En el norte de Atlanta, Georgia, los demócratas se encuentran en una situación insólita: están pidiendo a los votantes que no apoyen a la candidata de su propio partido en las próximas elecciones de la Cámara de Representantes.
En el Distrito 11 del estado, que ha sido históricamente un bastión republicano, los líderes demócratas han optado por rechazar públicamente a Katy L. Stamper, una abogada con una plataforma abiertamente ultraconservadora que ganó la primaria demócrata en mayo de 2023. Ante la falta de opciones en la papeleta, el partido ha lanzado una campaña de votos por escrito a favor de una candidata alternativa, Tracey Verhoeven, con el objetivo de evitar que Stamper represente al partido en el Congreso.
La inusual situación se originó en mayo, cuando Stamper, de 66 años, ganó la primaria demócrata en un proceso con baja participación y una alta proporción de votantes desinformados sobre los candidatos. La abogada, conocida en círculos locales por sus opiniones antiinmigrantes, se alzó con el 57% de los votos, dejando atrás a Antonio Daza, el candidato demócrata que había perdido en la elección general de 2022 frente al actual representante, el republicano Barry Loudermilk.
Según un análisis del equipo de campaña de Daza, es probable que Stamper se beneficiara del sistema de primarias abiertas de Georgia, que permite a los votantes de cualquier partido participar en la elección primaria de otro. Algunos líderes demócratas creen que los votantes republicanos votaron estratégicamente en las primarias demócratas para promover la candidatura de Stamper, que comparte numerosas posiciones con el ala más radical del Partido Republicano.
Al analizar la campaña de Stamper, los demócratas descubrieron que su victoria se basó en una estrategia en la que presentó una plataforma moderada para captar votantes desprevenidos, mientras ocultaba muchas de sus opiniones más controversiales. En su sitio web de campaña, Stamper se describió como “una veterana y propietaria de una pequeña empresa que quiere frenar la inflación, proteger la Seguridad Social y abordar la deuda universitaria”. Al mismo tiempo, minimizó sus opiniones sobre inmigración a una breve mención sobre la “seguridad fronteriza” y omitió detalles de su agenda en temas sociales. Tras ganar la nominación, Stamper comenzó a expresar sus opiniones abiertamente, generando alarma en los líderes demócratas y en el electorado progresista del distrito.
Entre sus propuestas más controvertidas, Stamper aboga por la deportación masiva de inmigrantes indocumentados, a quienes ha descrito en sus redes sociales como “hordas desagradecidas”. En un video compartido en sus redes, Stamper declara que cuando ve a familias latinas en público, las señala y cuenta a sus hijos. “Me ofende cuando escucho esa jerga de que somos una nación de inmigrantes”, afirmó en el video. “Somos una nación de conquistadores y colonos”. La candidata también ha pedido que se retire el estatus de exención de impuestos a cualquier organización sin fines de lucro que ayude a personas indocumentadas en cualquier aspecto que no sea su salida del país.
Ante esta postura, el partido demócrata en Georgia comenzó a movilizarse para evitar que Stamper llegue al Congreso en representación de su partido. La campaña para votar por escrito, un mecanismo de emergencia en el sistema electoral de Estados Unidos, ha sido organizada en torno a Tracey Verhoeven, una candidata alternativa que se presenta como una opción moderada. “Lo que hizo no está bien”, dijo Verhoeven en una entrevista con The New York Times, refiriéndose a Stamper. “Quiero rectificarlo”.
La candidatura de Verhoeven, quien tiene una plataforma más alineada con los valores del partido demócrata, comenzó formalmente en agosto, cuando su equipo registró el dominio “TheRealDemocrat.com” para distinguirla como “la verdadera demócrata” en la contienda. Desde entonces, sus voluntarios han producido carteles, incluyendo uno que advierte sobre un “demócrata falso”, y han repartido tarjetas con instrucciones sobre cómo votar por un candidato por escrito.
Verhoeven es una recién llegada a la política de Georgia; se mudó desde California hace tres años y compitió en las primarias demócratas para un escaño en el Senado estatal, que perdió por un estrecho margen de 171 votos. A pesar de su poca trayectoria en el estado, Verhoeven asegura que su posición como una demócrata moderada le permitiría competir en un distrito conservador como el 11. En su plataforma, Verhoeven apoya el derecho al aborto y defiende la necesidad de reforzar la seguridad fronteriza, aunque plantea que también es esencial abordar las causas de la migración, como la violencia y el cambio climático.
El republicano Barry Loudermilk, quien busca un sexto mandato en el Congreso, ha ganado sus últimas elecciones con más del 60% de los votos, por lo que no enfrenta una competencia significativa en su distrito. Sin embargo, su posición se ha visto sacudida debido al perfil conservador de Stamper, quien ha criticado a Loudermilk por no ser lo suficientemente derechista. En respuesta, Loudermilk ha intentado diferenciarse de Stamper y evitar que su retórica polarizadora le reste apoyo entre los votantes republicanos. En declaraciones recientes, Loudermilk enfatizó su experiencia legislativa y su compromiso con las políticas conservadoras tradicionales.
La candidatura de Verhoeven se percibe como un intento desesperado de los demócratas para ofrecer una opción moderada en el distrito. Su equipo reconoce que la campaña de votos por escrito enfrenta grandes desafíos, pero, de acuerdo a la entrevista del Times, Verhoeven se mantiene optimista.