En las últimas semanas, Carolina del Norte se ha enfrentado a un desafío monumental tras el paso devastador del huracán Helene. En una reciente conferencia de prensa, el gobernador Roy Cooper reveló que, a la fecha, 92 personas siguen desaparecidas en el estado. Esta cifra resalta la magnitud de la tragedia que dejó la poderosa tormenta que arrasó la región occidental del estado, un área que no suele experimentar este tipo de fenómenos naturales con tanta intensidad.
Helene, que hizo su aparición el 26 de septiembre como un huracán de categoría 4, tocó tierra en la costa del Golfo antes de avanzar hacia el sureste de Estados Unidos. En su trayectoria, provocó la muerte de al menos 118 personas en Carolina del Norte, lo que representa casi la mitad de las 243 víctimas fatales reportadas en varios estados afectados por la tormenta.
Las lluvias torrenciales y los vientos históricos impactaron severamente una región que, por lo general, no está preparada para enfrentar tales condiciones climáticas. Las inundaciones y deslizamientos de tierra destruyeron carreteras, dejando a ciudades enteras aisladas de la ayuda externa durante días.
En un esfuerzo por ayudar a las comunidades afectadas, el gobernador Cooper se ha coordinado con diversas agencias, incluyendo la Guardia Nacional, el Departamento de Seguridad Pública y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Durante la conferencia, enfatizó que el número de desaparecidos podría cambiar a medida que las operaciones de búsqueda y rescate continúan. “Quiero advertir que no se trata de un recuento definitivo, porque el grupo de trabajo continúa su labor”, dijo Cooper. “El número seguirá fluctuando a medida que lleguen más informes y se resuelvan otros”, citó NBC News.
Además de los desafíos logísticos que presenta la catástrofe, el gobernador también abordó un problema crítico: la propagación de desinformación. Este fenómeno ha complicado los esfuerzos de rescate y ayuda, creando un ambiente de confusión y desconfianza entre la población. Cooper informó que su administración ha recibido informes de amenazas a los trabajadores de emergencia, incluidos miembros de la FEMA, por parte de grupos armados que han surgido en medio del caos.
“La respuesta al huracán Helene ha sido fuerte, pero el flujo persistente y peligroso de información falsa no solo lleva a amenazas e intimidaciones, sino que también desanima a los sobrevivientes y los trabajadores de respuesta”, comentó Cooper.
Para abordar esta situación, ha ordenado al Departamento de Seguridad Pública que coordine asistencia policial para proteger a los equipos de la FEMA y otros trabajadores que están en el terreno, ayudando a asegurar su seguridad mientras realiza su labor vital, “a fin de garantizar su seguridad y protección para que la gente pueda seguir recibiendo la ayuda que necesita desesperadamente”, añadió Cooper.
De igual manera, Deanne Criswell, administradora de la FEMA, hizo eco de la preocupación del gobernador. Expresó su desazón al ver cómo la desinformación puede tener un impacto tan negativo en la recuperación y en la moral de los equipos que están allí para ayudar. “Es desgarrador ver palabras o actos de odio hacia cualquiera, especialmente hacia los federales que están aquí para ayudar en un momento crítico”, dijo Criswell.
Para contrarrestar las amenazas, la FEMA ha implementado cambios operativos temporales para proteger a su personal, aunque las operaciones de rescate y ayuda han continuado. Criswell aseguró que más de 2.000 trabajadores federales están actualmente en Carolina del Norte, listos para brindar asistencia a las comunidades afectadas. “La desinformación no nos detendrá en nuestra misión de ayudar a las personas. Punto”, afirmó la funcionaria.