En Estados Unidos, la imagen del pavo asado sobre la mesa se ha convertido en un símbolo inconfundible de Acción de Gracias, una celebración que tiene profundas raíces históricas y culturales.
Aunque los detalles de la primera cena de Acción de Gracias son escasos y a menudo idealizados, el pavo ha llegado a ocupar un lugar central en esta festividad, que cada noviembre une a familias y amigos para compartir gratitud.
Esta elección culinaria no solo responde a razones prácticas, sino que está impregnada de simbolismo nacional, consolidándose a lo largo de los siglos como un verdadero ícono estadounidense.
La primera celebración de Acción de Gracias tuvo lugar en 1621, en Plymouth, cuando los colonos ingleses, conocidos como peregrinos, decidieron realizar un banquete para dar gracias por la cosecha obtenida después de un primer año difícil en el continente americano.
Invitaron a la celebración a los wampanoag, una tribu indígena que los había ayudado a sobrevivir enseñándoles a cultivar maíz y a cazar en la región. Aunque los registros históricos de esa primera cena son limitados, se sabe que duraron tres días y que incluyeron una variedad de alimentos disponibles en la época, como venado, pescado y aves, aunque no se menciona específicamente el pavo.
El primer pavo de Acción de Gracias
Si bien la presencia del pavo en aquella primera celebración no está documentada, el ave era nativa de la región y una fuente de alimento común en las colonias. Al vivir en gran número en los bosques de América del Norte, el pavo era un recurso relativamente accesible.
La especie de pavo salvaje de Norteamérica se convertía en una carne ideal para las festividades, tanto por su tamaño, que podía alimentar a varias personas, como por su fácil caza comparada con otros animales. Aunque los peregrinos no detallaron un menú preciso, la inclusión de aves grandes y abundantes sugiere que el pavo podría haber estado presente en las mesas de las futuras celebraciones.
Con el tiempo, el pavo pasó de ser una opción práctica a una preferencia cultural en la festividad. En el siglo XIX, cuando la celebración de Acción de Gracias comenzó a popularizarse en el país, las familias necesitaban una comida que pudiera alimentar a un grupo grande, y el pavo, debido a su tamaño y carne relativamente económica, se convirtió en una opción ideal.
Otros animales, como las vacas o los pollos, se reservaban para la leche o los huevos, mientras que el pavo, al no tener otros usos productivos, resultaba conveniente. La costumbre se fue extendiendo y, gradualmente, el pavo ganó su lugar como plato principal en la cena de Acción de Gracias.
Por qué hay pavos en el Día de Acción de Gracias
La transformación del pavo en el símbolo por excelencia de Acción de Gracias fue impulsada, en parte, por la consolidación de la festividad como un evento nacional. En 1863, en medio de la Guerra Civil, el presidente Abraham Lincoln proclamó oficialmente el último jueves de noviembre como día nacional de Acción de Gracias, uniendo así a la nación bajo esta celebración.
Esta oficialización hizo que las familias estadounidenses adoptaran cada vez más el pavo como la opción central del menú. Además, a finales del siglo XIX, varios escritores y artistas comenzaron a representar la festividad en libros y obras de arte, consolidando la imagen del pavo como un ícono de la celebración en la cultura popular.
La literatura y la política también desempeñan un papel en la consolidación del pavo como símbolo de Acción de Gracias. Sarah Josepha Hale, una escritora y editora influyente, promovió la festividad de Acción de Gracias y el consumo del pavo en sus escritos, siendo una de las primeras en abogar por la celebración nacional de la festividad.
La imagen del pavo fue además alimentada en el imaginario colectivo por artistas como Norman Rockwell, quien en su obra “Libertad de Querer” representó a una familia americana reunida en torno a una mesa con un pavo asado en el centro, consolidando esta escena como el retrato de una tradición auténticamente estadounidense.
Cómo se prepara el pavo para Acción de Gracias
La preparación del pavo de Acción de Gracias ha evolucionado en cada hogar estadounidense, convirtiéndose en una tradición con variaciones familiares y regionales. El pavo suele ser el plato central y, por lo general, se cocina al horno, lo que permite que el ave mantenga su jugosidad mientras se obtiene una piel dorada y crujiente.
A continuación, se presentan algunos de los pasos básicos y técnicas tradicionales para preparar el pavo:
- Descongelado y limpieza: en la mayoría de los casos, el pavo se compra congelado y necesita descongelarse de manera segura en el refrigerador durante varios días. Una vez descongelado, se limpia a fondo y se seca para asegurarse de que esté listo para sazonarse.
- Sazonado y marinado: existen diversas maneras de sazonar el pavo. Algunas recetas clásicas incluyen un marinado en salmuera, que es una mezcla de agua y sal con hierbas, especias y, en ocasiones, azúcar, en la que el pavo se remoja durante horas o incluso toda la noche. Este proceso ayuda a que la carne esté más jugosa y sabrosa. Otros prefieren inyectar el pavo con una mezcla de mantequilla derretida, hierbas y caldo, asegurando que el sabor llegue hasta el interior de la carne.
- Relleno: tradicionalmente, el pavo se rellena antes de hornearlo. El relleno suele incluir una mezcla de pan seco, apio, cebolla, hierbas (como salvia y tomillo) y, a veces, ingredientes adicionales como frutos secos o salchichas. Este relleno se coloca en la cavidad del ave, aunque algunas familias optan por cocinarlo aparte para que quede más crujiente.
- Cocción lenta al horno: para obtener un pavo tierno y jugoso, se hornea a baja temperatura durante varias horas, generalmente entre tres y cinco, dependiendo del tamaño del ave. La temperatura interna ideal del pavo es de unos 74°C en la parte más gruesa de la carne para garantizar que esté completamente cocido. Durante el horneado, algunos cocineros rocían el pavo con sus propios jugos o con mantequilla derretida para mantenerlo húmedo.
- Reposo y presentación: Una vez horneado, el pavo debe reposar al menos 20 minutos antes de cortarlo para que los jugos se redistribuyan en la carne. Luego, se presenta en una fuente grande y, finalmente, se trincha frente a los invitados, sirviendo tanto la carne blanca de la pechuga como la carne oscura de las piernas.
Con el tiempo, han surgido variaciones modernas, como el pavo frito en aceite, que se ha vuelto popular en el sur de los Estados Unidos. Esta técnica implica sumergir el pavo en una olla con aceite caliente, lo que reduce el tiempo de cocción y le da una piel crujiente y dorada. Sin embargo, la preparación al horno sigue siendo la más representativa y la que se asocia directamente con las celebraciones de Acción de Gracias.