Un análisis reciente realizado por científicos independientes reveló que la exposición a neonicotinoides, una clase de pesticidas ampliamente utilizados en Estados Unidos, podría afectar el desarrollo cerebral de los humanos de manera similar a la nicotina.
Los efectos pueden incluir la reducción significativa del tejido cerebral, la pérdida de neuronas y posibles consecuencias a largo plazo en la salud, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y una disminución en las habilidades motoras.
Los neonicotinoides son una clase de insecticidas que actúan sobre el sistema nervioso de los insectos, provocando convulsiones, parálisis y, finalmente, la muerte. Sin embargo, su estructura química es muy parecida a la de la nicotina, lo que ha llevado a los científicos a investigar su impacto en los neurotransmisores humanos, responsables del desarrollo del sistema nervioso.
Según Nathan Donley, coautor del informe y miembro del Centro para la Diversidad Biológica, la exposición a estos pesticidas puede causar efectos preocupantes en los niños en desarrollo, según explicó al diario británico The Guardian.
El informe, que también contó con la colaboración del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales y Food & Water Watch, destaca que las consecuencias incluyen la ralentización de los reflejos auditivos, problemas de comportamiento y un retraso en la maduración sexual de los hombres.
“Si estás embarazada o planeas estarlo, puedo decir con certeza que los niveles actuales de exposición humana, considerados seguros por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), no protegen adecuadamente a tu futuro hijo”, afirmó Donley con indignación.
A pesar de las advertencias de los científicos, la EPA ha sido criticada por apoyarse en investigaciones proporcionadas por la industria del pesticida, que, según el informe, ha omitido datos clave o no ha cumplido con los requisitos necesarios. Esto ha llevado a la EPA a sacar conclusiones que favorecen a la industria, en lugar de establecer regulaciones más estrictas que protejan la salud pública, especialmente la de los niños.
Los residuos de neonicotinoides son comunes en productos agrícolas y su presencia en el agua potable, la sangre y la orina de las personas ha alcanzado niveles alarmantes. Un estudio reciente encontró rastros de estos químicos en el cuerpo de más del 95% de las mujeres embarazadas analizadas.
Aunque los trabajadores agrícolas están expuestos a mayores concentraciones de estos pesticidas, el hecho de que sean solubles en agua y puedan filtrarse fácilmente en el suelo y en los ríos, los convierte en una amenaza también para la población en general. Los neonicotinoides se encuentran comúnmente en el agua potable y en los alimentos.
La EPA, por ley, debe revisar la seguridad de los pesticidas cada 15 años. El análisis de los neonicotinoides forma parte de este proceso, y Donley y su equipo revisaron los datos proporcionados por la industria, los cuales servirán de base para establecer las nuevas regulaciones. Sin embargo, según el informe, la industria no proporcionó datos sobre los niveles de exposición bajos y medios que son más comunes en alimentos y agua, a pesar de que la EPA los solicitó.
Aun así, la EPA parece estar dispuesta a avanzar con nuevas regulaciones sin los datos completos y ha afirmado que las exposiciones de nivel bajo y medio son seguras. “La estrategia de las compañías de pesticidas parece ser ignorar a la EPA, y en lugar de enfrentar consecuencias, la EPA simplemente se encoge de hombros y les da el visto bueno”, señaló Donley.
En un caso, un científico de la EPA planteó preocupaciones sobre los efectos neurotóxicos de los neonicotinoides, pero la administración de la agencia desestimó las advertencias y adoptó un análisis estadístico que afirmaba que las dosis bajas no tenían efectos neurotóxicos.
El porqué de la falta de exigencia de la EPA para obtener más datos sigue siendo incierto, pero este incidente se suma a una serie de controversias relacionadas con la división de pesticidas de la agencia, acusada de tener lazos con los fabricantes de pesticidas y de depender económicamente de ellos. “Es evidente que la industria está manipulando el sistema y no hay nadie que los esté confrontando”, concluyó Donley.
Los neonicotinoides no solo representan una amenaza para los humanos, sino que también han sido vinculados con la destrucción de polinizadores esenciales como las abejas, cuyo declive ha sido alarmante en los últimos años.
La creciente evidencia sobre los riesgos asociados a estos pesticidas ha impulsado a los defensores del medio ambiente y la salud pública a exigir regulaciones más estrictas y una mayor transparencia por parte de la EPA y las empresas fabricantes.