Mike Casey, director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos, ha emitido una advertencia sobre un “aumento significativo” de espías extranjeros que intentan infiltrarse en empresas tecnológicas estadounidenses para robar las últimas innovaciones del país. Esta advertencia subraya un creciente desafío para la economía y la seguridad nacional de Estados Unidos, con países como China, según menciona, buscando utilizar tecnologías robadas para superar a sus competidores norteamericanos y potenciar su capacidad militar.
“Estamos viendo un incremento en el uso de compañías pantalla (empresas creadas para eludir impuestos) y otros proxies (software intermediarios entre redes empresariales y externas) por parte de China”, explicó Casey a ABC News. Esto se ha intensificado especialmente en los últimos dos años, por lo que las empresas estadounidenses han empezado a ser más cautelosas con las inversiones chinas.
La situación se complica por el hecho de que mucha de la inteligencia que motiva estas preocupaciones es clasificada, lo que representa un “gran desafío” para los funcionarios estadounidenses al intentar convencer a los ejecutivos de startups (empresas de nueva creación con gran uso de la tecnología) de que deben ser precavidos al elegir a sus inversionistas y socios.
Casey resaltó que “no sirve de nada simplemente llegar con la gente, leer nuestras ideas y decirles: ‘Deberían hacer estas cinco cosas’, y luego irnos. Eso es tonto”. Esta perspectiva ha guiado el enfoque de colaboración que ha adoptado el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), especialmente su oficina en San Francisco, que ha liderado esfuerzos para relacionarse con el sector privado y académico.
Otros agentes se han sumado a las labores contra el preocupante espionaje
En este enfoque de tono agresivo por parte del FBI, agentes como el director de la oficina, Robert Tripp, y el agente asistente, Jeff Fields, han sido proactivos en colaboración temprana con estos sectores. Un ejemplo de esta colaboración fue una reunión reciente de Casey con investigadores de la tecnología en la Universidad de California, Berkeley, quienes han estado trabajando en una base de datos que recopila casos de espionaje económico. Casey describió este esfuerzo como “increíblemente útil”, permitiendo a la comunidad de inteligencia de EE.UU. proporcionar ejemplos sólidos y líneas de tendencia que alerten al sector privado sobre las amenazas de países como China, Rusia y otros adversarios.
La alianza “Five Eyes” —compuesta por Estados Unidos, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y el Reino Unido— lanzó una serie de advertencias, coordinadamente, sobre la vulnerabilidad de las empresas tecnológicas a los servicios de inteligencia extranjeros y a los ciberdelincuentes. Los países miembros de esta alianza también han proporcionado recomendaciones para que las startups aseguren sus operaciones desde el principio. Una de las recomendaciones que se incluye es investigar a todos los posibles inversionistas, proveedores y socios.
La infiltración extranjera se ha incrementado en los últimos años
En otra entrevista con NPR, Casey expresó su preocupación por la magnitud de las operaciones de espionaje. “La escala es impresionante y aterradora”, reconoció, destacando que la cantidad de actores involucrados en espionaje económico y cibernético ha crecido. Enfatizó que, mientras países como Rusia siguen una estrategia más tradicional, China representa una amenaza más sofisticada y constante, similar al cambio climático: un cambio gradual que un día podría devastar a su “hogar”.
NPR también informó sobre un caso reciente que subraya las cambiantes tácticas de espionaje industrial; un exingeniero de Google fue acusado de robar tecnología de inteligencia artificial, presuntamente en colaboración con compañías chinas. Este incidente es otro ejemplo de las acusaciones de espionaje económico contra China, dirigido a robar secretos comerciales y propiedad intelectual.
Por último, Casey comentó sobre los desafíos generales en el ámbito de la contrainteligencia, destacando fallos históricos como el caso de un ex embajador estadounidense que espió para Cuba durante cuarenta años sin ser detectado. Afirmó a NPR que “la paranoia es parte de lo que hacemos”, recordando la necesidad constante de vigilancia en este ámbito.