La estatura de los candidatos presidenciales en Estados Unidos ha captado la atención mediática en la actual campaña, un elemento aparentemente trivial que, sin embargo, ha dado lugar a ajustes en la escenografía de los debates y declaraciones de ambas partes. Las preguntas “¿Cuánto mide Kamala Harris?”, “¿Cuánto mide Donald Trump?”, “estatura de Kamala Harris” y Donald Trump estatura” son algunos de los términos más buscados.
Donald Trump, exmandatario republicano y candidato presidencial, se ha expresado en varias ocasiones sobre la altura de su contendiente demócrata, Kamala Harris, quien busca suceder a Joe Biden en la Casa Blanca. Según una declaración de Harris, su altura es de 1.63 metros (5′4″), mientras que Trump asegura medir 1.91 metros (6′3″), lo que marca una diferencia significativa que los organizadores de los debates han tenido que gestionar de diversas formas. La altura de ambos candidatos y los ajustes hechos en los podios han sido motivo de críticas por parte del expresidente y comentarios de la vicepresidenta en entrevistas recientes.
En un debate presidencial realizado el pasado 10 de septiembre en Filadelfia, Trump destacó la importancia de no alterar la percepción visual del evento, mencionando que “no se deberían hacer ajustes” en los podios para igualar la estatura de ambos candidatos. En una publicación en Truth Social, el exmandatario afirmó que cualquier modificación que permitiera a Harris verse más alta sería equivalente a “hacer trampa” en el debate. Trump comparó la situación con el caso del exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, a quien también se le impidió utilizar plataformas para ganar altura en un debate previo. Según Trump, tales ajustes comprometen la integridad visual de la contienda, como señaló en declaraciones recogidas por USA Today.
En respuesta a estos comentarios, Harris ha abordado el tema de su estatura en entrevistas anteriores. En una conversación con Katie Couric en enero de 2024, la candidata demócrata bromeó sobre la confusión en torno a su altura, refiriéndose a un error en Wikipedia que indicaba que medía 1.57 metros (5′2″). Harris aclaró que su estatura real es de 1.63 metros, además de señalar que al usar tacones, suele alcanzar una altura de 1.71 metros (5′7½”). En esa entrevista, Harris enfatizó que la cuestión de la estatura es irrelevante para sus propuestas de campaña, a pesar de la atención que se le ha dado en redes sociales y medios de comunicación, según recoge el Daily Mail.
La diferencia de estatura entre ambos candidatos ha llevado a los organizadores de debates a realizar ajustes en los podios. Según el Daily Mail, durante el primer debate entre Trump y Harris, se utilizó un podio más pequeño para la vicepresidenta, lo que generó comentarios de la campaña de Trump, quienes se refirieron a este ajuste como “la mesa infantil de Acción de Gracias.” Estas modificaciones buscan mantener una presentación visual equilibrada en la pantalla dividida, aunque algunos aliados de Trump insisten en que dicha decisión beneficia injustamente a Harris. En este contexto, Trump ha utilizado su plataforma Truth Social para reiterar que los candidatos deben presentarse tal como son, sin ayudas externas que alteren la percepción de la audiencia.
La estatura en los presidentes de Estados Unidos ha sido un tema recurrente en el análisis de los mandatarios a lo largo de la historia, aunque de forma simbólica. Los presidentes más altos, como Abraham Lincoln y Lyndon B. Johnson, han sido considerados figuras dominantes en el liderazgo nacional, un atributo que, según algunas investigaciones, influye en la percepción pública. En el caso de Trump, quien figura entre los presidentes más altos de la historia con 1.91 metros, este aspecto ha sido un símbolo que él mismo ha aprovechado en su retórica. Trump no solo ha subrayado la importancia de su estatura en la campaña, sino que también ha resaltado que la altura es un rasgo que corre en su familia, mencionando a los medios que su hijo Barron mide aproximadamente 2.05 metros, de acuerdo con Daily Mail y USA Today, un dato que no ha sido verificado de forma independiente.
Al margen de la controversia sobre la estatura, los asesores de Harris han optado por no emitir declaraciones adicionales sobre el tema y han dejado que las entrevistas y comentarios de la candidata hablen por sí mismos. Según el New York Times, no se ha presentado una solicitud oficial por parte de la campaña de Harris para el uso de elevadores o plataformas en los debates. En lugar de responder a los comentarios de Trump, Harris se ha mantenido enfocada en su campaña, enfatizando su experiencia y visión política, sin prestar atención a las observaciones sobre su estatura. Sin embargo, la estrategia de su campaña también reconoce que los temas visuales y de percepción pueden influir en los votantes, especialmente en debates televisados, donde los candidatos deben enfrentarse en condiciones similares en la presentación de sus ideas.
En relación con la altura promedio de las mujeres en Estados Unidos, la estatura de Harris se encuentra ligeramente por encima de la media nacional, que es de 1.61 metros (5′3½”), de acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta diferencia, aunque pequeña, ha sido un detalle que la vicepresidenta ha mencionado en tono humorístico, en parte para contrastar con la marcada diferencia de casi 30 centímetros que mantiene con su rival republicano. Esta disparidad ha suscitado comentarios de ambos candidatos, aunque Harris ha minimizado la importancia del tema en público, centrándose en aspectos de su campaña relacionados con políticas públicas.
A medida que se acerca la elección, los debates y la dinámica visual entre Harris y Trump continuarán siendo un tema de interés en la cobertura mediática, especialmente en un contexto donde la percepción pública y la imagen de los candidatos son elementos de influencia en la decisión de los votantes. El uso de plataformas, podios adaptados y otros elementos técnicos son aspectos menores en comparación con las políticas, pero forman parte de los elementos estratégicos considerados en la planificación de eventos televisivos y discursos públicos en campañas presidenciales de alta visibilidad.