“Sin dar detalles, mi plan es estar en Venezuela el día 10 de enero y tomar posesión como presidente constitucional”, dijo Edmundo González Urrutia en una aparición inesperada, por videoconferencia, en la jornada de cierre del World Strategic Forum (WSF) que reunió a figuras globales de la política y la economía en el Hotel Biltmore de Coral Gables, Miami. Elegido por la mayoría según los votos registrados en las actas, González habló desde Madrid, donde está refugiado, y envió un mensaje al pueblo de su país: “Estamos atentos a que se respete y a hacer valer la voluntad popular del 28 de junio”.
Poco más tarde, en la mesa más esperada, que reunió a los ex mandatarios Vicente Fox, de México; Iván Duque, de Colombia; y Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, se habló mucho de esa fecha ya inminente: “Debemos ver el 10 de enero como una pista de despegue”, propuso Guaidó.
—Tenemos un una tripulación de lujo —siguió—: María Corina Machado, Edmundo González Urrutia, es decir la unidad consolidada en Venezuela. Tenemos amigos en toda la región, que reconocieron el gobierno interino y hoy, más sencillo, un presidente electo por la soberanía popular. Ahora hace falta subir gente a ese avión. Nuestra Fuerza Armada, la comunidad internacional, el reconocimiento diplomático. Vamos a llenar de gente ese avión, de los gobiernos que necesitamos que nos acompañen. Tenemos un plan de ruta muy claro diseñado con María Corina Machado y ese equipo: democracia y libertad para Venezuela, que va a repercutir sin duda alguna en todo el continente.
—Yo quiero un boleto para ese avión —dijo Fox, mientras el resto de la mesa de presidentes y el público aplaudía a Guaidó.
Durante dos jornadas, el martes 10 y el miércoles 11 de diciembre, el evento que organizan el International Economic Forum of the Americas (IEFA) y el Adam Smith Center for Economic Freedom de la Universidad Internacional de Florida (FIU) discutió los desafíos más relevantes del desarrollo en el panorama actual del mundo. La audiencia, presencial y virtual, escuchó a 60 ponentes destacados, y la sorpresiva intervención de González fue bienvenida por todo el auditorio.
“Nos enfrentamos a una situación muy delicada”, dijo el hombre de 75 años, votado por la mayoría de los venezolanos que acudieron a las urnas, según reconocieron 30 países del mundo, entre ellos los de la Unión Europea y en las Américas, Estados Unidos, Perú, Ecuador, Costa Rica, Argentina, Uruguay y Panamá. “Hemos vivido el mayor ciclo de hiperinflación de la historia, con la disminución del 70% de nuestro PIB, más del 50% de pobreza extrema y el éxodo de la cuarta parte de nuestra población”.
González subrayó que esta crisis no fue consecuencia de fenómenos externos como guerras, sanciones o desastres naturales: “Fue producto de un modelo político y económico que tiene un perfil muy negativo y no es conforme al Estado de Derecho”.
Agregó: “Es un sistema al que no le conviene que impere la ley. Más bien requiere que la opacidad se extienda a todo tipo de operaciones comerciales y se asocia sobre todo con actores autocráticos y criminales de nuestro hemisferio”. Así se generó una dinámica que afectó por igual a empresas y ciudadanos, que viola los derechos de propiedad como los derechos humanos e inclusive “comete crímenes de lesa humanidad”.
González habló del programa que espera implementar desde la presidencia de Venezuela, basado en una combinación de “inversión pública y privada en infraestructura y bienes públicos para impulsar el crecimiento y la productividad”. Dado que hablaba ante una audiencia global, el presidente electo aprovechó para remarcar la importancia de la inversión internacional para reconstruir su país: “Será decisiva y bienvenida”.
El potencial energético de Venezuela en el contexto global actual, sumó, permitiría que fuera “el hub energético” de las Américas. “Occidente requiere ampliar sus fuentes de energía, y Venezuela ofrece condiciones inmejorables para ello”, dijo: las reservas de petróleo más grandes del planeta.
