En abril de 2023, un incendio en Robinson, Texas, condujo a las autoridades a una escena estremecedora: dentro de un contenedor de plástico en llamas yacía el cuerpo de una joven que había sido asesinada de un disparo en la cabeza y que luego fue identificada como Amanda Rose Reynolds. Entre las cenizas y el humo, un perro blanco de raza labradoodle llamado Titan, se negó a abandonar el lugar, convirtiéndose en la clave para resolver el caso.
De acuerdo con People, cuando los bomberos llegaron al lugar del incendio, notaron la presencia de un perro blanco que permanecía a toda costa junto al área calcinada. A pesar de los intentos de los rescatistas por alejarlo, Titan se negaba a moverse.
Una intensa tormenta se desató esa misma noche, con fuertes lluvias y granizo, y aunque los equipos de rescate intentaron atraparlo, el perro escapó y permaneció escondido, solo para regresar al lugar del crimen a la mañana siguiente. Fue entonces cuando un residente de Robinson lo encontró de nuevo cerca de la escena. Al llevarlo a las autoridades, el equipo policial descubrió que Titan estaba microchipado, lo que facilitó el acceso a la información de contacto de su dueña registrada: Amanda Reynolds.
Un hallazgo y una persecución
El cuerpo de Reynolds fue encontrado en condiciones tan extremas que, en un principio, fue difícil identificarlo. Según KWTX, estaba dentro de un contenedor de plástico, completamente quemado, y había sido abandonado en una zona residencial de Robinson. El análisis forense determinó que la víctima había recibido un disparo en la cabeza antes de que se intentara destruir cualquier evidencia mediante el fuego.
Derek Daigneault fue identificado como una persona de interés cuando las autoridades detectaron que conducía el Honda Accord negro de Reynolds. En un esfuerzo por evitar la detención, Daigneault intentó eludir a la policía, lo que desencadenó una persecución de alto riesgo por varias zonas residenciales de Wichita, Kansas.
La persecución comenzó cuando el sistema de monitoreo de placas, conocido como Flock, capturó el paso del vehículo de Reynolds en las cercanías de Wichita el 8 de abril de 2023. La policía rápidamente localizó el automóvil, pero Daigneault, al notar la presencia policial, emprendió una fuga a gran velocidad, ignorando las órdenes de detención.
Durante unos 30 minutos, la persecución alcanzó velocidades de hasta 160 kilómetros por hora. Daigneault maniobraba de manera errática a través de calles residenciales, poniendo en riesgo la seguridad pública en su intento desesperado por evadir a las autoridades.
El intento de fuga en coche culminó en un accidente: Daigneault perdió el control del Honda Accord y colisionó contra otro vehículo. Sin embargo, el arresto no fue inmediato; tras el choque, Daigneault continuó su huida a pie. Logró entrar en una tienda de comestibles cercana, lo que provocó una situación caótica entre los compradores, quienes, asustados, abandonaron el lugar.
La policía desplegó un operativo dentro de la tienda y, tras una intensa búsqueda, lo encontraron escondido en la parte inferior de un estante en la sección de alimentos enlatados. Finalmente, fue arrestado por al menos una docena de oficiales que habían rodeado el área, asegurando que no pudiera escapar nuevamente.
En el interior del vehículo de Reynolds, encontraron una pistola Bersa .380, la cual, según los fiscales, fue identificada como el arma que habría sido utilizada para disparar a Reynolds. Esta evidencia balística se añadió al conjunto de pruebas circunstanciales en contra de Daigneault, ya que coincidía con el tipo de arma usado en el homicidio de su prima.
Durante el juicio, los fiscales revelaron imágenes de video captadas en una tienda Walmart de San Marcos, en las que Daigneault fue visto comprando varios objetos, entre ellos, un contenedor de plástico, una pala y una garrafa de gasolina. Estas compras, realizadas apenas dos días antes del asesinato, coinciden con los elementos encontrados en la escena del crimen, lo que refuerza la teoría de que Daigneault habría planeado y ejecutado el homicidio.
En las grabaciones, incluso se observa a Titan asomando la cabeza por la ventanilla del automóvil, lo que confirma que el perro estuvo con Daigneault hasta momentos antes del crimen.
Una pieza clave de cuatro patas
Desde el inicio de la investigación, el labradoodle blanco de Amanda Reynolds, Titan, se convirtió en una pieza clave para la resolución del caso. Su lealtad y permanencia en el lugar del crimen llevaron a la policía hasta su microchip, que resultó esencial para confirmar la identidad de la víctima.
Sin embargo, el rol de Titan en el caso no fue la única prueba que relacionó a Derek Daigneault con el asesinato de su prima. A lo largo del juicio, la fiscalía presentó un conjunto de evidencias que, aunque circunstanciales, construyeron un sólido panorama en su contra.
Una de las pruebas más impactantes fue una llamada telefónica que recibió el detective Marshal Perry, quien llevaba el caso. En la llamada, alguien que se identificaba como Amanda Reynolds intentó reclamar a Titan, afirmando que se encontraba de camino a Wichita desde San Marcos y que el perro se había escapado en una parada cerca de Robinson.
Esta declaración levantó de inmediato sospechas en el detective, quien sabía que el cuerpo de Reynolds había sido hallado la noche anterior junto a Titan en el lugar del crimen. En una grabación reproducida para el jurado, se puede escuchar cómo Perry comienza a hacer preguntas detalladas a la persona en la línea, quien fue incapaz de responder de manera convincente.
Durante el interrogatorio telefónico, el supuesto “Amanda” intentó dar información personal, pero se equivocó en un dígito de su número de seguridad social y se mostró visiblemente alterado cuando el detective lo confrontó con preguntas cada vez más específicas.
Perry, convencido de que Daigneault estaba intentando hacerse pasar por su prima para recuperar a Titan, detectó varias inconsistencias, incluyendo el relato falso sobre cómo el perro se había perdido. Además, el detective señaló que la persona en la llamada mostró nerviosismo y se volvió hostil, cortando la conversación abruptamente cuando Perry le explicó que el perro estaba en “custodia policial”.