Un suceso trágico sacudió a los residentes de Crown Heights, en Brooklyn, cuando Luis Gabriel Santamaría, un joven de 27 años, regresó a casa tras una noche fuera para encontrar una escena devastadora: su perro, Kith, yacía sin vida en la acera frente a su edificio. Su muerte no fue accidental. Según las declaraciones del devastado dueño, el responsable fue un amigo, Alberto Morris, quien habría irrumpido en su apartamento y arrojado al cachorro desde el balcón del piso 14.
Este brutal acto, que Santamaría describió como un “asesinato sin razón”, ha dejado a su dueño profundamente afectado y al vecindario conmocionado. Kith, un pitbull de dos años, era más que una mascota; era el compañero inseparable del hombre desde que lo adoptó siendo apenas un cachorro. “Era literalmente mi mejor amigo”, afirmó en redes sociales, destacando que el agresor fue puesto en libertad.
Una amistad que terminó en tragedia
La relación entre Santamaria y Morris comenzó semanas antes del trágico suceso. Ambos hombres, de origen panameño, se conocieron en Brooklyn y entablaron una amistad rápida, marcada por el entusiasmo de compartir una misma herencia cultural. Sin embargo, el dueño del can pronto comenzó a notar comportamientos inquietantes por parte de su compañero, quien, según él, mostraba una actitud obsesiva. Mensajes extraños, visitas no anunciadas y horas de timbres insistentes en su puerta se convirtieron en señales de alarma que anticiparon el violento desenlace.
La noche anterior al incidente, ambos asistieron a una fiesta de Halloween en Williamsburg, donde Morris exhibió un comportamiento agresivo y alterado. Santamaría relató cómo su compañero, en estado de ebriedad, intentó iniciar peleas, le arrebató una bolsa que llevaba y, sin que él lo notara, sustrajo las llaves de su apartamento. La tensión en el ambiente llevó a que el personal de seguridad expulsara a Morris de la fiesta, pero para entonces, el daño ya estaba hecho.
Horas después, Morris irrumpió en el apartamento utilizando las llaves robadas. El resultado de esa invasión dejó al hombre con una pérdida irreparable y al agresor enfrentando acusaciones judiciales.
Un altercado que escaló trágicamente
Santamaría, consciente del peligro de que su compañero pueda irrumpir en su hogar, pidió ayuda a sus amigos para que se dirigieran a su casa antes de que Morris pudiera ingresar. Sin embargo, para cuando llegó a su apartamento, ya era demasiado tarde. El sujeto había usado las llaves para entrar, y tras un breve paso por el lugar, lanzó a Kith desde el balcón del piso 14.
Además de cometer este acto cruel, Morris intentó arrancar una cámara de seguridad instalada en el lugar antes de abandonar la escena. Cuando Santamaría llegó finalmente a su hogar, encontró a su querido pitbull muerto en la acera, mientras un amigo que le había regalado al cachorro lloraba desconsolado fuera del edificio.
Una liberación controvertida
Tras el violento incidente, Alberto Morris, de 33 años, fue arrestado y enfrenta varios cargos, entre ellos crueldad agravada hacia los animales, hurto mayor, posesión ilegal de propiedad robada y tortura animal. A pesar de la gravedad de las acusaciones, las leyes del estado de Nueva York consideran que los cargos presentados contra Morris no son elegibles para fianza, ya que no tenía antecedentes penales previos. Esto llevó a su liberación bajo supervisión hasta su próxima audiencia en los tribunales.
El cargo de crueldad agravada hacia los animales, clasificado como delito grave, tiene una pena máxima de dos años de cárcel en Nueva York. Sin embargo, esta sentencia solo se aplica tras una condena formal, lo que deja a los acusados en libertad durante el proceso judicial.
Este detalle ha generado una profunda indignación en Santamaria, quien cuestiona por qué alguien capaz de cometer un acto tan violento permanece en libertad. “No creo que ningún tipo de asesino debería estar fuera de la cárcel”, declaró, reflejando su miedo e impotencia ante el sistema legal.