González se refirió al mal estado del sistema de seguridad social y dijo que lo reconstruirá: “La recuperación del valor de las pensiones, el acceso básico a la salud y la escolarización del 100% de los niños y adolescentes constituirán los objetivos primordiales de nuestras políticas sociales”, afirmó.
Pero, sobre todo, el gobierno “los ejes básicos” de la política que, “junto a María Corina Machado y la Plataforma Unitaria” aspira a aplicar, se limitan a reconstruir la nación venezolana. “Requerimos un Estado más ligero y eficaz, democrático y subsidiario, que sirva a los ciudadanos y a las libres fuerzas operativas de una economía social de mercado”.
Pero lo más importante es la confianza en sus conciudadanos: “Quien conoce a Venezuela sabe que sus posibilidades de recuperación son extraordinarias. El país dispone de abundantes recursos naturales, una notable capacidad instalada, profesionales altamente capacitados y una tradición democrática que sigue viva en el corazón de los venezolanos”
La mesa de los ex presidentes: Duque, Fox y Guaidó
Carlos Díaz Rosillo, fundador y director del Centro Adam Smith de FIU, coordinó el encuentro de las máximas figuras que pasaron por la 13º edición del WSF, y comenzó por el ex presidente de Colombia, Iván Duque, quien criticó a su par, Gustavo Petro: “Hoy celebró un crecimiento económico del 1,6 por ciento. Nosotros tuvimos crecimiento de más del 10% en el 2021″.
El gobierno actual, calificó, es ”profundamente ideologizado, radical, antiempresarial”. Golpeó a los sectores de la salud y “hoy mismo ha golpeado al sector de energía”, agregó. “La inversión cae. Hay muy mala ejecución presupuestaria. Cualquier tema se convierte en una visión de estatismo versus iniciativa privada. ¿Eso qué causa? Incertidumbre. Y eso se traduce en bajos niveles de crecimiento”.
Pero lo que más le preocupa a Duque, según insistió en la conversación con los mandatarios, es el comportamiento de la dirigencia política del centro, “el narcisismo de las pequeñas diferencias”, lo llamó. “Entre la centroderecha y la derecha hay muchas coincidencias, pero una diferencia así de pequeña genera unos abismos irreconciliables. Mientras que en el lado de la izquierda hay muchísimas diferencias, pero una pequeña coincidencia los hace monolíticos. Creo que hay que pensar en una gran alianza nacional republicana de cara al 2026″, cuando Colombia vuelve a las urnas. “Una gran convergencia de fuerzas para llegar sólidos y ganar”.
Fox se sumó a la crítica de cierto perfil político: “Hoy existe una nueva forma de hacer política fuera de los partidos políticos, sin saber cómo gobernar, que no es más que engaño, que no es más que posverdad. Es un camino nuevo para el cual hay que prepararnos, porque de aquel lado se juega totalmente fuera de la ley: dando dádivas, premios, donaciones para comprar votos”.
El ex presidente mexicano describió el presente como “un gigantesco reto para quienes creemos en la democracia, en la libertad, en el respeto a los derechos humanos y a la ley”. Y si bien al comenzar su intervención saludó a “todas y todos”, no fue muy considerado con su par Claudia Sheinbaum: “Se dice que hay mucha esperanza que la nueva presidencia, con cara de mujer, va a ser diferente. A mí que no me vengan con cuentos. Quienes se expresan como se han expresado, ya sabemos adónde van. Es tiempo de que en Latinoamérica salgamos adelante con una lucha cultural”.
Venezuela, el tema que compartieron todos
Para Guaidó la lucha es más material y cercana: “Hay que levantar las licencias otorgadas para el flujo de caja de la dictadura —siguió con la esperanza de que González pueda asumir la presidencia que ganó por el voto de los venezolanos—. El caso, por ejemplo, de Chevron. Y no es que los venezolanos no queramos empresas petroleras, ¡las queremos a todas! Pero con Estado de derecho. Con respeto a nuestra Constitución. Tenemos una oportunidad de oro para reinvertir en nuestra industria petrolera a partir del 10 de enero”.
