Hoy 5 de noviembre, Estados Unidos celebra una jornada electoral histórica en la que Kamala Harris podría convertirse en la primera mujer en ocupar la presidencia, compitiendo contra el exmandatario Donald Trump. En un país con más de dos siglos de historia democrática, ninguna mujer alcanzó el cargo más alto del Ejecutivo, lo que coloca esta elección en un contexto significativo de cambio. Para muchos votantes, la vicepresidenta representa una posibilidad largamente esperada de tener a una mujer en la Casa Blanca, un hito que podría transformar la política y abrir nuevas puertas en la representación femenina.
La aspirante demócrata ya marcó un precedente al convertirse en 2021 en la primera mujer, y la primera persona de origen afroamericano y asiático en la vicepresidencia. Hoy, su candidatura al máximo cargo representa un momento crítico en el que la equidad de género en el Poder Ejecutivo podría hacerse realidad en un país donde hasta ahora solo los hombres han ocupado el sillón presidencial.
Sin embargo, Harris no es la primera mujer en intentar romper esta barrera. La historia de la política estadounidense está llena de figuras femeninas que también aspiraron a llegar a la Casa Blanca, muchas de las cuales marcaron hitos importantes, aunque se quedaron en el camino.
Victoria Woodhull: la primera en desafiar los límites
En 1872, Woodhull se convirtió en la primera mujer en postularse para la presidencia de Estados Unidos, desafiando las barreras sociales y legales de la época. Fue nominada por el Partido por la Igualdad de Derechos en un momento en que las mujeres ni siquiera tenían derecho al voto, lo que convirtió su candidatura en un acto de resistencia y de avanzada por los derechos de las mujeres.
Margaret Chase Smith: la pionera en un partido importante
La senadora por Maine fue la primera mujer en buscar la nominación presidencial de un partido mayoritario, el Partido Republicano, en 1964. Aunque su candidatura no prosperó, Chase Smith se destacó por su valentía en un entorno dominado por hombres y por su defensa de la ética en la política, dejando un legado para las mujeres en el Congreso y en la vida política de Estados Unidos.
Shirley Chisholm: la voz de la diversidad
En 1972, fue la primera mujer afroamericana en buscar la presidencia dentro del Partido Demócrata. Su lema, “Unbought and Unbossed” (ni comprada ni controlada), resumía su independencia política y su lucha por los derechos civiles. Aunque no alcanzó la nominación, su candidatura fue un hito en la representación de las minorías y sigue siendo una referencia para las mujeres y las personas de color en política.
Geraldine Ferraro: la primera mujer en una fórmula presidencial
En 1984, hizo historia como la primera mujer en integrar una fórmula presidencial de un partido importante, siendo la compañera de fórmula de Walter Mondale, el candidato demócrata. Aunque la dupla perdió ante Ronald Reagan, Ferraro rompió un techo de cristal, demostrando que las mujeres podían aspirar a los puestos más altos en la política.
Hillary Clinton: la mujer que llegó más lejos
En 2016, Hillary Clinton se convirtió en la primera mujer en ser nominada candidata presidencial de uno de los dos principales partidos en Estados Unidos, representando al Partido Demócrata. En una reñida elección, ella obtuvo la mayoría del voto popular, pero perdió en el Colegio Electoral ante Donald Trump. Su candidatura, sin embargo, fue la más cercana que una mujer estuvo de la presidencia hasta el día de hoy.
Elizabeth Warren, Amy Klobuchar y la diversificación de candidaturas
En las primarias demócratas de 2020, Elizabeth Warren y Amy Klobuchar compitieron por la nominación presidencial, destacándose por sus propuestas centradas en la economía, la justicia social y la reforma del sistema de salud. Aunque ninguna logró la nominación, ambas candidaturas demostraron el creciente papel de las mujeres en la política nacional y prepararon el camino para una mayor diversidad en el liderazgo del partido.
Hoy 5 de noviembre, la posibilidad de elegir a una mujer presidenta ha capturado la atención de un electorado que observa con expectativa este posible cambio histórico.