Las familias de los capos del narcotráfico latinoamericano han vivido en la encrucijada entre la opulencia y el peligro, tratando de construir nuevas vidas fuera de las sombras de sus apellidos. Desde Emma Coronel, esposa de Joaquín “Chapo” Guzmán, quien recientemente fue liberada tras cumplir una condena en Estados Unidos, hasta los hijos de Griselda Blanco y Pablo Escobar, estas familias han buscado en el exilio una oportunidad para alejarse de los lazos criminales que marcaron a sus padres.
Para algunos, como Michael Corleone Blanco, hijo de Griselda Blanco, la vida después del narcotráfico ha implicado construir una identidad propia en el mundo empresarial. Desde su residencia en Miami, Michael intenta reinventarse con una marca de ropa inspirada en la cultura “narco” y ha aprovechado su historia para proyectarse públicamente en realities de televisión, buscando redefinir su legado.
Otros, como Juan Pablo Escobar, quien cambió su nombre a Juan Sebastián Marroquín tras huir de Colombia, han optado por distanciarse lo más posible de la tristemente célebre fama de su padre, dedicándose a publicar libros y documentales en los que piden perdón a las víctimas de la violencia del narcotráfico.
Emma Coronel
El nacimiento en Los Ángeles de María Joaquina y Emali Guadalupe, las mellizas de Emma Coronel, esposa de Joaquín “Chapo” Guzmán, en 2011 llamó la atención sobre el movimiento de familiares de narcotraficantes, especialmente en la frontera entre México y Estados Unidos. Coronel, ciudadana estadounidense, cruzó libremente para dar a luz en California; sin embargo, su situación cambió drásticamente años después.
En 2021 fue arrestada en el aeropuerto de Dulles, Virginia, y acusada de colaborar con el Cártel de Sinaloa y de ayudar a su esposo a fugarse de una cárcel mexicana en 2015. Coronel fue sentenciada a tres años de prisión tras declararse culpable y fue liberada en septiembre de 2023, marcando uno de los casos más recientes en que familiares de capos enfrentan procesos legales en Estados Unidos.
Las hijas de Coronel y Guzmán han vivido principalmente en Estados Unidos, alejadas del entorno delictivo de su padre. Desde su salida de prisión, Emma Coronel se ha mantenido en un perfil bajo y bajo supervisión como parte de las condiciones de su libertad condicional.
La familia Escobar
Más al sur del continente, en Colombia, tras la muerte de Pablo Escobar en 1993, su familia —su viuda María Victoria Henao y sus dos hijos, Juan Pablo y Manuela Escobar— abandonó Colombia en medio de amenazas de enemigos de Escobar y la creciente presión de las autoridades. Inicialmente, intentaron establecerse en Alemania y Mozambique, pero finalmente lograron asentarse en Argentina bajo identidades nuevas y con el apellido Marroquín, en un esfuerzo por mantenerse en el anonimato.
En Argentina, Juan Pablo Escobar, quien cambió su nombre a Juan Sebastián Marroquín, estudió arquitectura y ha escrito varios libros sobre la vida de su padre, incluido Pablo Escobar: Mi Padre. También participó en la creación del documental “Pecados de mi padre”, en el que pidió perdón a las familias de las víctimas de Escobar. Marroquín vive en Buenos Aires, donde ha tratado de distanciarse del legado criminal de su padre y ha trabajado para promover un mensaje de paz y reconciliación.
La madre de Marroquín, María Victoria Henao, también reside en Argentina, donde en 2018 enfrentó problemas legales cuando fue detenida junto a su hijo bajo sospechas de lavado de dinero, aunque fueron liberados y el caso no avanzó. La hija menor, Manuela Escobar, ha mantenido un perfil mucho más reservado y no ha hecho apariciones públicas ni entrevistas; según se informa, también vive en Argentina y permanece fuera del ojo público para preservar su privacidad.
Los Esparragoza, la familia de “El Azul”
Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”, fue uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa y uno de los narcotraficantes más influyentes de México. Aunque mantuvo un perfil bajo en comparación con otros capos, su familia ha atraído atención pública, en especial sus hijas, quienes han sido vinculadas con actividades empresariales en México y en el extranjero.
Esparragoza Moreno supuestamente falleció en 2014, aunque las autoridades mexicanas no han confirmado oficialmente su muerte, y su familia sigue siendo vigilada de cerca debido a sus posibles conexiones con el cártel. Las hijas de “El Azul” —entre las que se encuentran Mónica Esparragoza y Nora Esparragoza— han llevado vidas en gran medida alejadas del ojo público y han residido fuera de México en varios momentos.
