Huracanes más intensos y rápidos: el impacto del cambio climático en el Atlántico

La temporada de huracanes del Atlántico de 2024 ha mostrado un patrón de actividad inusual, con un total de 13 tormentas nombradas hasta la fecha, de las cuales 9 han alcanzado la categoría de huracán y 4 han sido clasificadas como huracanes mayores. Según NBC Miami, esta etapa ha sido caracterizada por su variabilidad, con dos ciclones de categoría 5, lo que indica un aumento en la intensidad de los ciclones en comparación con los promedios históricos.

Hasta ahora, Florida ha enfrentado la embestida de tres ciclones tropicales, lo que ha puesto a prueba su capacidad de respuesta a desastres. El huracán Milton, uno de los más recientes, ha causado 24 muertes y ha afectado gravemente la infraestructura en varias áreas del estado, de acuerdo con NBC Miami. La actividad de la temporada se ha visto marcada por un intervalo de calma, aunque se están monitoreando dos áreas de desarrollo que podrían dar lugar a nuevas tempestades.

La medida de energía ciclónica acumulada (ACE) para 2024 se sitúa en 140.6, cifra que se aproxima al umbral de 159.6, el cual categoriza la etapa como “extremadamente activa”. Este indicador es utilizado por los meteorólogos para evaluar la actividad ciclónica en función de la fuerza y duración de las tormentas, según NBC Miami. Un incremento en el número de borrascas con alta duración o intensidad podría elevar esta cifra.

En el contexto de la actividad reciente, los ciclones Helene y Milton se formaron en un período breve, lo que generó inquietudes en torno a la capacidad de las comunidades para prepararse adecuadamente. Estos ciclones se desarrollaron en aguas oceánicas excepcionalmente cálidas, lo que ha sido atribuido al calentamiento global, de acuerdo con BBC. Las temperaturas del océano en la región de desarrollo de huracanes han sido aproximadamente 1 °C más altas que el promedio de 1991-2020.

El ciclón Beryl, que se formó el 2 de julio, se convirtió en el ciclón de categoría 5 más temprano registrado en el Atlántico, según BBC. Desde entonces, la temporada ha visto un aumento en la formación de tempestades, a pesar de un inicio relativamente lento. Este patrón de intensificación rápida ha sido documentado por estudios recientes, que indican que las tormentas pueden intensificarse en menos de 24 horas bajo condiciones favorables.

Los científicos han señalado que la variabilidad de la actividad ciclónica en 2024 no solo se debe a las temperaturas del océano, sino también a otros factores atmosféricos. Por ejemplo, el monzón de África occidental y la presencia de polvo del Sahara han influido en la formación de tormentas, creando condiciones menos favorables en algunos momentos de la campaña, según BBC. A pesar de estos desafíos, las altas temperaturas de la superficie del mar siguen siendo propicias para la formación de nuevos ciclones tropicales.

A partir de finales de septiembre, seis depresiones tropicales se formaron en rápida sucesión, lo que resultó en un incremento notable de la actividad ciclónica. De estas, cinco alcanzaron la categoría de ciclón y se caracterizaron por lo que se conoce como “intensificación rápida”, según BBC. Este fenómeno, que se presenta cuando la velocidad máxima sostenida del viento de un ciclón aumenta al menos 30 nudos en un período de 24 horas, ha sido considerado especialmente peligroso.

El ciclón Milton, en particular, mostró un aumento sobresaliente, con un incremento de más de 144.84 km/h en 24 horas, estableciendo uno de los registros más altos en este aspecto, según BBC. La trayectoria de Milton, que se dirigió hacia el este a través del Golfo de México, fue inusual para un ciclón de categoría 5, siendo esta una región generalmente menos propensa a experimentar tempestades de tal fuerza.

Los meteorólogos continúan vigilando las condiciones atmosféricas en la región del Atlántico. Actualmente, se observa una zona de tormentas eléctricas sobre las islas de Cabo Verde, la cual tiene potencial para convertirse en otra tormenta tropical, según BBC. La formación de nuevas borrascas dependerá de que se mantengan las condiciones atmosféricas favorables, algo que no es fácil de predecir.

La etapa de huracanes de 2024 también ha sido objeto de investigación por parte de expertos en calentamiento global. Los datos sugieren que los efectos del cambio climático están amplificando la fuerza y frecuencia de los ciclones. Los estudios indican que el calentamiento de los océanos está contribuyendo a una mayor probabilidad de que se produzcan tempestades más fuertes y de rápida intensificación, según BBC.

A medida que la etapa de ciclones se aproxima a su final, se espera que la actividad continúe. Las proyecciones meteorológicas indican que la llegada de un frente frío podría ayudar a estabilizar las condiciones atmosféricas, reduciendo así la probabilidad de nuevas borrascas, de acuerdo con NBC Miami. Sin embargo, la historia muestra que las tempestades pueden ocurrir incluso en los últimos meses de la etapa.

La temporada de huracanes de 2024 se encuentra en una fase crítica, con un aumento notable en la actividad y la fuerza de las tempestades. El impacto del calentamiento global y las condiciones atmosféricas actuales son factores clave que determinan el comportamiento de los ciclones en la región.