El día en que González debería tomar posesión del cargo volvió varias veces en la conversación. “Hay que proteger al presidente electo. Atención con esto —remarcó—: no es suficiente con palmaditas en la espalda. Agradecemos las buenas intenciones, pero hay que ser responsables y acabar con la impunidad de las dictaduras”.
Guaidó dio un dato que despertó rumores en la sala: “Venezuela tiene más presos políticos que los de Rusia, Nicaragua y Cuba sumados, incluidos el equipo de María Corina que está en la Embajada de Argentina”. Y dijo que, si bien muchas veces la oposición venezolana tuvo diferencias y no logró unificarse, hoy tiene esa unidad. “Hay unidad no solamente electoral, sino de propósito. El cambio en Venezuela”.
Eso, agregó, impacta en la región: “Representa parte de la paz en Colombia. No más santuario para grupos ilegales. Representa la posibilidad de una alianza estratégica energética. La eliminación de la migración forzada como arma de negociación”.
Entre los otros temas que resonaron entre el público se destacó la opinión de Duque sobre qué debería hacer Estados Unidos para recuperar el liderazgo en América Latina, una pregunta que planteó Díaz Rosillo.
—Ese lema de la campaña de Donald Trump, “Make America Great Again”, no se va a cumplir sin un legado indiscutible, y el primer legado tendría que ser dejar una región libre de dictaduras. Si no existe la ambición diplomática de fortalecer lo que más nos une en este hemisferio, que es la democracia, quedaría una deuda pendiente.
Según el ex presidente colombiano, lo primero es el tema del que más se habló en el día de cierre del World Strategic Forum: la salida de Nicolás Maduro. “Hay tres cosas que tienen que pasar rápidamente”, propuso Duque. “La primera: ya no hay argumento para más dilación por parte de la Corte Penal Internacional, tienen toda la evidencia para dictarle una orden de arresto a Nicolás Maduro lo más pronto posible. Segundo: en Estados Unidos hay que aumentar la recompensa por Maduro, por Diosdado [Cabello], por Tareck [el Aissami], por toda esa cúpula del Cartel de los Soles”.
Y la tercera cosa volvió a remitir al 10 de enero de 2025: “Tiene que haber un mensaje del hemisferio, y particularmente de los Estados Unidos, para las fuerzas militares y de policía de Venezuela. Hay que decirles que hay un presidente legítimo que se llama Edmundo González, al que sostiene la evidencia de actas recabadas por miles de heroicos testigos electorales. Y esas fuerzas militares y de policía tienen que ubicarse en el lado correcto de la historia. Si lo hacen y facilitan la posesión del presidente legítimo y empieza el restablecimiento de la democracia, tendrán una oportunidad. De lo contrario, tendrán que arreciar las sanciones individuales a ellos, a sus familias y a sus patrimonios. No más agua tibia. Tiene que ser con total presión”.
El mayor problema de América Latina
Otro de los participantes en la jornada de cierre del World Strategic Forum fue el ex embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo, actualmente fellow del Centro Adam Smith de FIU. “El mayor problema de América Latina es la falta de respeto al estado de derecho”, dijo en el momento que más asentimientos recibió entre el público. “Un fondo de inversión prefiere un 3% de retorno en Estados Unidos antes que un 25% en América Latina porque, aunque el retorno sea menor, la certeza de no perderlo todo es mucho mayor”, agregó.
En diálogo con Díaz-Rosillo, el político detalló ejemplos como Honduras Próspera. “Era un proyecto ambicioso: una zona de libre comercio aprobada por el Congreso y el presidente que generó miles de empleos. Pero llegó un nuevo gobierno y canceló la concesión, dejando cientos de millones de dólares en pérdidas. ¿Qué mensaje envía esto al resto del mundo?”, cuestionó. El otro ejemplo que dio fue el de Argentina: “Los defaults recurrentes y el trato adverso a los accionistas internacionales no solo limitan la llegada de nuevas inversiones, sino que también fortalecen la percepción de que no se puede confiar en el país”.
