El consumo de marihuana legal, que ha sido promovido como una opción más segura y regulada en varios estados de EE.UU., está enfrentando un grave problema de salud pública: la presencia de moho peligroso.
Aunque los estados han implementado normativas para obligar a los cultivadores a realizar pruebas en laboratorios, un análisis del Wall Street Journal (WSJ) reveló que muchos de estos laboratorios parecen estar aprobando muestras contaminadas justo por debajo de los límites legales, lo que sugiere una manipulación de los resultados.
Moho y riesgo para la salud
El moho prospera en las condiciones húmedas que requiere el cultivo de marihuana, y ciertos tipos, como el Aspergillus y el Fusarium, pueden ser extremadamente peligrosos para la salud humana. Inhalar esporas de estos hongos puede causar infecciones graves, respuestas inmunológicas peligrosas e incluso la muerte en algunos casos.
Según una revisión de seguros realizada en 2020, los usuarios de marihuana tienen casi cuatro veces más probabilidades de infectarse con hongos como el Aspergillus en comparación con quienes no la consumen.
El profesor Zamir Punja, experto en biotecnología vegetal en la Universidad Simon Fraser, explicó al WSJ que las esporas de estos hongos son tan pequeñas que al inhalarlas pueden alojarse fácilmente en los pulmones, lo que agrava el riesgo.
Análisis de los resultados de las pruebas
El análisis de más de dos millones de resultados de pruebas de moho en nueve estados, entre ellos Colorado, Massachusetts y Rhode Island, mostró un patrón inquietante: una cantidad desproporcionada de muestras fueron aprobadas con niveles de moho justo por debajo del límite legal.
Este patrón sugiere que los laboratorios podrían estar manipulando los resultados para evitar que las muestras sean rechazadas. Los expertos, como Joseph Hogan, bioestadístico de la Universidad de Brown, afirman que este tipo de resultados no se esperaría en un sistema que realiza pruebas de manera imparcial.
En Colorado, los laboratorios fueron cuatro veces más propensos a reportar resultados justo por debajo del límite legal que por encima de él. Massachusetts y Rhode Island mostraron patrones similares. Si bien el Departamento de Ingresos de Colorado asegura que monitorea y audita de cerca a los laboratorios, las explicaciones de otros estados, como Massachusetts, sugieren que factores ambientales y diferentes métodos de prueba podrían estar contribuyendo a estos resultados atípicos.
Por otro lado, Maryland aumentó en 2021 su límite legal de moho en un factor de 10, lo que provocó un aumento proporcional en las concentraciones reportadas por los laboratorios del estado. Las autoridades en Maryland afirman que sus estándares de prueba están en constante evolución.
Laboratorios bajo presión
Los datos recopilados entre 2014 y 2024 revelaron que aquellos laboratorios que detectaron menos moho incrementaron en un 28% la cantidad de muestras que analizaron al año siguiente. Por el contrario, los laboratorios que reportaron más contaminación vieron una disminución del 50% en el número de muestras que recibieron.
Un caso significativo fue el de Trulieve, una empresa que operaba una planta en Holyoke, Massachusetts, donde el laboratorio Steep Hill aprobó el 80% de sus muestras entre mayo de 2021 y enero de 2022. El índice de fallos de Trulieve por contaminación con moho en ese laboratorio fue seis veces menor que el de otros laboratorios que procesaron el resto de sus muestras, según el WSJ.
Sin embargo, este bajo índice de fallos coincidió con la muerte de Lorna McMurrey, una trabajadora de la planta, quien sufrió un ataque asmático fatal en enero de 2022. La familia de McMurrey ha presentado una demanda por homicidio culposo, alegando que el moho en la planta contribuyó a su ataque respiratorio.
Un sistema deficiente y en evolución
La falta de un estándar nacional para las pruebas de marihuana es otro de los problemas clave. Actualmente, los estados establecen diferentes límites de contenido de moho y utilizan una variedad de métodos de prueba.
Algunos laboratorios utilizan cultivos de laboratorio para detectar microorganismos vivos, mientras que otros emplean pruebas de PCR para buscar huellas genéticas de mohos y levaduras. Solo unos pocos estados supervisan los métodos que utilizan los laboratorios, lo que genera discrepancias en los resultados.
David Miller, profesor en la Universidad de Carleton, advierte que la falta de investigación sobre el cultivo de marihuana y sus riesgos para la salud a largo plazo es preocupante. “Estamos llevando a cabo un gran experimento sin suficiente conocimiento”, señaló.