Con la reciente victoria de Donald Trump, quien derrotó a Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos 2024, la familia del futuro gobernante volvió al centro de atención, siendo su hijo menor, Barron, quien se llevó los reflectores durante un evento de celebración en Florida, donde su tamaño y una apariencia más madura desataron muchos comentarios entre los usuarios en redes sociales.
La vida de Barron ha transcurrido en una encrucijada entre el lujo, la privacidad y la atención mediática que conlleva ser el hijo de un mandatario de Estados Unidos. Con una educación que lo ha llevado por diversas ciudades y una familia siempre en el centro de la polémica, el joven creció bajo una mezcla de visibilidad y resguardo.
Los primeros años del menor de los Trump
El 20 de marzo de 2006 nació Barron William Trump, el hijo menor de Donald Trump y el único de Melania. Su llegada al mundo fue motivo de sorpresa para su padre, quien no esperaba que este momento se diera tan rápido tras su boda en 2005. Según contó la madre, cuando le dio la noticia, Donald necesitó unos instantes para asimilarla, pero pronto mostró su alegría. El niño no solo ampliaba la familia, sino que también representaba una conexión especial para la pareja.
Desde entonces, Barron creció en el lujoso penthouse de la Trump Tower en Nueva York, rodeado del fastuoso estilo de vida de su familia. Allí pasó sus primeros años en un entorno exclusivo, alejado del ojo público y bajo la constante atención de su madre. Este periodo inicial estuvo marcado por la vida urbana y el acceso a instituciones educativas de élite en Manhattan. Sin embargo, su vida daría un giro drástico con el triunfo de su padre en las elecciones de 2016, que lo llevaría a vivir en la Casa Blanca durante los años que duró su mandato.
El aprendizaje de Barron
La educación de Barron Trump ha sido tan itinerante como su vida familiar, marcada por el traslado entre tres estados del país, debido a la carrera política de su padre. Comenzó sus estudios en el colegio privado Columbia Grammar and Preparatory School en el Upper West Side de Manhattan, donde compartía clases con hijos de otras familias influyentes de la Gran Manzana.
En 2017, en lugar de unirse de inmediato a la mudanza a Washington, Barron permaneció en Nueva York junto a su madre, Melania, para finalizar el curso escolar. En verano, ya instalado en la Casa Blanca, se inscribió en la St. Andrew’s Episcopal School en Maryland, un colegio privado con una matrícula anual de cerca de USD 40.000, marcando una diferencia con otros hijos de presidentes que estudiaron en Sidwell Friends, la escuela tradicional de las familias presidenciales en Washington, D.C.
Tras la salida de su padre de la presidencia en 2021, la familia se estableció en Florida, y Barron continuó su formación en la Oxbridge Academy en Palm Beach, donde completó la preparatoria en 2024. En otoño de ese mismo año, comenzó su primer año en New York University (NYU), un retorno a su ciudad natal que parece haber sido su elección personal, según comentó Melania en una entrevista.
Vivir en la Casa Blanca
La vida de Barron Trump en la Casa Blanca fue una experiencia única, aunque distinta a la de otros hijos de presidentes estadounidenses. Cuando su padre asumió el cargo en enero de 2017, él y su madre decidieron quedarse en Nueva York unos meses adicionales.
A diferencia de sus hermanos mayores — Ivanka, Donald Jr., Eric y Tiffany Trump — quienes jugaron un papel activo en la administración de su padre, Barron se mantuvo al margen de los focos mediáticos y del entorno político debido a que era menor de edad. Desde su llegada, el enfoque de Melania fue mantener su vida lo más normal y privada posible, procurando que su hijo pudiera disfrutar de una infancia lo menos afectada por la intensa exposición pública.
No obstante, la transición fue desafiante para Barron, quien inicialmente se mostró reticente a dejar su vida en Nueva York. Su padre comentó en una ocasión que, para el entonces niño de nueve años, la mudanza y la vida en la Casa Blanca representaban “un cambio de vida completo”, pero trató de convencerlo diciéndole que su nuevo hogar permitiría a su padre “ayudar a la gente”.
A pesar de estas dificultades, el pequeño se adaptó a su nuevo entorno y pasó sus años de preadolescencia y adolescencia bajo la intensa seguridad y atención mediática propias de una familia presidencial, aunque siempre protegido de la mirada pública directa.
La privacidad del joven Trump
Desde su nacimiento, Barron Trump ha tenido una vida marcada por la privacidad, un aspecto que su madre, Melania Trump, ha defendido con especial empeño. Aunque es hijo de una de las figuras más públicas y polémicas de los últimos tiempos, su mamá trabajó para proteger al joven de la atención mediática y de los ataques en redes sociales.
Durante los años en la Casa Blanca, esta protección fue evidente, y personalidades como Chelsea Clinton y Jenna Bush Hager se unieron a esta causa, pidiendo a los medios y al público que dejaran que Barron creciera sin ser objeto de críticas y acoso.
En varias ocasiones, Melania ha señalado que su prioridad siempre ha sido el bienestar de su hijo, y eso no ha cambiado a pesar de los múltiples desafíos legales y políticos que enfrenta su esposo. Incluso después de dejar la Casa Blanca, se ha mantenido apartada de la vida social pública, centrándose casi exclusivamente en su familia y, en particular, en Barron.
Cuánto mide Barron Trump
Barron Trump se distingue también por ciertos rasgos personales que llaman la atención del público. Entre ellos, destaca su notable altura: con apenas 18 años, Barron ya alcanza los 2 metros, una característica que lo coloca por encima de su propio padre. El futuro presidente bromeó en varias ocasiones sobre esta característica, sugiriendo que debería aprovecharla para jugar baloncesto. Sin embargo, según comentó Donald, su hijo tiene más interés en el fútbol, una preferencia que ha mantenido desde pequeño.
Cuáles idiomas habla Barron Trump
El hijo menor de Trump es bilingüe. Habla tanto inglés como esloveno, el idioma natal de su madre. Durante su infancia, Melania promovió el uso de ambas lenguas en el hogar, y el joven hablaba en esloveno con su abuela materna, mostrando así su conexión con las raíces de su progenitora.