Hace solo unas décadas, el último viernes de noviembre no significaba más que otro día en el calendario. Sin embargo, el Black Friday, nacido en Estados Unidos como una resaca comercial del Día de Acción de Gracias, se ha convertido en un evento global.
Cada año, millones de personas se lanzan a cazar ofertas, mientras los minoristas despliegan sus estrategias más ingeniosas para atraer compradores. Detrás de la fiebre de descuentos y las interminables filas, se esconden tanto oportunidades para ahorrar como trampas para gastar de más.
Para evitar que el impulso del momento gobierne sus decisiones, es crucial llegar preparado. Con herramientas digitales, planificación estratégica y un poco de disciplina, usted puede convertir el Black Friday en una ocasión para encontrar ofertas reales, sin caer en los trucos psicológicos que buscan vaciar su billetera.
Cómo aprovecha al máximo el Black Friday
Haga una lista y sígala: defina los productos que realmente necesita o desea comprar. Según expertos, caer en ofertas de productos innecesarios significa no ahorrar, sino gastar más.
Fije un presupuesto: calcule cuánto puede gastar de manera realista. Las ofertas no valen la pena si sobrepasan sus posibilidades económicas.
Investigue precios actuales: herramientas como Shopzilla o Google Shopping le ayudarán a comparar precios entre tiendas y verificar si un descuento es legítimo.
Una buena planificación puede marcar la diferencia. Desde registrarse con antelación en las páginas de sus tiendas favoritas hasta seguir a marcas en redes sociales, prepararse antes del día clave lo ayudará a ahorrar tiempo y evitar frustraciones. Muchos minoristas ofrecen descuentos exclusivos a los suscriptores de newsletters o miembros de programas especiales.
Además, algunas aplicaciones como PriceRunner permiten configurar alertas de precios para recibir notificaciones cuando los productos de su interés alcancen el precio deseado. Este tipo de herramientas no solo facilita las compras, sino que lo ayuda a evitar las tentaciones de ofertas fuera de su lista.
Los aspectos psicológicos del consumo
Las tácticas de marketing durante el Black Friday están diseñadas para aprovechar emociones como la ansiedad y el miedo a perder una oportunidad única. Conceptos como la “escasez artificial” —donde un producto se promociona como limitado— y el FOMO (miedo a quedarse fuera) son estrategias habituales. Este fenómeno psicológico activa respuestas impulsivas, llevando a decisiones poco meditadas.
Otra táctica poderosa es el uso de precios psicológicos, como terminaciones en 99, que hacen que un producto parezca más barato de lo que realmente es. Además, la sobrecarga de información, como anuncios constantes, correos electrónicos y publicaciones en redes sociales, puede generar una sensación de inmediatez que reduce la capacidad de los consumidores para reflexionar.
Para combatir este efecto, es útil tomarse un momento antes de cada compra para evaluar si usted realmente necesita el producto o si está reaccionando al impulso generado por la estrategia de venta. Filtros de correo electrónico que envíen promociones a carpetas específicas también pueden ser útiles para mantener el control.
La dinámica impredecible de los precios
El comportamiento de los precios durante el Black Friday es un auténtico rompecabezas. Algunos productos alcanzan sus precios más bajos días antes del viernes clave, mientras que otros no muestran reducciones significativas hasta el lunes siguiente, conocido como Cyber Monday. Además, minoristas como Amazon emplean precios dinámicos que pueden cambiar en cuestión de minutos.
Esta variabilidad destaca la importancia de herramientas como CamelCamelCamel, que permiten rastrear el historial de precios en plataformas como Amazon y determinar si un descuento es genuino.
Pero no todo se trata de descuentos. Es esencial revisar características del producto, como dimensiones, compatibilidad o garantías. Muchos minoristas ofrecen políticas de devolución extendidas hasta enero, pero es importante confirmar esta información antes de finalizar la compra.
Cómo nació el Black Friday
El término Black Friday se popularizó en Filadelfia durante los años 60 para describir el caos que generaba la afluencia de compradores y tráfico tras el Día de Acción de Gracias. En los años 80, los minoristas lo abrazaron como una oportunidad de ventas, vinculándolo a la idea de que pasaban “de números rojos a negros” en sus balances financieros.
Desde entonces, el fenómeno ha crecido exponencialmente. Hoy, el Black Friday no solo se limita a Estados Unidos: países como México, España, Colombia, Reino Unido, Brasil, entre otros, han adaptado el evento a sus mercados. Además, el evento ha mutado en una experiencia digital con promociones extendidas durante semanas enteras, gracias a la popularidad del comercio electrónico.