Caroline Cray, una joven de 24 años de Massachusetts, vive una realidad única que desafía los límites de la cotidianidad: su dieta se limita estrictamente a avena y una fórmula infantil hipoalergénica llamada EleCare. Esto no es una elección ni una moda alimenticia, sino la consecuencia de una condición médica crónica rara conocida como síndrome de activación de mastocitos (MCAS), que le provoca reacciones alérgicas graves a casi todos los alimentos.
Sin embargo, esta situación no ha sido un impedimento para que Cray busque disfrutar las festividades, mantener una vida social activa y adaptarse a los desafíos que le impone su cuerpo.
El inicio de esta historia se remonta a septiembre de 2017, cuando Cray experimentó por primera vez un shock anafiláctico tras consumir helado. En los meses siguientes, su salud se deterioró rápidamente al desarrollar reacciones severas a alimentos comunes como pan, pizza, arroz y frijoles, lo que incluso la llevó a pasar 12 días en una unidad de cuidados intensivos, de acuerdo con reportes de Fox News Digital.
Adaptarse a una nueva vida
A pesar de que en un principio los médicos pensaron que su condición podría ser pasajera, los síntomas no desaparecieron, y Cray vivió momentos de incertidumbre mientras sufría opresión en la garganta, dificultad para respirar y picazón constante.
Después de casi un año de pruebas, en mayo de 2018 Cray recibió el diagnóstico definitivo: síndrome de activación de mastocitos (MCAS). Esta enfermedad, poco común y crónica, se caracteriza por la liberación descontrolada de sustancias químicas, lo que desencadena reacciones alérgicas graves incluso ante estímulos mínimos.
Cray calificó esta experiencia como una mezcla de emociones, pues, por un lado, alguien reconocía que lo que sufría era una enfermedad crónica, pero por el otro, se enfrentó al pensamiento de que tenía algo con lo que lidiar el resto de su vida.
Con el diagnóstico llegaron cambios drásticos en su vida, incluyendo una dieta extremadamente limitada que consiste exclusivamente en avena y la fórmula infantil EleCare. Esta rutina alimentaria, que lleva siguiendo durante cinco años, no solo requiere un control minucioso para evitar reacciones alérgicas, sino también una preparación emocional y física. Cray debe medicarse antes de cada comida y soportar la monotonía de consumir los mismos alimentos diariamente.
La dieta de Cray no es la única herramienta que emplea para manejar su enfermedad. También toma una variedad de medicamentos con diferentes frecuencias: algunos diarios, otros semanales y otros quincenales. Este régimen, aunque efectivo para evitar las reacciones graves, no ha eliminado el deseo de diversificar su alimentación. Hasta el momento, ha intentado incorporar alimentos como pollo, cordero, batata y brócoli, pero sin éxito. Cada nuevo intento implica un procedimiento riguroso de prueba para identificar si hay reacciones, algo que hace bajo la supervisión de un terapeuta especializado en MCAS.
Según relató Cray, este es su quinto año haciendo la dieta de avena y aún no pierde la esperanza de encontrar otras opciones alimenticias en un futuro, probando alimentos uno por uno para saber si tiene reacciones alérgicas a ellos.
Los esfuerzos por llevar una vida normal
A pesar de sus severas restricciones, Cray ha encontrado maneras de mantener una vida social activa y disfrutar de las festividades. Durante las reuniones familiares o salidas con amigos, lleva su propia comida y aprovecha para ser la conductora designada.
Durante las fiestas de temporada, Cray adapta las celebraciones a su realidad organizándolas en su propia casa, un cambio que inicialmente le resultó difícil, pues al principio ella no quería comer delante de nadie. Ahora, se siente más cómoda y encuentra maneras de participar en los rituales familiares que no giran exclusivamente en torno a la comida.
Cray mantiene la esperanza de poder ampliar su dieta en algún momento y sigue trabajando estrechamente con su terapeuta para buscar alternativas seguras. Mientras tanto, ha aprendido a disfrutar de los momentos pequeños y a encontrar satisfacción en actividades fuera del ámbito alimenticio.