La temporada de huracanes en el Atlántico inició el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) anticipó una temporada “por encima del promedio”, con unas 17 y 25 tormentas con nombre, entre ellas, Milton, que se prepara para llegar a Florida tras ser declarado un fenómeno de categoría 5.
Cómo se determinan las categorías de los huracanes
CBS News informó que las tormentas mayores son aquellas que alcanzan las categorías 3, 4 o 5, debido al “potencial de pérdida significativa de vidas y daños”. La escala Saffir-Simpson califica a los fenómenos en cinco niveles basándose en sus velocidades sostenidas del viento, proporcionando una estimación de los posibles daños a propiedades.
Los huracanes de los primeros dos niveles también son considerados peligrosos y requieren medidas preventivas. Para huracanes de categoría 1, con vientos de 119-153 km/h, los “vientos muy peligrosos producirán algunos daños”, mientras que en la categoría 2, con vientos de 154-177 km/h, se anticipan “vientos extremadamente peligrosos que causarán daños extensos”.
En la categoría 3, con vientos de 178-208 km/h, se prevén “daños devastadores”. La categoría 4, que incluye velocidades de 209-251 km/h (130-156 mph), conducirá a “daños catastróficos”, mientras que la devastadora categoría 5, con vientos de más de 252 km/h, resultará en “daños catastróficos”, donde una “alta proporción de casas enmarcadas será destruida”.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) indicó que tormentas notables de categoría 5 incluyen al huracán Andrew, de 1992, y al Huracán Irma, de 2017, que devastó varias islas del Caribe.
El NHC señaló que aunque hay discusión sobre la necesidad de introducir una categoría 6 para tormentas más intensas, tal categoría no se ha definido oficialmente, a pesar del interés generado por los eventos extremos de 2017. Con el aumento de la frecuencia e intensidad de las tormentas, algunos científicos del clima sugieren que las categorías actuales podrían no ser suficientes para las tormentas cada vez más extremas.
El análisis continuo y el monitoreo del avance de la temporada de huracanes es crucial, pues proporciona una guía sobre las medidas que se deben adoptar para proteger vidas y propiedades. Los antecedentes de cada categoría, como el impacto histórico de tormentas devastadoras en regiones específicas, ofrecen una visión clara de la importancia de prepararse adecuadamente para enfrentar estos fenómenos climáticos.
Así, se subraya la relevancia de entender y respetar la escala Saffir-Simpson, no solo por su papel en la clasificación de huracanes, sino también por su utilidad en la planificación de respuestas de emergencia y la elaboración de políticas de mitigación de desastres.
El entendimiento adecuado de las categorías y los pronósticos permite a las comunidades costeras y gobiernos actuar con rapidez y eficacia ante la llegada de una tormenta, minimizando riesgos y optimizando recursos. Esta información es vital no solo para el ámbito gubernamental y de protección civil, sino también para los ciudadanos que deben saber cómo prepararse ante una amenaza inminente.
Con estas predicciones y clasificaciones en mente, es esencial que la población se mantenga informada a través de fuentes confiables e inmediatas, como lo son las actualizaciones diarias y alertas del NHC, que pueden marcar la diferencia entre la seguridad y el peligro durante estos eventos extraordinarios.
Cuáles fueron los huracanes más fuertes en tocar Estados Unidos
Los 4 huracanes más intensos que han tocado territorio de Estados Unidos son: el Huracán del Labor Day de 1935, en la categoría 5, con vientos máximos de 295 km/h que azotó las Florida Keys en Florida y fue uno de los más mortíferos con más de 400 fallecidos; el Huracán Camille de 1969, en la categoría 5 con vientos de 305 km/h que provocó una destructiva marejada ciclónica de más de 7 metros en algunas zonas costeras de Mississippi y Luisiana.
El Huracán Michael de 2018 en la categoría 5 con vientos máximos de 257 km/h que fue el más potente en tocar tierra en el noroeste de Florida; y el Huracán Andrew de 1992 en la categoría 5 con vientos de 265 km/h que causó daños catastróficos en áreas residenciales y dejó decenas de miles de personas sin hogar en Miami-Dade County, Florida.