Trujillo subrayó que los obstáculos internos de la región son tan significativos que crearon una paradoja: “China es un lugar terrible para hacer negocios, pero ofrece algo que América Latina no: certeza”. Recordó cómo en décadas pasadas las cadenas de suministro globales se trasladaron masivamente hacia Asia debido a la previsibilidad y estabilidad, condiciones que América Latina aún no ha logrado replicar. Al hablar de las posibilidades del nearshoring, destacó: “Es una oportunidad histórica para América Latina, pero necesita garantizar estabilidad y reglas claras para atraer a las empresas que buscan salir de China”.
Un momento para República Dominicana
Durante el día, el WSF había pasado por distintos temas –desde cruceros hasta bitcoin, pasando por eventos deportivos—, pero uno atrajo la atención de más de un ponente: sobre la República Dominicana hablaron Víctor Bisoñó Haza, ministro de Industria, Comercio y Mipymes de ese país, y Robin Bernstein, ex embajadora de Estados Unidos en Santo Domingo
“La República Dominicana cuenta con un régimen de zona franca de más de 50 años, el más completo de toda la región”, dijo el ministro, “100% exento de pago de aranceles”. A diferencia de otros países, donde las exenciones se limitan a períodos de 10 o 15 años y son revisables, en la República Dominicana son permanentes, y eso parece haber contribuido a un cambio en el perfil productivo: “Hace 30 años éramos 90% textil; hoy esa proporción es apenas del 10%. Actualmente, somos el segundo proveedor de dispositivos médicos a los Estados Unidos”, dijo. Como ejemplo, señaló que productos esenciales como hilos de sutura y catéteres utilizados en hospitales estadounidenses son “made in Dominican Republic”.
El éxito del régimen de zona franca, según Bisoñó, está que la población joven del país —más de la mitad de los 11 millones de habitantes— “tiene disponibilidad de aprender, insertarse en el mercado y adquirir experiencia” gracias a alianzas con instituciones internacionales, como la Universidad de Perú, el MIT, la Universidad de Texas y la EOI de España. Según el ministro, estos acuerdos están orientados a “preparar al capital humano hacia lo que demandan las industrias y las inversiones extranjeras”.
Bisoñó Haza habló también de las relaciones con Estados Unidos: “El nuevo gobierno parece que va a ponerle la debida atención a América Latina”. Enfatizó el papel estratégico de la República Dominicana en el nearshoring e inversión: “Somos un aliado clave, no solo por la estabilidad política y económica, sino porque también actuamos como barrera ante amenazas como la inmigración ilegal y el narcotráfico”.
La ex embajadora Bernstein contó su experiencia durante su gestión en Dominicana, centrada en seguridad, inversión, comercio, preparación para los desastres naturales y educación. “Casi una docena de agencias federales de Estados Unidos estuvieron directamente involucradas en los esfuerzos contra el narcotráfico, el tráfico humano y la prevención del crimen y la violencia”. También señaló que, bajo su supervisión, se logró “rastrear, acusar y extraditar a los mayores narcotraficantes del Caribe en los últimos 20 años”.
Quiso el azar que le tocara vivir allí la pandemia de Covid-19, y tuvo un papel importante en la entrega de equipo de protección para el personal sanitario, respiradores y hospitales móviles. Además del trabajo para mejorar la infraestructura del país, facilitar el pronóstico de huracanes y elevar la alfabetización, Bernstein reconoció la importancia del béisbol como vínculo cultural entre Estados Unidos y República Dominicana: “Más del 11% de los jugadores de nuestras Grandes Ligas son dominicanos”. Eso inspiró la creación de un para proteger la salud de los jóvenes atletas dominicanos.