Se sabe que algunas de ellas cursaron estudios en el extranjero en lugares exclusivos, como el internado Surval Mont-Fleuri en Suiza, y pasaron temporadas en países como Canadá. Sin embargo, en México, algunas de las hijas de Esparragoza Moreno han sido relacionadas con negocios, como restaurantes y empresas inmobiliarias en los estados de Sinaloa y Jalisco.
En 2015, algunas de estas empresas fueron vinculadas al lavado de dinero del Cartel de Sinaloa y se vieron afectadas por sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que identificó a varias propiedades y negocios presuntamente operados por familiares y asociados de Esparragoza Moreno. Estas sanciones llevaron al cierre de algunos de sus negocios y a restricciones legales para sus familiares.
Los Rodríguez Orejuela
La familia de los Rodríguez Orejuela, líderes del Cártel de Cali en Colombia, ha enfrentado diversos retos legales y personales tras la captura y extradición de Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, quienes fueron condenados en Estados Unidos por narcotráfico y otros delitos.
Ambos hermanos, considerados los cerebros detrás de uno de los carteles más poderosos de la historia del narcotráfico, cumplieron sentencias largas en prisiones de Estados Unidos; Gilberto Rodríguez Orejuela murió en prisión en 2022 a los 83 años, mientras que Miguel Rodríguez Orejuela sigue encarcelado.
Uno de los familiares más conocidos es William Rodríguez Abadía, hijo de Miguel Rodríguez Orejuela, quien también estuvo implicado en las operaciones del Cártel de Cali. En 2005, Rodríguez Abadía se entregó a las autoridades estadounidenses en Panamá y, tras cooperar con la justicia, logró reducir su sentencia de 22 a cinco años de prisión.
Como parte de su acuerdo, fue liberado en 2007 y obtuvo la posibilidad de residir legalmente en Estados Unidos junto con su familia. Desde entonces, Rodríguez Abadía ha intentado rehacer su vida lejos del narcotráfico y ha buscado proyectarse públicamente como alguien que reniega de ese pasado. En 2015, publicó el libro “El hijo del ajedrecista”, donde narra su versión de la historia del Cartel de Cali y ofrece detalles de su vida en el entorno del narcotráfico.
Los demás familiares de los Rodríguez Orejuela también han intentado distanciarse de la actividad criminal de los hermanos, viviendo en Estados Unidos y en otros países de América Latina bajo un perfil bajo. A diferencia de la familia de Pablo Escobar, que ha sido objeto de atención mediática en Argentina, los Rodríguez Orejuela han procurado mantenerse fuera del ojo público. Esto ha sido en parte para evitar la exposición a investigaciones, ya que algunos miembros de la familia enfrentaron sanciones y restricciones de viaje durante los años de actividad del cartel.
El hijo de la “Reina de la Cocaína”
Michael Corleone Blanco, el hijo menor de Griselda Blanco, conocida como la “Reina de la Cocaína”, ha ganado notoriedad por su relación con el imperio del narcotráfico de su madre, una de las figuras más poderosas y temidas en el mundo del crimen organizado en Colombia y Estados Unidos durante las décadas de 1970 y 1980.
Nacido en 1978 en Medellín, Colombia, y llamado “Michael Corleone” en honor al personaje de El Padrino, Blanco ha pasado gran parte de su vida en Estados Unidos, donde también estuvo implicado en actividades relacionadas con el narcotráfico en su juventud.
Sin embargo, en la actualidad, Michael Blanco afirma haber dejado atrás el negocio de la droga para dedicarse a proyectos empresariales legales. Reside en Miami, Florida, donde creó la marca de ropa Pure Blanco, inspirada en el legado de su familia y su estilo de vida. La marca tiene un enfoque en la cultura del narcotráfico y el “narco-estilo”, aunque él ha declarado que su objetivo es redimir la imagen de su familia y construir un futuro alejado del crimen.
Michael ha ganado popularidad al aparecer en programas de televisión y documentales. En 2019, fue parte del reality show de VH1 Cartel Crew, donde él y otros hijos de narcotraficantes compartían sus experiencias sobre crecer en familias con antecedentes criminales. Aunque sigue vinculado a la notoriedad de su madre, Blanco asegura que su vida actual está enfocada en emprendimientos legales y en dejar atrás el violento legado de Griselda Blanco.