Un cráneo sin nombre y décadas de silencio: ADN ayuda a resolver el misterio a 65 años de la muerte de un niño

Un esqueleto sin identificar dejó perplejas a generaciones, el cuerpo presentaba signos de negligencia en su salud dental. Sus padres fueron arrestados, pero el caso se desestimó por falta de pruebas significativas

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Un caso de más de
Un caso de más de seis décadas se resolvió gracias a investigaciones recientes. (Facebook/Ozaukee County Sheriff's Office)

Más de 60 años después de que se retiraran cargos criminales contra los padres adoptivos de un niño desaparecido en 1959 debido a la falta de pruebas físicas, el caso finalmente encontró una conclusión la semana pasada. La identificación por ADN fue la clave para resolver este misterio que permaneció inconcluso durante tanto tiempo.

El 4 de octubre de 1959, un hallazgo insólito sacudió la tranquilidad de la ciudad de Mequon, Wisconsin. En una alcantarilla cerca de la carretera se encontró un esqueleto humano. La policía llegó de inmediato y se realizaron las investigaciones pertinentes, estimando que los restos pertenecían a un niño de entre seis y ocho años.

A unos cuantos kilómetros de distancia, en el condado de Houghton, Michigan, otra investigación tomaba curso. Markku Jutila, un niño de siete años, estaba desaparecido y los rumores sobre su paradero comenzaron a cobrar fuerza, según reportó la Oficina del Sheriff del Condado de Ozaukee (OCSO) a través de un comunicado reciente.

Más de 60 años sin justicia

El hallazgo de un cadáver
El hallazgo de un cadáver estremeció a la comunidad de Mequon. (Wikipedia)

Los padres adoptivos del menor, William e Hilja Jutila, abandonaron el área de Michigan, mudándose a Chicago sin mayores explicaciones a familiares o vecinos. Aquella huida despertó las sospechas de sus allegados, quienes rápidamente dieron aviso a las autoridades.

Agentes del condado de Houghton tomaron nota. La misteriosa desaparición de Markku y el cráneo de un niño sin identificar hallado en Wisconsin trazaron un patrón oscuro.

Durante la entrevista con las autoridades, ambos padres admitieron haber abandonado el condado y deshacerse del cuerpo del menor en una zanja antes de llegar a Chicago. Hilja confesó haberlo golpeado hasta matarlo.

Los Jutila fueron arrestados en marzo de 1966. A lo largo de las evaluaciones psiquiátricas, se reveló que Markku estaba enfermo y que lo enviaron de regreso a casa desde el jardín de niños. Aseguraron que llevaba días padeciendo alguna afección antes de que lo encontraran sin vida dentro de su habitación.

“Dijeron que tenían miedo de lo que sucedió y tomaron la decisión de dejar su hogar, abandonando a Markku al costado de la carretera en el camino”, escribieron los oficiales de la OCSO.

Investigadores de Michigan se pusieron en contacto con la policía de Mequon, gracias a la información compartida determinaron que los restos humanos hallados dentro de la alcantarilla presentaban características muy similares a las del hijo de los Jutila.

“Debido a esto, junto a las declaraciones proporcionadas por William e Hilja Jutila, ambos fueron arrestados y extraditados al condado de Houghton para su procesamiento”, se lee en el post.

A pesar de las declaraciones, el 10 de noviembre de 1966 se desestimaron los cargos por la falta de corpus delicti, un principio legal que estipula que debe existir evidencia suficiente de que ocurrió un delito. Además, la fiscalía falló al relacionar el esqueleto del niño encontrado en Mequon con los Jutila.

Décadas de silencio envolvieron el caso, y no fue hasta octubre de 2023 que el agente especial Neil McGrath, de la División de Investigación Criminal del Departamento de Justicia de Wisconsin, en conjunto con especialistas de otras localidades, se reunieron con expertos en antropología de la Universidad de Wisconsin, quienes hallaron restos relacionados con el caso.

El descanso simbólico de Chester

Los padres del menor murieron
Los padres del menor murieron en 1988, por lo que no hubo culpables que procesar. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los vestigios óseos incluían “el cráneo completo de un sub-adulto”. Gracias a esto, los investigadores trataron de identificar al individuo mediante una prueba al ADN extraído y a través de una investigación genealógica.

La nueva evidencia revelaba más sobre la vida del niño: exámenes detallados mostraron signos de una negligencia significativa en su salud dental y crecimiento óseo alterado, posibles efectos de infecciones crónicas o traumatismos.

Finalmente, se determinó que los huesos pertenecían a Chester Alfred Breiney, también conocido como Markku Jutila, sin embargo, los padres adoptivos del niño habían fallecido en 1988, dejando el caso sin culpables que procesar.

Los investigadores tampoco encontraron ninguna fotografía del niño, por lo que realizaron un dibujo de reconstrucción facial a partir de los restos del cráneo.

“Aunque nadie será procesado por la muerte de Chester, él ahora puede descansar en paz, ya que se conoce la verdad sobre su muerte. Ningún niño debería abandonar esta Tierra como lo hizo”, escribieron las autoridades.

“Todas las partes involucradas en la investigación de este caso trabajaron diligentemente para lograr justicia para Chester, comenzando en 1959, cuando fue encontrado. Han pasado 65 años desde que fue asesinado, sin embargo, nunca fue olvidado”, concluyeron los oficiales de la OCSO.

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