En un incidente que ahora es el centro de una demanda legal, Sean Miller, un pasajero de 56 años, vivió un doloroso episodio mientras viajaba de Myrtle Beach, Carolina del Sur, a Filadelfia a bordo de un vuelo de Frontier Airlines. Durante el servicio de bebidas en pleno vuelo, el pasajero recibió una taza de té caliente que, según alega, le fue entregada “sin tapa y a una temperatura peligrosamente alta”. Un simple derrame derivó en quemaduras de tercer grado en sus genitales, dejando cicatrices permanentes y alterando radicalmente su calidad de vida.
Al aterrizar en Filadelfia, una ambulancia lo esperaba en la pista para trasladarlo al hospital, donde fue tratado de las graves lesiones. Según el agravado, este trágico accidente no solo le ocasionó un intenso sufrimiento físico, sino que también dejó huellas psicológicas y económicas que motivaron su decisión de demandar a la aerolínea.
Según reportó New York Post, el derrame de té caliente marcó un antes y un después en la vida de Sean Miller. Las quemaduras de tercer grado que sufrió afectaron no solo su piel, sino también su bienestar físico y emocional. Según los informes médicos, el líquido hirviente atravesó su ropa, causando desfiguración permanente y dejando cicatrices visibles en sus genitales. Además, las lesiones resultaron en una disminución significativa de la sensibilidad en el área afectada, complicando su funcionalidad y causando problemas de disfunción sexual.
Sin embargo, las secuelas no se limitaron al daño físico. Miller aseguró que ahora enfrenta un trastorno de estrés postraumático, acompañado de una marcada pérdida de autoestima. Las cicatrices visibles y los problemas asociados a su salud sexual han amplificado su sentimiento de vergüenza y aislamiento. Según su abogado, todo esto será una carga que el hombre podría llevar durante el resto de su vida.
Cuál sería la responsabilidad de Frontier Airlines
Según la demanda presentada, la distribución de los asientos en el vuelo de Frontier Airlines dejó a Miller atrapado en su lugar, incapaz de levantarse después del derrame de té caliente. La falta de espacio no solo agravó el dolor que sufrió, sino que también impidió que pudiera reaccionar a tiempo para evitar daños mayores.
El abogado de Miller argumentó que la aerolínea fue negligente al servir una bebida caliente en un recipiente sin tapa y con agua a una temperatura “peligrosamente alta”. Este error, combinado con las condiciones restrictivas dentro del avión, creó una situación que, según la demanda, era prevenible.
Antecedentes de casos similares durante vuelos
The Independent recordó que el caso de Sean Miller no es el primero en el que un pasajero sufre lesiones graves por derrames de líquidos calientes a bordo de un avión. En 2015, un hombre de 33 años, Ronald Furlong, presentó una demanda contra Ryanair después de que una azafata derramara accidentalmente té hirviendo sobre su cuerpo durante un vuelo de Londres a Dublín.
El incidente dejó quemaduras severas en su entrepierna, lo que lo obligó a desvestirse en pleno pasillo y a ocupar un asiento temporal para el resto del trayecto. Este caso se resolvió fuera de los tribunales, con una compensación económica cuya cifra no fue revelada.
Aunque son accidentes poco frecuentes, han llevado a los expertos a cuestionar si las aerolíneas cumplen con los estándares necesarios para garantizar la seguridad de los pasajeros cuando se sirven líquidos a altas temperaturas. Para las víctimas, como Miller y Furlong, el impacto va más allá del dolor físico, tocando también su dignidad y bienestar emocional.