Una marcha neonazi en Ohio desató el repudio de la Casa Blanca y de líderes locales

Con esvásticas y mensajes de odio, un grupo recorrió un barrio en Columbus, generando condenas de autoridades locales y nacionales que reafirmaron su compromiso contra el racismo y el antisemitismo

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Una marcha de neo-Nazis en un barrio de Columbus, Ohio, desató condenas generalizadas debido a las consignas racistas y los símbolos de odio exhibidos

El pasado sábado por la tarde, un grupo de neonazis marchó por el barrio de Short North en Columbus, Ohio, portando banderas con esvásticas. Según las autoridades, las primeras llamadas al 911 se registraron alrededor de la 1:30 p.m., alertando sobre individuos vestidos de negro, con máscaras rojas cubriendo sus rostros y llevando banderas negras con esvásticas rojas.

El grupo, compuesto por casi una docena de personas, caminó por las calles de la ciudad. Sin embargo, no se pudo identificar inmediatamente a los integrantes ni sus afiliaciones. De acuerdo con el sargento Joseph Albert, de la División de Policía de Columbus, varias personas fueron detenidas temporalmente, aunque no se realizaron arrestos, informó CBS.

El incidente generó condenas de diferentes líderes locales y nacionales. El lunes, la Casa Blanca emitió una declaración calificando el nazismo como un “veneno odioso” que es “hostil a todo lo que representa Estados Unidos, incluida la protección de la dignidad de todos nuestros ciudadanos y la libertad de culto”.

Una marcha de neo-Nazis en un barrio de Columbus, Ohio, desató condenas generalizadas debido a las consignas racistas y los símbolos de odio exhibidos

El alcalde de Columbus, Andrew Ginther, también se pronunció, rechazando lo que describió como una “manifestación cobarde”. A través de una declaración en X, enfatizó: “No permitiremos que ninguno de nuestros vecinos sea intimidado, amenazado o dañado por quienes son, cómo adoran o a quién aman”.

Por su parte, el abogado municipal, Zach Klein, utilizó la misma plataforma para enviar un mensaje directo al grupo: “Llévense sus banderas y las máscaras detrás de las que se esconden, y no regresen jamás. Su odio no es bienvenido en nuestra ciudad”. Añadió que Columbus no tolerará ni normalizará este tipo de ideologías “repugnantes”.

El gobernador de Ohio, Mike DeWine, condenó el discurso racista y antisemita dirigido contra comunidades afroamericanas y judías. “No hay lugar en este estado para el odio, el racismo, el antisemitismo o la violencia, y debemos denunciarlo dondequiera que lo veamos”, afirmó.

Este episodio ocurre meses después de otra marcha similar en Springfield, ubicada a unos 45 minutos de Columbus. Según el Columbus Dispatch, el evento en Springfield fue protagonizado por neonazis que difundieron afirmaciones falsas relacionadas con inmigrantes haitianos y las elecciones presidenciales. Columbus, como la ciudad más grande de Ohio, enfrenta nuevamente una oleada de manifestaciones cargadas de odio y discriminación.

De acuerdo con la Liga Antidifamación, el número de eventos organizados o apoyados por supremacistas blancos alcanzó un récord de 282 en el último año, incluyendo marchas en ciudades como Nashville, Boston, Washington, D.C. y Michigan. Este mes, manifestantes con banderas de esvásticas se congregaron frente a un teatro comunitario donde se presentaba “El Diario de Ana Frank”.

La esvástica, considerada desde 1945 como un símbolo global de odio y supremacía blanca, está ligada al legado genocida del partido nazi alemán y el Holocausto, recordó la Liga Antidifamación.

Marcha con antorchas de supremacistas
Marcha con antorchas de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia

En agosto de 2017, la ciudad de Charlottesville, Virginia, fue escenario de una marcha organizada por grupos neonazis y supremacistas blancos bajo el lema “Unite the Right”. La manifestación, que incluyó cánticos racistas y antisemitas, culminó en violencia, con el asesinato de una contramanifestante tras un ataque con un automóvil. La reacción del entonces presidente Donald Trump generó controversia internacional cuando afirmó que había “gente muy buena en ambos bandos”, declaraciones que fueron criticadas por minimizar la gravedad del extremismo de derecha y que avivaron el debate sobre racismo en Estados Unidos.

Detenido un neonazi acusado de planear un ataque

El pasado 5 de noviembre, un joven de 24 años, identificado como Skyler Philippi, fue detenido bajo la acusación de planear un ataque contra una instalación energética en Nashville, Tennessee, e intentar emplear un arma de destrucción masiva, según informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

“Como se le acusa, Skyler Philippi estuvo a punto de lanzar un ataque contra una instalación energética de Nashville para promover su violenta ideología de supremacía blanca, pero el FBI tenía conocimiento de su plan. Este caso sirve como una advertencia más a quienes pretenden sembrar la violencia y el caos en nombre del odio atacando las infraestructuras críticas de nuestro país: les encontraremos, desbarataremos su complot y les haremos rendir cuentas”, declaró el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland.

A principios de junio, Philippi confesó su intención de perpetrar un tiroteo masivo. Semanas después, compartió con otra fuente su idea de atacar grandes subestaciones interestatales, afirmando que este tipo de acción “sacudiría el sistema”. Tras analizar incidentes previos en instalaciones similares, concluyó que las armas convencionales no serían suficientes y diseñó un plan para emplear un dron cargado con explosivos, según se detalla en el documento judicial.

El sello del FBI en
El sello del FBI en Omaha, Nebraska (AP foto/Charlie Neibergall)

En septiembre, Philippi visitó una subestación eléctrica que había seleccionado, acompañado por agentes encubiertos del FBI, y llevó a cabo una exploración del área. Durante el trayecto, adquirió C-4, un explosivo plástico, y compró pólvora negra para fabricar bombas de tubo. En un mensaje enviado a una de las fuentes confidenciales, explicó que para causar “el mayor daño”, era clave atacar “zonas de alto nivel económico, fiscal y político”.

Además, discutió detalladamente medidas de seguridad operativa para evitar ser identificado. Entre sus recomendaciones estaban el uso de disfraces, guantes de cuero, zapatos de talla mayor a la propia, y la destrucción de la ropa utilizada en el ataque mediante quema. También enfatizó la importancia de no portar teléfonos inteligentes la noche del atentado para evitar rastreos.

Philippi participó en un ritual en el que proclamó que “aquí es donde comienza la Nueva Era” y declaró que era “hora de hacer algo grande”, con el objetivo de que su acción fuera recordada “en los anales de la historia”.

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