El Departamento de Defensa de Estados Unidos presentó este martes ante el Congreso avances en sus investigaciones sobre fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés), resolviendo uno de los casos más conocidos, conocido como “GOFAST”. Según el Dr. Jon Kosloski, director de la Oficina de Resolución de Anomalías de Dominio Completo, este caso se desestimó como un fenómeno fuera de lo común tras un análisis detallado de inteligencia geoespacial y trigonometría. El video, registrado por un caza desde el USS Theodore Roosevelt y publicado en 2017, mostraba un objeto aparentemente volando a gran velocidad sobre el agua. Sin embargo, las investigaciones concluyeron que el objeto se encontraba a unos 4.000 metros de altura y no cerca de la superficie acuática, lo que inicialmente dio una percepción distorsionada debido a un efecto óptico conocido como paralaje, según CBS News.
El análisis del caso “GOFAST” forma parte de los esfuerzos del Pentágono por abordar de manera científica los avistamientos registrados en videos difundidos previamente. Kosloski indicó que un informe detallado sobre los efectos del paralaje y cómo contribuyen a malinterpretaciones visuales estará disponible en el sitio web de la Oficina de Resolución de Anomalías de Dominio Completo.
Además del caso “GOFAST”, el Pentágono también ha cerrado investigaciones sobre otros fenómenos, entre ellos los denominados “Objetos de Puerto Rico” y “Monte Etna”. Aunque no se proporcionaron detalles específicos sobre estos casos durante la audiencia, Kosloski señaló que el proceso de resolución se basa en un análisis exhaustivo de los datos disponibles y el uso de herramientas científicas avanzadas. Estos esfuerzos forman parte de una política de transparencia impulsada por el Departamento de Defensa para abordar la creciente atención pública hacia los UAP.
No obstante, la oficina sigue investigando activamente incidentes que aún no han sido explicados, entre los que destacan un “gran orbe naranja” y un “cilindro metálico”. Según Kosloski, el primero fue reportado por un oficial de la ley en una región del oeste de Estados Unidos. El testigo observó un objeto naranja flotando varios cientos de pies sobre el suelo, que posteriormente se transformó en una figura oscura y de mayor densidad, aproximadamente del tamaño de un automóvil Prius, con una longitud de unos 4 metros. Al acercarse a una distancia de entre 12 y 18 metros, el objeto se inclinó a 45 grados y ascendió verticalmente, emitiendo luces rojas y azules que iluminaron el interior del vehículo del testigo. Este comportamiento, según lo descrito, no corresponde a ninguna tecnología conocida, incluidas las utilizadas en drones militares o civiles, de acuerdo con CBS News.
El segundo caso investigado involucra un objeto descrito como un “cilindro metálico” observado por contratistas gubernamentales en el sureste del país. Según los testigos, el objeto, del tamaño de un avión comercial, permaneció inmóvil durante unos 20 segundos antes de desaparecer sin dejar rastro. Kosloski subrayó que, a excepción de un dirigible, no existe tecnología capaz de explicar la estabilidad y posterior desaparición repentina de un objeto de esas dimensiones.
De acuerdo con el informe anual sobre fenómenos aéreos no identificados publicado recientemente por el Pentágono, existen 21 casos con información suficiente para ser investigados activamente por la Oficina de Resolución de Anomalías de Dominio Completo. Estos incidentes se caracterizan por la presencia de datos corroborativos obtenidos a través de diversos sensores o testigos confiables, como personal militar o contratistas gubernamentales. Kosloski destacó que estos informes son evaluados con el apoyo de expertos en diversas disciplinas, incluidas la física y la ingeniería, para descartar explicaciones convencionales antes de considerarlos fenómenos anómalos.
Desde que se intensificaron los esfuerzos para documentar y analizar los avistamientos de UAP, el Departamento de Defensa ha priorizado la cooperación interinstitucional, buscando integrar datos de fuentes militares y civiles. Este enfoque ha permitido ampliar la base de datos utilizada para identificar patrones o características comunes en los fenómenos reportados. Sin embargo, Kosloski advirtió que la resolución de casos complejos puede ser un proceso prolongado debido a la limitada disponibilidad de datos en muchos incidentes.