La noche del martes 3 de diciembre, en la prisión estatal de Bonne Terre, Missouri, Christopher Collings, de 49 años, fue ejecutado mediante una inyección letal de pentobarbital. Este acto marcó la culminación de un proceso judicial que atrajo la atención de todo Estados Unidos.
El destino de Collings fue claro desde el momento en que la Corte Suprema rechazó su última apelación y el gobernador Mike Parson negó el indulto. Antes de su ejecución, el hombre ofreció una declaración escrita en la que pidió perdón a las personas que lastimó y expresó su esperanza de que algún día pudiera “encontrarlas en el cielo”. Por su parte, el mandatario expresó que espera que este acto brinde paz a quienes conocieron y amaron a Rowan Ford, la joven víctima cuyo asesinato y marcó este caso.
Rowan Ford, de nueve años, era una alumna de cuarto grado descrita por sus profesores, quienes asistieron al juicio de Collings, como una niña feliz y trabajadora, amante de Barbie y cuyo cuarto estaba pintado de rosa. Collings, conocido por la familia como “tío Chris”, había vivido en la casa que Rowan compartía con su madre, Colleen Munson, y su padrastro, David Spears. A veces ayudaba a la niña con sus tareas escolares, lo que ayudó a crear un vínculo que haría su traición aún más devastadora.
El cierre de un caso polémico
La ejecución fue la número 23 en Estados Unidos durante 2024 y la cuarta en Misuri, un estado que este año ha registrado un alto número de penas capitales, solo superado por Alabama y Texas. La muerte del delincuente fue declarada nueve minutos después de la inyección, en un procedimiento presenciado por un consejero espiritual que estuvo a su lado, de acuerdo con reportes de The Associated Press (AP).
“Acepto esta situación como es, sea correcta o incorrecta. A todos los que he lastimado en esta vida les pido perdón. Espero que puedan cerrar el ciclo y seguir adelante. Espero verlos en el cielo algún día”, escribió Collings en su declaración final escrita.
Según los registros judiciales citados por AP, el 3 de noviembre de 2007, Collings, bajo los efectos del alcohol y la marihuana, sacó a Rowan de su cama mientras dormía y la llevó a su caravana. Allí cometió el ataque sexual que culminaría en su asesinato. En su confesión, Collings explicó que planeaba devolver a Rowan a su casa sin que pudiera identificarlo, pero la luz de la luna lo delató. En un acto desesperado, usó una cuerda para estrangularla.
El papel del padrastro de Rowan
El caso tomó un giro inesperado cuando las investigaciones revelaron la posible implicación de Spears. Aunque fue Collings quien confesó el crimen y llevó a las autoridades al sumidero donde había arrojado el cuerpo de Rowan, el padrastro de la menor también admitió en una declaración a la policía haber participado en el asesinato. Según los documentos judiciales, él afirmó estrangular a Rowan con un cordón que el ahora ejecutado le proporcionó.
A pesar de esta declaración, Spears enfrentó cargos menores y fue liberado tras cumplir más de siete años en prisión, dejando preguntas sin responder sobre la disparidad de las sentencias entre ambos hombres.
El asesinato de Rowan Ford y la ejecución de su agresor han dejado una huella profunda en la comunidad de Missouri. La pérdida de una niña descrita como alegre y prometedora generó un dolor difícil de superar. Las declaraciones de Collings antes de su ejecución, en las que reconocía sus crímenes y pedía perdón, provocaron respuestas encontradas. Mientras algunos expresaron alivio por el cierre del caso, otros cuestionaron el sistema de justicia que permitió que Spears recibiera una sentencia mucho más leve.