En noviembre de 1957, el tranquilo pueblo de Plainfield, Wisconsin, se convirtió en el centro de una investigación policial que reveló uno de los casos criminales más macabros de la historia de Estados Unidos. Edward Theodore Gein, un hombre de 51 años, fue arrestado tras la desaparición de Bernice Worden, dueña de la ferretería local. La posterior búsqueda en la granja de Gein desató una serie de hallazgos grotescos, entre ellos, restos humanos utilizados como muebles y decoración. Este caso no solo conmocionó a la comunidad de Plainfield, sino que tuvo repercusiones en la cultura popular, inspirando a personajes de ficción en el género del horror y generando un debate nacional sobre salud mental y justicia penal, según documentos de The New York Times y la Plainfield Historical Society de 1957.
Gein fue el último cliente registrado en la tienda de Worden antes de su desaparición, lo que llevó a las autoridades a realizar una inspección en su domicilio. En el interior de la vivienda se encontraron objetos macabros, como cuencos fabricados con cráneos humanos y una máscara elaborada con el rostro de una mujer desaparecida. La policía recuperó varios restos humanos, algunos de los cuales fueron identificados como Mary Hogan, una tabernera local desaparecida en 1954. Los objetos descubiertos reflejaban una obsesión extrema que, de acuerdo con expertos en psiquiatría, derivaba de un historial de abusos y traumas psicológicos en la infancia de Gein, de acuerdo con documentos del FBI y el libro The Ed Gein File de Harold Schechter.
Este caso rápidamente adquirió una dimensión mediática, impactando no solo a los habitantes de Plainfield sino también a un país entero. Conocido como el “Monstruo de Plainfield”, Edward Gein inspiró a escritores y cineastas, entre ellos Robert Bloch, autor de Psicosis. Según el crítico de cine Stephen Whitty en su obra Horror Americana, Gein se convirtió en el modelo de personajes como Norman Bates, Leatherface y Buffalo Bill, configurando el arquetipo del asesino perturbado que revolucionó el género de terror psicológico en el cine y la literatura.
Una infancia marcada por el control y la represión
Edward Gein nació el 27 de agosto de 1906 en La Crosse, Wisconsin, en el seno de una familia dominada por la figura de su madre, Augusta Gein. Según el libro The Ed Gein File de Schechter, Augusta era una mujer profundamente religiosa y autoritaria, quien inculcó en sus hijos, Edward y Henry, una visión rígida y conservadora sobre el pecado. La madre de Gein tenía una opinión severa sobre las mujeres, a quienes consideraba moralmente corruptas, y mantuvo a sus hijos en un aislamiento casi completo en la granja que adquirió en Plainfield en 1915, según la Plainfield Historical Society.
El entorno de aislamiento y control afectó profundamente el desarrollo emocional de Gein. De acuerdo con un informe del psiquiatra Sherwood Orme, el joven Edward no desarrolló relaciones sociales ni vínculos fuera de su núcleo familiar. Las enseñanzas de su madre le inculcaron un rechazo hacia la sociedad y una dependencia emocional hacia Augusta. La muerte de Henry, su hermano, en circunstancias sospechosas en 1944, y el fallecimiento de Augusta en 1945, dejaron a Gein completamente solo y atrapado en un mundo de recuerdos y obsesiones que comenzarían a manifestarse en conductas cada vez más perturbadoras, de acuerdo con informes del Departamento de Salud Mental de Wisconsin.
La granja de Edward Gein: la “casa de los horrores” en Plainfield
El 16 de noviembre de 1957, la desaparición de Bernice Worden condujo a los oficiales de policía hasta la granja de Gein. Según los archivos del Departamento de Policía del condado de Waushara, al ingresar a la vivienda, los investigadores encontraron una escena espeluznante. La casa estaba decorada con restos humanos; se descubrieron lámparas hechas de piel humana, cuencos tallados en cráneos y máscaras de rostros de mujeres. El cuerpo de Worden fue encontrado decapitado y colgado del techo, desollado de una manera que, de acuerdo con los oficiales, era difícil de procesar.
Además de Worden, los investigadores hallaron indicios de la desaparición de Mary Hogan, otra mujer desaparecida años antes. Los crímenes de Gein y su colección de “trofeos” de restos humanos llevaron a los expertos a analizar la posible existencia de otras víctimas y a considerar su hábito de profanar tumbas, lo que, según el FBI, había practicado durante años para recolectar partes de cuerpos de mujeres recientemente fallecidas.
Las víctimas y las sospechas de otros crímenes
Edward Gein fue acusado de los asesinatos de Mary Hogan y Bernice Worden. Hogan, una tabernera local, desapareció en 1954, y la policía encontró una máscara elaborada con su rostro en la casa de Gein. Worden, por su parte, fue vista por última vez en su ferretería el mismo día de su desaparición. Si bien estos fueron los únicos asesinatos confirmados, los oficiales nunca descartaron la posibilidad de que Gein tuviera más víctimas, especialmente considerando que había profanado varias tumbas en cementerios locales, como confirmaron las autoridades en sus reportes del FBI.
La influencia en el cine y la literatura de terror
El caso de Edward Gein no solo capturó la atención de los medios, sino que impactó en la cultura popular. La brutalidad de sus crímenes inspiró a autores y cineastas que exploraron el terror psicológico. Personajes como Norman Bates en Psicosis, de Robert Bloch, y Leatherface en The Texas Chainsaw Massacre, de Tobe Hooper, están basados en Gein. De acuerdo con el crítico de cine Stephen Whitty, la vida de Gein representó una mezcla única de horror y patología, proporcionando un modelo perfecto para el género de terror psicológico.
El caso Gein también generó un debate mediático sobre el papel de los medios en la creación de figuras criminales como “monstruos” de la sociedad. Según el American Journalism Review, la cobertura de sus crímenes marcó un antes y un después en la prensa sensacionalista, lo que transformó a Plainfield en un foco de atracción para curiosos y periodistas durante décadas. El término “monstruo de Plainfield”, usado por los medios, quedó en la memoria colectiva.
La captura de Edward Gein y el proceso judicial
Tras su captura, Gein fue declarado mentalmente incompetente para enfrentar un juicio en 1957 y enviado al Hospital Central del Estado en Waupun, Wisconsin, donde recibió tratamiento psiquiátrico. Un informe del hospital indicaba que Gein sufría de esquizofrenia paranoide y otras psicopatologías. En 1968, fue considerado apto para juicio y declarado culpable de asesinato en primer grado, aunque fue condenado a permanecer en una institución psiquiátrica en lugar de una prisión convencional debido a su estado mental, de acuerdo con el Journal of Criminal Law and Criminology de 1968.
El legado en el sistema judicial y la cultura
Edward Gein murió el 26 de julio de 1984 en el Instituto para Enfermos Mentales Mendota en Madison, Wisconsin. Su historia sigue vigente en la cultura popular y en el estudio de la criminalidad en Estados Unidos. El caso Gein fue determinante para entender la relación entre criminalidad y salud mental, y para establecer límites en el tratamiento judicial de individuos con trastornos mentales graves. Además, su figura ha servido de inspiración para explorar el concepto de horror en el cine y la literatura, consolidándose como uno de los casos más emblemáticos del siglo XX, según el archivo del Hospital Mendota y documentos del estado de Wisconsin.