En los últimos meses, la residencia de Mar-a-Lago en Florida fue escenario de varios intentos de intrusión protagonizados por Zijie Li, un ciudadano chino de 39 años, que buscaba encontrarse con Donald Trump. Las autoridades detuvieron al invasor tras varios intentos de ingresar a la propiedad en diferentes ocasiones desde el pasado mes de julio, lo que desató preocupaciones sobre la seguridad del presidente electo y el recinto.
Según un informe policial, Li fue arrestado nuevamente en octubre después de ignorar advertencias previas que le prohibían acercarse a menos de unos 152 metros de la propiedad.
El caso es inusual por la persistencia de sus intentos, a pesar de que se le había impuesto una advertencia formal de “no intrusión” tras un primer intento de acceso en julio. En esta ocasión, los agentes de seguridad lo detuvieron en la entrada principal, y desde entonces, la Policía de Palm Beach y el Servicio Secreto han estado monitoreando de cerca sus movimientos alrededor de Mar-a-Lago.
Por qué intentó invadir la casa de Trump
Zijie Li manifestó que buscaba hablar con el futuro gobernante para entregarle información que, según él, implicaba al régimen de China en un intento de asesinato en su contra. Esta declaración levantó alertas entre los agentes del Servicio Secreto y la Policía de Palm Beach, quienes tomaron medidas preventivas y decidieron emitirle una advertencia de intrusión.
Tras el incidente inicial, en el que se le prohibió acercarse a Mar-a-Lago, Li volvió a intentar ingresar en varias ocasiones, lo que llevó a las autoridades a incrementar las medidas de seguridad y a considerar un “escalamiento de la aplicación de la ley” si continuaba con sus intentos.
Durante uno de los intentos de contacto, el ciudadano chino fue interceptado en la entrada principal del recinto. En esa ocasión, les dijo a los agentes que tenía documentos que probaban la implicación de Beijing en el atentado contra Trump ocurrido el 13 de julio durante un mitin en Butler, Pennsylvania. Este tipo de afirmaciones, aunque no se verificaron, añadieron gravedad al caso, y los cuerpos de seguridad locales decidieron mantener una vigilancia continua sobre él para evitar posibles incidentes.
Qué medidas de seguridad tomaron las autoridades
Para contener los repetidos intentos de Li de ingresar a Mar-a-Lago, las autoridades locales y federales adoptaron un enfoque más riguroso. Tras su primer arresto en julio, la Policía de Palm Beach emitió una advertencia formal que prohibía a Li acercarse a menos de 152 metros de la residencia de Trump. Sin embargo, a pesar de esta restricción, el asiático intentó nuevamente ingresar al recinto en varias ocasiones, incluso pidiendo ayuda a un residente cercano para que lo llevara hasta el lugar.
El incumplimiento de esta orden de alejamiento llevó a su segundo arresto en octubre, cuando Li apareció en un punto de control de Mar-a-Lago como pasajero en un vehículo de transporte compartido. Esta última violación de la advertencia anterior intensificó las preocupaciones de seguridad y resultó en una nueva orden de detención, con una fianza de 100.000 dólares. Según los informes policiales, el Servicio Secreto y las autoridades locales consideran que, debido a la persistencia de Li, podrían ser necesarias acciones de seguridad más estrictas en el futuro para asegurar el cumplimiento de las restricciones impuestas.
Li y los intentos de conocer a Trump tendrían que ver con problemas mentales
El comportamiento de Zijie Li en su intento de acercarse al futuro presidente llevó a las autoridades de Palm Beach a aplicar la Ley Baker de Florida, que permite la retención temporal de personas para una evaluación de salud mental si representan un riesgo. Después de un intento fallido de ingresar a Mar-a-Lago el 30 de octubre, Li solicitó ayuda a un residente cercano a la propiedad para acceder al lugar, lo que llevó a la policía a intervenir de nuevo.
En esta ocasión, el residente notificó a las autoridades sobre el comportamiento de Li, quien fue posteriormente detenido bajo el marco de esta ley durante aproximadamente una semana.
Luego de esta intervención, el sujeto fue liberado y, según los informes, regresó a Mar-a-Lago el mismo día de su salida, lo que culminó en su nuevo arresto. Este patrón de conducta resaltó las preocupaciones sobre su estado mental y la posibilidad de que continúe con sus intentos de contacto, situación que ha llevado a las autoridades a mantener estrictas restricciones de proximidad y vigilancia para prevenir futuros incidentes.