El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca cuenta ahora con un periodo de transición de 75 días para conformar su gabinete antes de asumir el cargo el 20 de enero.
Según su equipo, el presidente electo proyecta un gobierno completamente diferente al de Joe Biden y, además, evitará que sea una repetición de su primer mandato iniciado en 2016.
Tras haber construido un gobierno desde cero en su primer mandato, ahora cuenta con una visión definida sobre las áreas en las que desea actuar de manera diferente esta vez.
Asignación de cargos clave
Entre sus prioridades está el proceso de llenar cerca de 4.000 cargos gubernamentales mediante nombramientos políticos, seleccionados específicamente por el equipo de Trump para sus respectivas funciones. Estos cargos abarcan desde el secretario de Estado y otros altos funcionarios de gabinete hasta miembros de juntas y comisiones que trabajarán a tiempo parcial.
De estos nombramientos presidenciales, alrededor de 1.200 requieren la confirmación del Senado, un proceso que ahora se prevé más expedito dado el reciente control republicano en la cámara alta de Estados Unidos.
En su discurso de victoria durante la madrugada del miércoles, el presidente republicano anunció que Robert Kennedy Jr., ex candidato presidencial y conocido activista contra las vacunas, será designado para un rol crucial enfocado en “hacer que Estados Unidos sea saludable de nuevo”. Trump enfatizó que Kennedy tendrá libertad para impulsar sus planes, en sintonía con las declaraciones previas en las que Trump no descartó la propuesta de Kennedy de poner fin al uso de agua fluorada en el país.
Otro nombramiento destacado es el de Elon Musk. Trump se comprometió a integrar al director general de Tesla y conocido partidario de su campaña como el secretario de “reducción de costos” federal. Musk, nacido en Sudáfrica, ha indicado que podría identificar hasta billones de dólares en gastos públicos que serían eliminados bajo su gestión.
Informes de Inteligencia: una tradición en las transiciones
La transición presidencial no se limitará únicamente a la asignación de cargos. Tradicionalmente, los presidentes electos también reciben informes de inteligencia casi a diario durante este periodo. En 2008, por ejemplo, el presidente saliente George W. Bush informó personalmente a Barack Obama sobre las operaciones encubiertas de Estados Unidos. De manera similar, cuando Donald Trump se preparaba para asumir el cargo en 2016, fue Susan Rice, asesora de seguridad nacional de Obama, quien se encargó de informar a Michael Flynn, el sucesor designado por Trump.
Sin embargo, en 2020, el proceso de transición experimentó un retraso significativo. Las impugnaciones legales de Trump a los resultados electorales postergaron las reuniones de transición durante varias semanas, lo que hizo que el presidente electo Joe Biden comenzara a recibir informes y reuniones de alto nivel hasta el 30 de noviembre.
Por otra parte, a diferencia de la campaña de la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, el equipo de Trump no firmó ningún acuerdo de transición previo al Día de las Elecciones con la Administración de Servicios Generales (GSA por sus siglas en inglés), que actúa tradicionalmente como el arrendador del gobierno federal. Por lo tanto, ya ha perdido los plazos para llegar a acuerdos con la administración sobre asuntos logísticos como espacio de oficina y soporte técnico y con la Casa Blanca sobre acceso a agencias, incluidos documentos, empleados e instalaciones.
El círculo leal de Trump
La transición de Donald Trump está siendo liderada principalmente por su círculo cercano de amigos y familiares, destacando figuras como Robert Kennedy Jr., Tulsi Gabbard y sus hijos Donald Trump Jr. y Eric Trump. También participa su compañero de fórmula, J.D. Vance. Los co presidentes de esta transición son Howard Lutnick, director general de Cantor Fitzgerald, y Linda McMahon, ex ejecutiva de la lucha libre y ex líder de la Administración de Pequeñas Empresas durante el primer mandato de Trump.
En su primer mandato, Donald Trump conformó un gabinete inicial con algunos republicanos tradicionales y destacados líderes empresariales. Sin embargo, varios de estos colaboradores acabaron decepcionándolo o terminaron distanciándose públicamente de él. Ahora, Trump ha dejado claro que en este nuevo gobierno priorizará la lealtad como un criterio esencial para las designaciones, lo que asegura un equipo más acorde con sus convicciones ideológicas y su estilo de liderazgo característicamente rimbombante.
Nueva regla para acelerar las transiciones
La Ley de Mejora de la Transición Presidencial de 2022 busca evitar retrasos en las transiciones futuras al establecer que el proceso debe comenzar cinco días después de la elección, incluso si el resultado aún está en disputa. Esto elimina la necesidad de una “constatación afirmativa” por parte de la GSA para acceder a los servicios de apoyo para la transición, según las nuevas pautas de la agencia.
En 2020, Donald Trump retrasó la transición al alegar un fraude electoral inexistente que, según él, le había costado la elección. La jefa de la GSA, Emily Murphy, también detuvo la financiación y cooperación, argumentando que legalmente no podía declarar un ganador mientras Trump continuaba impugnando los resultados en los tribunales. Solo después de que los intentos de Trump fracasaron en estados clave, Murphy reconoció a Biden como presidente electo y dio inicio a la transición.
La incertidumbre en la transición también se vio en el año 2000, cuando George W. Bush y Al Gore disputaron el resultado electoral, y la Corte Suprema tardó cinco semanas en resolver el caso. Esto redujo a la mitad el tiempo de Bush para organizar la transición desde el gobierno de Bill Clinton, lo que suscitó dudas sobre posibles brechas de seguridad nacional que, según algunos, pudieron haber contribuido a que Estados Unidos no estuviese preparado para los ataques del 11 de septiembre del año siguiente.
(Con información de AP)