Un equipo de investigadores regresó esta semana a una remota área montañosa en Virginia, vinculada durante décadas al impactante caso de Katherine y Sheila Lyon, dos niñas de Maryland secuestradas en 1975. La desaparición de las hermanas Lyon, de 10 y 12 años, estremeció a la comunidad del área metropolitana de Washington y transformó la percepción de seguridad en la región. Casi medio siglo después, las preguntas sobre su destino aún persisten.
Este lugar en particular, ubicado en el condado de Bedford, ha sido un punto clave en la investigación desde que surgieron sospechas de que los cuerpos de las niñas fueron llevados allí tras su secuestro. En 2014, las autoridades llegaron a creer que Lloyd Welch, un hombre con un historial delictivo extenso, estuvo involucrado en el crimen. Welch confesó haber participado en el secuestro de las hermanas cuando tenía 18 años, revelando detalles escalofriantes sobre lo que ocurrió después.
Según los documentos judiciales, recogidos por The Washington Post, Welch y otros cómplices asesinaron a las niñas y, posteriormente, quemaron sus restos en una propiedad en Taylors Mountain, un terreno entonces perteneciente a la familia de Welch. A pesar de las intensas excavaciones forenses llevadas a cabo en el lugar hace siete años, las autoridades no lograron encontrar evidencia concluyente, como los restos de las hermanas.
En esta nueva etapa de la investigación, la Oficina de Alguaciles de Estados Unidos, junto con el FBI y otras agencias, regresaron al lugar basándose en “nuevas pruebas”. Sin embargo, no se han dado a conocer detalles específicos sobre lo que buscan o si este regreso está relacionado con el caso de las hermanas Lyon o con otros posibles crímenes. Las autoridades han guardado silencio, argumentando que se trata de una investigación activa y delicada.
El crimen de las hermanas Lyon
Las niñas Lyon desaparecieron un día de marzo de 1975 tras caminar al Wheaton Plaza, un popular centro comercial en el condado de Montgomery, Maryland. Lo que debía ser una tarde inocente de almuerzo y compras con amigas se convirtió en una tragedia de proporciones inimaginables cuando nunca regresaron a casa. Durante años, la familia y la comunidad vivieron con la angustia de no saber qué les había ocurrido.
Décadas de incertidumbre y pistas frustradas llevaron a un giro en la investigación en 2014, cuando Lloyd Welch se convirtió en el principal sospechoso. Según su propio testimonio, tras el secuestro, llevó a las niñas a una propiedad en Taylors Mountain. Allí, afirmó, su padre y un tío desmembraron los cuerpos de las niñas, y luego él transportó sus restos a la montaña donde fueron quemados.
Varios familiares de Welch confirmaron aspectos de su relato. Un primo, Henry Parker, dijo a los detectives que vio a Welch llegar a Taylors Mountain en 1975 con dos grandes bolsas de lona, que describió como oliendo a “muerte”. Aunque nunca vio lo que contenían, declaró que ayudó a Welch a arrojarlas al fuego. Otra prima, Connie Akers, también señaló que Welch había llegado a la propiedad con una bolsa que contenía ropa manchada de sangre. Sin embargo, cuando Welch le pidió que lavara la ropa, ella se negó.
A pesar de estas declaraciones, las pruebas materiales siempre han sido el eslabón perdido en este caso. Los investigadores pasaron semanas tamizando sin éxito el terreno en busca de restos humanos o cualquier indicio de que las niñas estuvieron allí, pero la falta de evidencia física ha dificultado el avance del caso. Aunque Welch se declaró culpable en 2017 bajo la doctrina de homicidio grave, no admitió haber asesinado directamente a las niñas, sino haber participado en el secuestro con intención de profanar.
Lloyd Welch, el depredador que atacaba niñas
El caso de las hermanas Lyon ha estado marcado por las dificultades típicas de las investigaciones sin resolver. El paso del tiempo erosiona las pruebas, los recuerdos se desvanecen y los archivos cruciales desaparecen. A esto se suma la complejidad del historial delictivo de Welch, quien viajó por todo el país durante las décadas de 1970 y 1990, cometiendo una serie de delitos sexuales que lo convirtieron en un depredador peligroso.
En Carolina del Sur, en 1992, una niña de 10 años fue víctima de agresión sexual por parte de Welch, lo que le llevó a cumplir una condena de 18 meses de prisión. Tres años después, en Delaware, repitió este patrón con otra niña de la misma edad, lo que le valió una sentencia mucho más larga. Su historial incluye múltiples condenas por delitos sexuales y agresiones contra menores, lo que ha mantenido a las autoridades en alerta sobre la posibilidad de que haya más víctimas no identificadas.
Actualmente, Welch cumple una condena en Delaware por agresiones sexuales y se espera que, tras su liberación, comience a cumplir una sentencia de 48 años en Virginia por su implicación en el caso de las hermanas Lyon y otros delitos.
La comunidad y la familia Lyon siguen esperando respuestas definitivas, y aunque el regreso de los investigadores a Taylors Mountain renueva la esperanza, queda por verse si esta búsqueda finalmente pondrá fin a uno de los casos más dolorosos y perturbadores en la historia criminal de la región.