star Trek. Sin embargo, estas placas, que se volvieron un objeto de culto para los fanáticos, comenzaron a reproducirse en plataformas como Amazon y eBay como artículos decorativos. Los precios accesibles de estas “placas de novedad” (vendidas por alrededor de 15 dólares) facilitaron su adquisición y posterior uso indebido.
Koorey recibió infracciones de lugares tan lejanos como Montreal, Canadá, y múltiples estados de Estados Unidos, como Texas, Florida y California. A pesar de haber informado a las autoridades que dejó de conducir hace cuatro años y que jamás había estado en Canadá, las notificaciones de multas siguieron llegando a su domicilio. “Quiero llorar porque es un asunto simple que podría haber solucionado”, expresó con frustración al canal CBS New York, mientras que en entrevistas con News 12 Long Island narró el impacto emocional y administrativo que el caso tuvo en su vida.
El fenómeno de las placas personalizadas y su impacto en la vida de los fanáticos
El número NCC-1701 ha sido una referencia central en el universo de Star Trek, lo que convirtió a las placas de matrícula originales en un objeto de deseo entre coleccionistas y fanáticos de la serie. Sin embargo, la facilidad con la que estas placas pudieron ser reproducidas y vendidas como réplicas desencadenó un uso fraudulento masivo que afectó directamente a Koorey. Según reportajes locales, las réplicas han sido utilizadas no solo como objetos decorativos, sino también en vehículos para evadir responsabilidades legales, dejando a Koorey atrapada en un embrollo legal que nunca imaginó enfrentar.
“Han sido cuatro años de lágrimas para Koorey”, informó Jennifer McLogan, periodista de CBS New York. La abuela de Huntington, quien está perdiendo la vista, dejó de conducir, vendió su auto y entregó sus placas en 2020. Sin embargo, las réplicas de las placas, fabricadas con agujeros preperforados para su instalación en vehículos, comenzaron a acumular multas enviadas al domicilio de Koorey.
El fenómeno pone de manifiesto cómo la cultura pop puede tener repercusiones inesperadas cuando artículos icónicos son apropiados fuera de su contexto original. En este caso, un simple homenaje a una serie de televisión terminó por complicar la vida de una jubilada de forma drástica, llevándola a lidiar con un caos de multas y trámites que afectaron su bienestar emocional y financiero.
Solución legal: un proceso arduo pero con avances significativos
El abogado Kenneth Mollins decidió intervenir en el caso tras conocerlo a través de un reportaje. Según explicó, el problema se originó en la falta de actualización de los registros estatales: las antiguas placas de Koorey seguían vinculadas a su nombre y dirección en las bases de datos oficiales. “Esta es una señora que ha sido golpeada por una gran corporación durante cuatro años”, dijo Mollins en la entrevista con CBS New York.
Mollins indicó que, tras investigar a fondo, el problema quedó “totalmente resuelto”. “Dos horas después de recibir la carta, recibí una llamada del abogado general”, explicó. Sin embargo, aún enfrenta el desafío de desestimar 194 multas solo en el estado de Nueva York, además de atender infracciones en 23 estados adicionales. “Tu asunto ha sido totalmente resuelto”, informó Mollins a Koorey, un momento que ella describió como “un cambio de vida”.
El caso evidencia las limitaciones de los sistemas administrativos actuales y su falta de coordinación interestatal. Mientras que el Departamento de Vehículos de Motor de Nueva York (DMV, por sus siglas en inglés) sostiene que el uso indebido de las placas de novedad es responsabilidad de las fuerzas del orden, Koorey insiste en que el DMV debería haber actualizado sus registros para desvincular su nombre de las placas fraudulentas. Este vacío administrativo dejó a Koorey en una situación de vulnerabilidad durante años.
Un cierre simbólico y las lecciones aprendidas
Tras años de estrés y confusión, Koorey planea dar un cierre simbólico a esta etapa enterrando los documentos relacionados con las multas en el jardín de su casa. “Y ahora voy a hacer un hoyo en el jardín y enterrar estos documentos. Estas cientos de multas en Long Island”, dijo Koorey a CBS New York. Este gesto representa para ella un acto de liberación y un final definitivo a un problema que nunca debió ocurrir.