Susan Powter, la icónica figura del fitness que alcanzó la fama en la década de 1990 con su famoso programa “¡Stop the Insanity!”, compartió detalles sorprendentes sobre su vida actual, que contrasta drásticamente con su pasado de éxito y riqueza. A los 66 años, la exestrella del bienestar se encuentra en medio de una batalla financiera y personal que la ha llevado a depender de trabajos de entrega para llegar a fin de mes.
En una reciente entrevista con People, Powter reveló que, tras haber sido una de las pioneras del movimiento de salud y bienestar, ahora vive en una comunidad de bajos ingresos y enfrenta la dura realidad de su situación. “He conocido la desesperación”, afirmó Powter.
Powter, que se hizo famosa en la televisión estadounidense con su estilo audaz y su cabello rubio platinado, se convirtió en un ícono de la cultura pop en los años 90. Su programa de bienestar no solo incluía recetas y consejos de ejercicios, sino que también se centraba en empoderar a las mujeres a tomar el control de sus vidas.
Sin embargo, la gloria fue efímera. Tras una serie de malas decisiones comerciales y demandas, Powter se vio obligada a declarar bancarrota en 1995. “No sabía que el dinero estaba siendo mal administrado. Alguien más se encargaba de eso. Nunca revisé los balances”, admite.
La narrativa de Powter está marcada por su historia personal: una madre soltera que pesaba 118 kilos, quien, tras ser abandonada por su esposo, decidió cambiar su vida y transformarse en una defensora del bienestar. Su mensaje de que “la grasa te hace gordo” resonó en millones de personas que la veían en televisión y compraban su programa.
La carrera de Powter despegó en un momento en que la cultura del fitness estaba en auge. Con su estilo audaz y su icónico cabello rubio platinado, se convirtió en un fenómeno cultural, incluso apareciendo en programas como Saturday Night Live. Sin embargo, a medida que el interés en su marca se desvaneció, su vida personal y profesional comenzó a desmoronarse.
Powter se mudó a Seattle y se dedicó a enseñar clases de fitness en una escuela primaria, pero las sombras de su pasado seguían acechándola. “Pasé a vivir una vida muy básica, llevando a mi hijo en un Volkswagen. Soy una chica hippie”, comenta. A pesar de sus esfuerzos por seguir adelante, enfrentó múltiples obstáculos, entre ellos la dificultad de encontrar trabajo a medida que envejecía. “Intentar conseguir un trabajo a los 60 años es muy difícil”, lamentó.
La vida de Powter se volvió “horripilante” en 2018. Tras perder su hogar y mudarse a un complejo de apartamentos peligrosos en Las Vegas, comenzó a trabajar como repartidora para Grubhub y Uber Eats, luchando para ganar al menos 80 dólares al día para sobrevivir. “Si la tristeza pudiera matarte, yo estaría muerta”, dice, reconociendo el peso de sus circunstancias. Sus tres hijos no tenían idea de la gravedad de su situación hasta que leyeron su libro.
Como si fuera poco, una crisis de salud en 2023 llevó a Powter a solicitar el Seguro Social. “Ese cheque de 1500 dólares me sorprendió. Quien diga que el dinero no compra la felicidad, miente”, reflexionó. Este alivio financiero le permitió comenzar a ahorrar nuevamente, aunque con un enfoque extremo: “No salgo, no como fuera. Llevo siempre el mismo pantalón de chándal de siete dólares”, compartió con una sonrisa resignada.
Powter está lista para retomar el control de su vida. Con el apoyo de un próximo documental producido por Jamie Lee Curtis, titulado Stop the Insanity: Finding Susan Powter (Detener la locura: Encontrando a Susan Powter), y su reciente libro And Then Em Died... Stop the Insanity! A Memoir (Y Entonces Em Murió... ¡Detén la locura! Un libro de memorias), la gurú del fitness se prepara para relanzar su marca.
“Susan fue una de las primeras verdaderas influyentes al principio de lo que ahora llamaríamos la era de las redes sociales”, afirma Jamie Lee Curtis, productora de un próximo documental sobre la vida de Powter.
De acuerdo con FOX Business, la gurú fitness planea una gira por el país en un RV, donde espera conectarse con mujeres que han enfrentado dificultades similares. “Quiero hablar con el mundo, quiero escribir libros, quiero un dentista”, dice con determinación. “Siento la posibilidad de posibilidades. Me siento agradecida y llena de esperanza”, concluyó.