Alrededor de 1,500 migrantes, principalmente de Centro y Sudamérica, formaron una nueva caravana en el sur de México con la esperanza de llegar a los Estados Unidos antes de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump en enero. El grupo, compuesto por hombres, mujeres y niños, inició su trayecto desde Tapachula, Chiapas, una ciudad cercana a la frontera con Guatemala, donde miles de migrantes permanecen varados debido a la falta de permisos para continuar hacia el norte.
Muchos de los integrantes del grupo citan la urgencia de cruzar la frontera antes de que la nueva administración implemente políticas más estrictas. Trump ha prometido cerrar la frontera sur, eliminar programas de libertad condicional y llevar a cabo la mayor operación de deportación en la historia del país. Además, ha nombrado a la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, como secretaria de Seguridad Nacional y al exdirector de ICE, Tom Homan, como “zar fronterizo”.
La distancia desde Tapachula hasta el cruce fronterizo más cercano en Matamoros, Texas, es de más de 1,780 kilómetros, lo que representaría 16 días de caminata ininterrumpida para un adulto. Sin embargo, muchos migrantes planean hacer autostop o encontrar transportes improvisados para aliviar el arduo trayecto. La caravana avanza en un contexto de peligro constante por las altas temperaturas, la falta de agua, y la amenaza de extorsión o secuestro por parte de cárteles de la droga, quienes controlan el paso por sus territorios.
Migrantes sienten que deben cruzar la frontera antes de 2025
Migrantes como Yotzeli Peña, una venezolana de 23 años, señalan que el cambio en la administración estadounidense genera un sentimiento de urgencia. “Va a ser más difícil, por eso vamos con la esperanza de conseguir una cita más rápido y poder cruzar antes de que él (Trump) asuma el cargo”, afirmó Peña a la agencia AP. Las caravanas, que comenzaron a formarse en 2018, son vistas por los migrantes como una alternativa segura frente a los riesgos de viajar solos, ya que la movilización en grandes grupos dificulta su detención por parte de las autoridades.
A pesar de las medidas implementadas por el gobierno de Joe Biden para regular los flujos migratorios, como la extensión del uso de la aplicación móvil CBP One a regiones del sur de México, muchos migrantes prefieren avanzar hacia la frontera para estar cerca en caso de obtener una cita. Esta aplicación, que ofrece 1,450 citas diarias para ingresar a Estados Unidos de forma ordenada, ha intentado reducir la concentración de migrantes en la frontera. Sin embargo, Trump ha anunciado que planea eliminar esta herramienta como parte de su estrategia para reducir las vías legales de entrada al país.
En los últimos meses, los cruces fronterizos han disminuido. Según datos de septiembre, hubo 101,790 encuentros, la cifra más baja desde febrero de 2021. No obstante, el cambio de administración podría provocar un aumento en el flujo migratorio, ya que muchos temen las políticas restrictivas que Trump ha prometido implementar.
La situación para los migrantes que se aventuran en estas caravanas sigue siendo incierta. Aunque algunos grupos han llegado a la frontera en caravanas previas, las autoridades mexicanas han endurecido las restricciones para evitar su avance, limitando el uso de autobuses, taxis y camiones. En ciertos casos, han ofrecido permisos temporales de tránsito para disolver las caravanas, pero el riesgo y las dificultades del trayecto persisten para miles de personas.
¿Qué enfrentan las caravanas migrantes en 2024?
El retorno de políticas restrictivas anunciadas por el presidente electo Donald Trump representa un desafío crítico para la supervivencia de las caravanas. Trump ha prometido cerrar la frontera sur, eliminar las vías legales de ingreso al país, como los programas de libertad condicional, y llevar a cabo deportaciones masivas, medidas que podrían disuadir a algunos de formar parte de estos grupos masivos. Sin embargo, la desesperación y la falta de alternativas en los países de origen siguen siendo poderosos incentivos que podrían mantener el fenómeno vivo, incluso bajo mayores restricciones.
Por otro lado, la creciente militarización de las fronteras y la presencia de cárteles de la droga en las rutas hacia Estados Unidos imponen un costo humano cada vez más alto para los participantes de las caravanas. Secuestros, extorsiones y agresiones son parte del precio que muchos migrantes pagan en su intento por llegar al norte mientras atraviesan México. Además, la distancia y las duras condiciones climáticas, como el calor extremo y la falta de agua, continúan siendo obstáculos formidables para estos grupos.
El futuro incierto de las caravanas migrantes
Aunque las caravanas han mostrado una resiliencia impresionante en los últimos seis años, el 2024 podría marcar un punto de inflexión. Con el endurecimiento de las políticas en Estados Unidos y la continuidad de las restricciones en México, es probable que las caravanas evolucionen hacia formas más pequeñas y menos visibles, o que los migrantes busquen otras estrategias para llegar a su destino.
Sin embargo, el problema de fondo persiste: mientras las condiciones en los países de origen no mejoren significativamente, las caravanas seguirán siendo una respuesta desesperada a una crisis migratoria global. Su supervivencia no solo depende de las políticas fronterizas, sino también de un enfoque coordinado y humanitario que aborde las causas profundas de la migración forzada.