Alabama se prepara para ejecutar este jueves 21 de noviembre de 2024 a Carey Dale Grayson, de 50 años, mediante hipoxia de nitrógeno, un método de ejecución novedoso que ha generado intenso debate en los Estados Unidos por los riesgos de sufrimiento prolongado asociados a su aplicación. Grayson, condenado a muerte por el brutal asesinato de Vickie Deblieux en 1994, será el tercer reo en el país que enfrenta este método, tras dos ejecuciones previas este año en Alabama.
El caso que llevó a Grayson al corredor de la muerte comenzó el 21 de febrero de 1994. Según CBS News, Grayson, entonces de 19 años, junto con tres amigos adolescentes, ofreció llevar a Deblieux, de 37 años, mientras esta viajaba hacia la casa de su madre en Luisiana. Los cuatro jóvenes estaban bajo la influencia de drogas y alcohol cuando llevaron a la mujer a un área boscosa cerca de Odenville, Alabama, según los registros judiciales.
Allí, la golpearon brutalmente antes de arrojarla por un acantilado. Posteriormente, mutilaron su cuerpo, cortándole los dedos, los cuales llevaron como trofeo. La autopsia reveló que la víctima sufrió fracturas faciales graves y solo pudo ser identificada mediante una radiografía de columna tomada antes de su muerte.
Los cuatro adolescentes fueron arrestados luego de que uno de ellos, Louis Mangione, mostró el dedo de Deblieux a un amigo y alardeó del crimen. Grayson, por ser mayor de edad, recibió la pena de muerte, mientras que Mangione y los otros dos adolescentes, Trace Duncan y Kenny Loggins, menores de 18 años, fueron condenados a cadena perpetua. Más tarde, las sentencias de Duncan y Loggins fueron conmutadas tras un fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos que prohíbe la ejecución de menores en el momento del crimen.
La polémica por la ejecución con nitrógeno
La ejecución de Grayson será llevada a cabo mediante hipoxia de nitrógeno, un método introducido recientemente en Alabama como alternativa a la inyección letal. Este procedimiento sustituye el oxígeno del aire por nitrógeno, causando la muerte por asfixia. Para ello, al reo se le coloca una máscara que administra gas puro, evitando el flujo de oxígeno hacia el cerebro.
Alabama es el primer estado del país en implementar esta técnica, descrita por sus defensores como una forma rápida y humanitaria de ejecución. Sin embargo, los críticos, incluidos defensores de derechos humanos, abogados y expertos médicos, han cuestionado su efectividad y ética. Las dos ejecuciones previas realizadas con nitrógeno en Alabama este año han alimentado esas preocupaciones.
En enero, Kenneth Smith se convirtió en el primer condenado en morir mediante hipoxia de nitrógeno. Testigos informaron a The Associated Press que el hombre tembló y se convulsionó durante dos minutos antes de perder el conocimiento. En septiembre, Alan Miller, el segundo ejecutado bajo este método, fue visto jadeando por aproximadamente seis minutos, mientras intentaba moverse en la camilla donde estaba sujeto.
Ambos casos evidenciaron, según defensores de derechos humanos, que el procedimiento no garantizaba una muerte rápida, lo que para algunos constituye un sufrimiento innecesario que podría violar la Octava Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que prohíbe castigos crueles e inusuales.
En los días previos a la ejecución, los abogados de Grayson presentaron una apelación ante la Corte Suprema de los Estados Unidos, argumentando que el método implica una “sufocación consciente” y un sufrimiento innecesario. Señalaron que los dos primeros casos no resultaron en una pérdida rápida de consciencia, como se había prometido.
“La ejecución debería ser detenida hasta que se realice una revisión completa, independiente y transparente del protocolo”, declaró su abogado, John Palombi, quien forma parte del Federal Defenders Program. Añadió que el estado “no ha corregido los problemas” identificados en las ejecuciones anteriores.
Sin embargo, el máximo tribunal rechazó la petición, permitiendo que el procedimiento avance según lo programado. La oficina del fiscal general de Alabama argumentó que las afirmaciones sobre el sufrimiento eran especulativas y aseguró que el método ha sido efectivo en las ejecuciones anteriores.
El fiscal general adjunto, Robert Overing, defendió el uso del nitrógeno, refutando la descripción de los abogados de Grayson, quienes compararon la experiencia con una asfixia similar a la del ahogamiento. “Esto no es lo mismo que sofocarse con una bolsa de plástico o tener los pulmones paralizados”, afirmó Overing, calificando la comparación como inapropiada.
La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, ha respaldado públicamente el proceso, rechazando los pedidos de clemencia. Al ser consultada recientemente por el periódico Montgomery Advertiser sobre la cercanía de la ejecución con el Día de Acción de Gracias, Ivey respondió: “¿Acaso Carey Grayson pensó en los 30 Días de Acción de Gracias que le robó a Vickie Deblieux y su familia?”.
No obstante, defensores de derechos humanos y activistas han enviado peticiones al despacho de Ivey pidiendo la suspensión del procedimiento. Argumentan que la falta de transparencia sobre la técnica y las fallas observadas en las ejecuciones anteriores son razones suficientes para detener su aplicación.
Por otro lado, la hipoxia de nitrógeno ha sido adoptada como respuesta a las dificultades de obtener los fármacos necesarios para la inyección letal, debido a que muchos fabricantes han dejado de proveerlos a las cárceles estadounidenses. A pesar de esto, la inyección letal sigue siendo el método predeterminado de ejecución en Alabama, aunque los condenados pueden optar por la hipoxia de nitrógeno o la silla eléctrica.