Un restaurante en Hudson, Massachusetts, ha sido el centro de una intensa controversia tras recibir amenazas que forzaron su cierre temporal. Estas surgieron luego de que el establecimiento atendiera a un grupo de recreadores históricos de la Segunda Guerra Mundial, dos de los cuales vestían uniformes de las SS nazis, un hecho que desató una ola de críticas y reacciones en la comunidad local.
El incidente tuvo lugar el sábado 12 de octubre por la noche en el restaurante Kith and Kin, un popular local de comida en Hudson. Un grupo de historiadores y recreadores históricos del Museo del Patrimonio Americano (American Heritage Museum), situado en la misma localidad, acudió a cenar tras una recreación histórica, según un informe de CBS News.
Entre los asistentes, cuatro vestían uniformes de soldados estadounidenses, uno de enfermera militar y dos llevaban uniformes de las SS nazis, una unidad militar que estuvo al servicio del Tercer Reich y cuyos crímenes están ampliamente documentados.
Disculpa pública del restaurante
Tras el suceso, las redes sociales se llenaron de críticas hacia el restaurante por haber permitido que los individuos vestidos con uniformes nazis permanecieran en el local sin cuestionar su atuendo. Como respuesta, los dueños del restaurante publicaron una disculpa en su página de Facebook el domingo, reconociendo su error y asegurando que no era su intención ofender a la comunidad.
“En retrospectiva, debimos haberles pedido que se cambiaran antes de ser sentados. A pesar de que sabíamos que eran recreadores históricos, en un momento en el que los actos de violencia antisemita siguen en aumento, deberíamos haber considerado que otros comensales no estarían al tanto del contexto de la recreación de la Segunda Guerra Mundial”, afirmaba el comunicado citado por el mismo medio.
Los dueños continuaron subrayando que jamás permitirían la entrada de personas que mantuvieran creencias antisemitas y que, como negocio familiar, se esfuerzan a diario por aprender y mejorar. “Anoche fallamos y pedimos disculpas profundamente”, concluyó la publicación.
Amenazas y cierre temporal
A pesar de la disculpa pública, la situación escaló rápidamente cuando el martes 15 de octubre, dos días después del incidente, el restaurante anunció que se vería obligado a cerrar temporalmente debido a una oleada de amenazas y acoso hacia el personal. En otro mensaje en Facebook, los propietarios informaron que el establecimiento permanecería cerrado ese día para garantizar la seguridad de sus empleados.
“Después de las noticias emitidas anoche, nuestro restaurante ha sido blanco de un aumento en el acoso y las amenazas. Por lo tanto, por la seguridad de nuestro personal, lamentablemente cerraremos hoy, martes 15 de octubre”, detallaron en su comunicado.
Aunque el restaurante reabrió sus puertas el miércoles, los propietarios declinaron hacer comentarios adicionales cuando fueron contactados por la prensa local.
Reacciones desde el Museo del Patrimonio Americano
Por su parte, el Museo del Patrimonio Americano, del cual provienen los recreadores históricos que participaron en la cena, también emitió un comunicado en el que abordaron la controversia. El museo, especializado en la preservación de la historia militar de Estados Unidos, dejó claro que no aprueban el uso de uniformes nazis fuera de un contexto estrictamente educativo o histórico.
“Hay que poner esto en contexto. Estamos en un momento en el que los actos de violencia antisemita están en aumento, cuando los neonazis han tomado las calles, y el Holocausto sigue siendo negado. Así que usar uniformes alemanes en un espacio público es más que un simple desliz. Es repugnante”, expresó Gary Lewi, miembro del consejo del museo, en una entrevista con la cadena WBZ-TV.
Lewi también señaló que el museo tiene estrictos protocolos sobre el uso de uniformes en sus instalaciones y que nunca permiten el uso de uniformes con insignias de las SS en su propiedad. “No existe fuera del campo de recreación, y por eso hay protocolos rigurosos sobre qué usar, cuándo usarlo y cómo usarlo, protocolos que claramente fueron violados”, afirmó.
No obstante, Lewi subrayó que aunque lo sucedido fue una falta de criterio, no lo consideraba un crimen de odio. “No es un crimen de odio, es una tontería”, dijo, sugiriendo que los recreadores históricos probablemente no calcularon el impacto que su atuendo tendría fuera del contexto de la representación que suelen llevar a cabo. El Museo del Patrimonio Americano anunció también que endurecerá las normas sobre el uso de ropa y las consecuencias para quienes no las cumplan.