(Desde Washington, Estados Unidos) Kamala Harris y Donald Trump agotan sus últimos recursos de campaña para triunfar en las elecciones del próximo martes 5 de noviembre, que aparecen en extrema paridad y con final abierto.
La disputa por los votos indecisos es tan frenética que ayer en Wisconsin, Harris descendió de su avión oficial a pocos metros de la nave que había transportado a Trump al mismo estado, que es clave por los 10 electores que concede. Nunca sucedió algo así en una elección presidencial en Estados Unidos.
Frente a una situación de empate técnico, la elección se define en 7 estados: Pensilvania (19 electores), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6). Trump y Harris recorrerán esos estados hasta el día de los comicios presidenciales.
En Milwaukee (Wisconsin), los dos candidatos no se dieron tregua. Allí, en 2020, Biden venció a Trump por 20.000 votos.
“Me comprometo a buscar puntos en común y soluciones de sentido común para los desafíos que enfrentan”, afirmó Harris.
“Si Kamala es reelegida, su ciudad y todas las ciudades similares en todo Wisconsin y en todo nuestro país, se transformarán en un infierno del Tercer Mundo”, le contestó Trump.
En las próximas 48 horas, Harris y Trump forzarán la marcha electoral. No sólo se apoyarán en iconos mediáticos -el expresidente en Elon Musk; la vicepresidente en programas como Saturday Night Live-, sino que además gastarán millones de dólares en publicidad y recorrerán -una y otra vez- los siete distritos que en Estados Unidos se los llama Battlegrounds.
Harris estará hoy en Michigan, un distrito que tiene 15 electores y que Biden ganó en 2020 con el 50.6 por ciento del electorado.
Pero ahora la situación es distinta. Michigan tiene la comunidad libanesa más grande de los Estados Unidos, y eso pesará en los comicios del 5 de noviembre. Una importante cantidad de votos demócratas ya han decidido que no apoyarán a Harris por la posición de Joe Biden en la crisis de Medio Oriente.
Trump hizo una fuerte campaña en Michigan, fundamentalmente en la ciudad de Dearborn (con 54 por ciento de población árabe-estadounidense-), y eso intentará neutralizar Harris en la gira que hará hoy por Michigan.
La vicepresidenta estará en Detroit y luego irá a la universidad estatal en East Lansing con el objetivo de convencer al voto joven, que ataca a Israel en favor de Palestina. Michigan es una encrucijada para la campaña electoral de Harris.
A diferencia de su adversaria demócrata, Trump hará campaña en Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia. Estos tres estados conceden -en total- 51 electores, una cifra que puede colocarlo en el Salón Oval. Estará a las 10 (hora del este) en la ciudad de Lititz (Pensilvania), y terminará nueve horas más tarde en Macon, Georgia.
Así como Harris viaja a Michigan para recuperar los votos que habría perdido por la crisis en Medio Oriente, Trump apuesta a fortalecer sus chances electorales en Carolina del Norte. El expresidente republicano visitará este distrito -con 16 electores- hasta el mismo día de los comicios. Desde 2012 que los republicanos ganan en Carolina del Norte, y en 2020 Trump derrotó a Biden por 74.000 votos.
En todos los casos, sin importar el distrito electoral, la puja partidaria tambien se mueve por las propuestas de ambos candidatos. Y en este escenario, las ideas son absolutamente contradictorias. No hay punto de contacto entre lo que plantean Harris y Trump respecto a la economía, la inmigración indocumentada, las políticas de genero y el cambio climático.
En la elección del 5 de noviembre será un punto de inflexión para los Estados Unidos.