Amanda Hovanec, una mujer de Ohio de 37 años, fue sentenciada a 40 años de prisión tras ser declarada culpable de inyectar un potente veneno que resultó en la muerte de su esposo, Timothy Hovanec, durante un intercambio de custodia en 2022. Según informó People, la mujer había admitido ser autora de varios delitos, incluyendo la distribución de una sustancia controlada que provocó el fallecimiento del padre de sus tres hijas.
El crimen ocurrió en Wapakoneta, y fue capturado por la cámara del tablero del auto del difunto. Después de inyectarlo con M-99 o Etorfina, una droga significativamente más potente que la morfina usada en medicina veterinaria, Amanda enterró a su esposo en un bosque cercano. La fiscal federal, Rebecca Lutzko, describió este acto como “fríamente calculado y cruel”.
La relación entre la pareja culminó en 2020, cuando regresaron a los Estados Unidos después de vivir en Sudáfrica por razones laborales del fallecido. En dicho país, Amanda conoció a Anthony Theodorou.
Según Law & Crime, este último proporcionó la sustancia un mes antes del asesinato mientras estaba en Ohio y jugó un papel activo en el entierro posterior. Documentos judiciales revelaron que la sentenciada contempló el asesinato de Timothy durante al menos un año, incluso llegó a considerar contratar a un sicario.
El día del asesinato, la mujer le dijo a los niños que había “una sorpresa para ellos dentro” de su casa, poco antes de atacar a su padre mientras descargaba las sillas de auto en el garaje. “¿Qué demonios estás haciendo? ¿Me atacaste?”, exclamó la víctima, antes de ser sometido por su exesposa, quien lo estranguló hasta dejarlo inconsciente en el suelo de la entrada. La agresora después apagó el vehículo y se apoderó del teléfono y el reloj inteligente de su pareja.
La disputa de custodia, que había escalado en complejidad, culminó en esta tragedia. Durante el proceso judicial previo, el hombre había sido declarado padre residente y custodio legal de las niñas para el verano de 2022, un acuerdo que no llegó a formalizarse.
Amanda inicialmente negó su participación en la desaparición de Timothy, pero terminó confesando ante la evidencia contundente del video. Según un documento del tribunal citado por People, ella mostraba un “desprecio total” por el impacto de sus acciones en sus hijas.
Anita Green, madre de Amanda y cómplice en el crimen, también fue sentenciada a diez años de prisión tras habérsele imputado el cargo de ser cómplice después de los hechos. Según Law & Crime, el juez federal James Knepp II expresó que “ayudó a facilitar un asesinato, no solo después de los hechos”. Mientras tanto, Theodorou, el tercer implicado, está a la espera de ser sentenciado.
Las autoridades destacaron la naturaleza calculada del asesinato, subrayando que los culpables habían preparado la tumba antes del crimen. Green fue clave en la logística posterior, transportando el cuerpo al lugar de entierro. La evidencia presentada en los tribunales ilustra cómo la combinación de ambiciones personales, una tensa batalla legal por la custodia, y las relaciones extramatrimoniales condujeron a un acto de tal magnitud.
El tribunal también ordenó a la mujer pagar más de dos millones de dólares estadounidenses en concepto de restitución, y le impuso diez años de libertad supervisada una vez cumplida su condena.